Texto anónimo

Mientras tomábamos un café, mi compañera me decía que es normal que sintamos odio hacia “ellos”, mientras todas las cadenas de televisión nos machacaban con gritos y polvo de belgas desconcertados y aterrados tras una explosión en el aeropuerto. Pues no. No es normal. Yo odio a los que venden las armas y luego se disfrazan con la piel de cordero del “je suis”, y odio a los que nos movilizan y nos taladran a través de cada puto medio de comunicación, visibilizando el mundo terrorista y dibujando caras de moros barbudos horribles que nos quieren matar a nosotros, a los blancos y limpios occidentales burguesitos. Y esos medios, son los mismos que invisibilizan otras muertes, muertes de segunda clase que solo aparecen entre las migajas de páginas de sucesos o publicidades de fruterías y prostíbulos de algún periódico de segunda división, como las muertes por violencia machista (que también son terrorismo, de hecho, el que potencialmente puede ejercer la mitad de la población sobre la otra mitad), o de las vidas perdidas en el éxodo de los sirios cual holocausto nazi, o los palestinos muriendo cada puto día de sus vidas a manos de armas vendidas por los pobrecitos occidentales, que son los mismos que luego los deportan matando así, a niños, mujeres y hombres, matando un futuro de una sociedad… Pero claro, ahora toca “je suis Bélgica, puto moro de mierda”, y que Facebook, tan en la cresta de la ola de lo que “debe ser” con la doble moral que nos encanta desde nuestros confortables sofás, nos ofrezca la posibilidad de tunear nuestros perfiles con la banderita de turno. Porque ahora toca el “je suis”. “Je suis peligrosamente manipulable”.