Creando vida
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Sara Sánchez
En una etapa de mi vida en que mis amistades están enfocadas en la vivencia de su embarazo o en el cuidado de sus pequeñ@s, me he visto innumerables veces ya, enfrascada en diálogos sobre si es o no lo mejor de la vida, forzada a explicar que no me lo planteo, por mucho que afirmen con orgullo que es algo que HAY QUE vivir (¿según quién?) y ahí he estado yo, en cada una de esas curiosas conversaciones, intentando explicar, de una forma humilde entre tanto despliegue de esplendor que no, que no me veo….
-A veces les digo que siento que mi cuerpo no está preparado para llevar a una criatura dentro, ni para parirla (qué dolor, qué miedo!). Digo esto a pesar de que, no vivo en una burbuja en la que no me exponga a riesgos, nada más lejos de la realidad… de momento viajo en coche a diario, exponiéndome a esa gran lacra que en España ha dejado 1126 muert@s en 2015.
-Les digo también que antes de quedarme embarazada para traer al mundo otra criatura, adoptaría o acogería a una que ya esté entre nosotros y necesite una familia. Digo esto a pesar de que no he dedicado ni un minuto aún a informarme sobre estos procedimientos.
-Afirmo tranquilamente que ni mi pareja ni yo, tenemos una situación cómoda a nivel económico ni laboral. Sin embargo creemos que no es dinero lo que más se necesita para educar a un/a niño/a.
-No dejo de explicar que de momento no me visualizo criando y dedicándome plenamente a la vida de un ser que no existe, sin embargo, sí me emociono y siento que estoy “creando” cuando en mi trabajo y en mi vida aporto algo a alguien, cuando comparto un espacio en el que la persona puede dar forma, curar o descubrir aspectos de su vida que le generan bienestar, un espacio en el que nuevamente descubro las pequeñas-grandes cosas de esta vida, un espacio en el que no dejo de aprender, crecer y sentirme viva.
Lo que me lleva a concluir que la respuesta es No.
No es que le tenga miedo a los riesgos que suponen un embarazo o un parto, no es que de momento no me vea implicándome totalmente en una persona, no es que vaya ya a adoptar a un/a niñ@, no es que quiera evitar los riesgos del embarazo/parto, no es que mi situación económica sea lo que importa… o no es ninguna de ellas la razón principal por la que no tengo hij@s, es tan sencillo como que no quiero, sin coletillas, sin explicaciones.
De lo que no era consciente, es del esfuerzo que he estado haciendo para encontrar justificaciones y para en cierto modo defenderme, no era consciente de estar inmersa en un círculo que no tiene fin. Un círculo de improvisados argumentos que no acaba mientras sigamos guiándonos por los cánones sociales que si no los cumplimos, parece que tenemos que sentirnos fracasad@s, y empujad@s por tanto a argumentar por qué hemos cometido semejante “desviación” de lo que “toca”.
No acaba, no funcionan estos esfuerzos, y si lo hacen es aparentemente, a través de esa coraza hecha de justificaciones, excusas y argumentos. Vale más la pena tratar de rebobinar, de deshacerte de las metas y las expectativas que otr@s (sociedad, familia, medios de comunicación, etc.) han puesto en ti y de poder así ver sin trozos que no son tuy@s, lo que verdaderamente te llena, lo que verdaderamente quieres crear, lo que te hace crecer y sentir la vida. Pero intenta que esas metas, por muy tuyas que sean, no sean tan idílicas como para no dejarte disfrutar del camino hacia ellas, de un camino durante el cual quizá te des cuenta de que tu meta cambió pero no pasará nada porque YA estás viviendo sin depender de resultados, porque ya estás creando vida.