Bailad, malditos

Bailad, malditos

Tatiana DJ se travistió de hombre durante un año para ser valorada por su música y no por su cuerpo. Las mujeres cada vez ocupan más cabinas, pero DJs con tirón como Lourdes Madow, Las Tea Party y Les Alsborregach coinciden en que ellas siguen contando con un menor reconocimiento. Pese a ello, cada fin de semana llenan pistas de baile, se lanzan al público, lo invitan a despeinarse y destrozan estereotipos. La noche es suya.

25/03/2015
Les Alsborregach, fotografiada por Urtzi Mardaras

Les Alsborregach, fotografiada por Urtzi Mardaras

“Decidí que tenía que parecer un chico y ser todo lo contrario a lo que se pudiera considerar sensual. Me vestí con ropa de tío, me puse peluca, disimulé el pecho con un sujetador deportivo muy apretado y abulté mi entrepierna con relleno”. En ese momento Tatiana se convirtió en Matt Mset, alias Musikillz. Era el año 2006. Después de un año actuando como un hombre, consiguió que el público prestara atención a su música. Entonces decidió que ya era hora de recuperar su identidad.

Aunque parece el argumento de una película, es una historia real y ahora Warner la va a llevar al cine: Tatiana Álvarez, la DJ que tuvo que vestirse de chico para triunfar en la música electrónica.

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Tatiana asegura que cuando está en las cabinas los hombres siempre la miran para comprobar si está realmente pinchando, si sabe cómo manejar el equipo. “Cuando me vestía como un hombre, no me miraban por encima del hombro”

“Estaba de gira y me estaban catalogando como una DJ sexy. Yo no quería ser etiquetada así porque me tomaba en serio lo que hacía. Envié una demo a mi representante con mis propias producciones. Los productores oyeron la mezcla y dijeron que me iban a contratar pero cuando mi representante les dijo que yo era una chica dijeron que a la mierda, que había llegado donde estaba por cómo vestía. Cuando me enteré, me puse furiosa porque había trabajado mucho”, relata.

Tatiana bebió música desde que era niña. Su tío abuelo formaba parte de la banda que tocaba con Celia Cruz, su tío era guitarrista y su abuela cantante. Con 17 años decidió su camino: “Todos los que pinchaban eran chicos pero yo quería hacer eso. Me compré una mesa y aprendí sola”. Estudió derecho para satisfacer a su familia y se unió a un grupo de disc-jockeys femeninas nada más graduarse. Después de trabajar junto a Dj Diamond y hacer una gira de la mano de Hot Import Nights, decidió que pasaba de embutirse en vestidos ajustados y de calzarse tacones de aguja. Quería dejar de ser sexy y lograr que le valorasen por su talento.

Es una Emily Brönte del siglo XXI. Como la escritora, masculinizó su nombre y su aspecto para lograr reconocimiento. Entonces consiguió que el público dejase de mirar su cuerpo y pasase a escuchar sus canciones. Con peluca, barba y pantalones anchos, el trabajo le llovía y empezó a encontrar el reconocimiento que no lograba con falda. Esta cubana que vive a caballo entre Las Vegas y Los Ángeles, ya usa su verdadero nombre para pinchar. “Cuando eres una mujer, siempre hay personas que analizan lo que haces y que piensan que eres estúpida. Cuando eres un hombre, simplemente te dejan en paz”, lamenta.

Ahora, los productores Brian y Mike Medavoy (responsable de la producción de ‘Shutter Island’ o ‘Cisne Negro’) van a llevar su pequeña lucha a la gran pantalla. Ella misma supervisará la banda sonora de la película. “Hay un montón de mujeres DJs ahora, pero no ganan mucho dinero. Se nos pide más y si llegamos a lo más alto somos sospechosas”. Tatiana asegura que cuando está en las cabinas ya vestida como una mujer, los hombres siempre le miran para comprobar si está realmente pinchando, si sabe cómo manejar el equipo. “Cuando me vestía como un hombre, los otros chicos no me miraban por encima del hombro”, declara.

Irati Etxebarria tiene la misma impresión. Esta bilbaína de 27 años lleva cinco años pinchando música de los 80, 90, rock, indie, indie rock, electro… Tras los platos es Les Alsborregach y cada semana pone a bailar a toda la sala Stereorocks. “Hay algunos hombres que cuando ven pinchar a una mujer están pensando ‘a ver qué hace esta tía’ y eso, cuando pincha un hombre, no pasa”. Aterrizó en esto por casualidad: “Salía por el Casco Viejo de Bilbao y no me gustaba la música que ponían por ahí. Así que decidí que yo ponía la música. Eme Dj y Lourdes Madow eran referentes para las chicas en aquel momento”. Controladora y ordenador en ristre, ha pinchado en infinidad de discotecas, pubs y festivales internacionales, espacios que siguen “muy masculinizados”:

Les Alborregach narra situaciones que “nunca le ocurrirían a un tipo”: “Como que un tipo me haga gestos obscenos o insinuaciones sexuales”

“A nivel amateur este mundo es abierto, pero en España trabajar a lo grande como mujer es más complicado, sobre todo sin un padrino. El público más chapado a la antigua desconfía si ve pinchar a una mujer. Tenemos que estar demostrando que somos capaces de hacerlo bien y también mejor que muchos hombres”, asegura.

Rompiendo clichés

Cada vez son más las que dirigen los designios de las pistas de baile desde las cabinas y los platos. Belen: B-Flecha (de la academia Red Bull), Ellen Alian o Nina Kravitz son Djs mujeres de electrónica. Otros estilos como el Indie cuentan con Eme DJ como representante. Etxebarria insiste en evitar generalizaciones sobre el estilo de las DJs: “Hay tías que son muy cañeras pinchando y tíos muy sensibleros”.

No es la única a los mandos de una discoteca de moda en Bilbao. Otro ejemplo son las Tea Party DJ. Eva y Lorea, de 28 y 24 años empezaron a pinchar en lonjas y fiestas de colegas. Esta es su primera temporada como residentes en la Fever, todo un referente de la noche en Bilbao. Pinchan además en Kubik (Vitoria), y ya han pasado por varios festivales. “Muchas mujeres pinchan en bares pero no tienen la misma visibilidad que ellos. En la lista DJ Mac Vicios Music Award a nivel nacional, todos los nominados son hombres menos Cora Novoa, Eme Dj…”, critican.

Eva y Lorea rompen clichés y destrozan estereotipos con sus shows. Para muestra un botón:

“Nosotras hacemos caña en escena, somos un show. Nos mola el escenario porque se nos ve; tenemos piernas y cuerpo. No hay muchas chicas que hagan lo que hacemos nosotras. Beberly Kills (en Valencia) y Croassants DJ también son así. Se espera que un tío se lance al público pero no que lo haga una mujer. Y flipan con que dos chicas se tiren al público”, relatan.

No se preparan demasiado para salir al escenario, donde han tenido que dar avisos que rompen con los estereotipos: “Nuestros compañeros fueron a peinarse y a prepararse para pinchar”. Y en sus sesiones, animan a las chicas “a estar en primera línea, a dejarse llevar y bailar a lo loco; a que se despeinen como en un concierto de punk”.

Su repertorio, “bastante macarra”, va desde la electrónica, trap, EDM, glitch hop, dub step…. Pinchar en el festival Aquasella fue para ellas todo un logro: eran las únicas chicas que pinchaban ese día. Aunque han sentido mucho apoyo por parte de sus compañeros, detallan las barreras que encuentran en un mundo que sigue siendo muy de hombres: “Pocas veces tienes un baño cerca y si tienes la regla estás jodida. Las mesas son muy altas y te sacan algo para que te subas, en nuestro caso por la estatura”, cuenta Eva.

Tanto Les Alborregasch como las Tea Party coinciden en señalar como referente a Lourdes Madow. Veterana a los platos y agitadora cultural desde los ochenta, Lourdes tiene la perspectiva suficiente para afirmar que “aún queda mucho camino”: “Para una mujer es difícil que se la respete en todos los ámbitos y en todas las profesiones, las mujeres tienen que trabajar el doble para que se las respete, pero eso pasa en la música, en arquitectura o en cocina”, declara. Aunque señala que la presencia de mujeres en carteles y programaciones ha facilitado que ya no extrañe tanto verlas en cabinas, cree que los hombres siguen logrando “un reconocimiento mucho mayor”.

Lourdes Madow: “Hay empresarios que fomentan actitudes machistas, por ejemplo dejando entrar a chicas gratis mientras ellos pagan”

Madow denuncia que “el machismo sigue ahí aunque a veces no nos demos cuenta y pase casi desapercibido, así que claro que hay público machista. Además aún hay empresarios que fomentan estas actitudes machistas, por ejemplo dejando entrar a chicas gratis mientras ellos pagan. En el ámbito profesional veo una cierta condescendencia o paternalismo”. Por ejemplo, cuando trabaja junto a Madelman, bajo el nombre de “La Pareja Más Deseada”, si hay algún problema técnico, el técnico de sonido, empresario o programador se dirige siempre a él aunque sea ella la que pincha en ese momento.

Irati, Les Alborregach, también ha vivido situaciones que “nunca le ocurrirían a un tipo”: “En Sonora me pasó que alguna vez un tipo me hacía gestos obscenos, haciendo guarradas con la boca, insinuaciones sexuales…. Otra vez, un tío pidió una canción y como no se la puse, me apagó toda la regleta y se paró la música. Tengo la sensación de que eso ni se le ocurre hacerlo si el DJ es un tío”. Sin embargo, asegura que nunca ha sentido machismo por parte de los hosteleros que le han contratado. “La noche siempre ha sido más abierta y vemos que la gente nos valora. Los que te exigen el doble por ser chica y te hacen gestos son los que están por educar”, concluye.

Las Tea Party creen que su propuesta sobre el escenario sigue resultando revolucionaria: “La gente flipa con que no vayamos con escote ni cumpliendo los cánones habituales. Nos cambiamos delante de los compañeros, con pachorra y algunos chicos se asustan. Si tú te tomas con naturalidad que tus compis sean chicos la gente lo asume así. Eso sí, a veces flipan cuando ocupamos el mismo espacio que ellos”. Recalcan haber tenido mucho apoyo por parte de compañeros chicos, sobre todo por parte de Suso Kinki, con quién produjeron su primer tema, titulado ‘Chupa cabrón chupa’. “Cañero, ¿verdad?”


She Makes Noise es un evento que comenzó hace un par de años como  un tumblr creado por Natalia Piñuel (Playtime Audiovisuales) y que aterrizó este mes en La Casa Encendida de Madrid. Este espacio aparece para compensar la escasa visibilidad de las mujeres en la música electrónica. Una ausencia injusta y más aún cuando se echa la vista atrás. Durante la II Guerra Mundial, sobre todo en Reino Unido, las mujeres fueron en gran parte las encargadas de operar con nuevas tecnologías como el radar, la radio o las primeras programaciones y supieron ver las posibilidades que abrían dichas tecnologías. A pesar de los caminos abiertos por pioneras como Maryanne Amacher, Yoko Ono, Annea Lockwood, Laurie Spiegel o Pauline Oliveros, las mujeres siguen pintando algo menos que ellos en esta industria, pero lo hacen: ponen a bailar a todo el mundo. Se han quedado fuera de este reportaje muchos nombres. Sentíos todas dentro y, sobre todo; pinchad malditas, bailad malditas.


No te marches, sigue con la música:

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