“Chelsea Manning es una superviviente, pero poner en aprietos al gobierno de Estados Unidos se paga muy caro”

“Chelsea Manning es una superviviente, pero poner en aprietos al gobierno de Estados Unidos se paga muy caro”

Nancy Hollander, abogada de la exsoldado estadounidense condenada a 35 años de prisión por filtrar documentos clasificados que revelan violaciones de derechos humanos, habla de la situación de su cliente en la cárcel, quien demanda poder continuar con su proceso de transición de género.

13/12/2014

Ana Gómez Pérez-Nievas, periodista en Amnistía Internacional España

Nancy Hollander, abogada de Chelsea Manning © Amnistía Internacional

Nancy Hollander, abogada de Chelsea Manning © Amnistía Internacional

Es discreta y elegante, con los ojos muy pequeños. Cuando los abre, permiten ver su color de un azul puro. Imagino cómo debe sentirse cuando los cierre y se meta en la cama tras luchar contra los “malos”. Nancy Hollander es una de las abogadas más destacadas de Estados Unidos en estos momentos y lleva casos de detenidos de Guantánamo. También representa el recurso de apelación de la exsoldado estadounidense Chelsea Manning, condenada a 35 años de prisión por filtrar documentos clasificados que revelan violaciones de derechos humanos cometidas por el gobierno norteamericano.

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Hollander ha venido a España acompañada por Amnistía Internacional para hacer campaña por su defendida, con motivo del 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. La organización ha adoptado el caso, entre otros, de Chelsea Manning, mujer transgénero que ha solicitado tratamiento hormonal en la cárcel.

¿Cómo se encuentra Chelsea en estos momentos?

Ahora mismo se siente bien en la actual prisión, se siente segura. Ya no está esposada, tiene una celda para ella sola donde puede trabajar, tener sus documentos o escribir, y puede llamar a sus abogados. Es una superviviente, pero está pagando un precio demasiado elevado por poner en aprietos a su gobierno.

¿En qué momento se encuentra su caso?

Seguimos pidiendo el indulto pero no sabemos qué va a pasar. El recurso de apelación es un proceso muy largo: se escuchan los argumentos, se presentan nuevos documentos… Pero si perdemos iremos a otro tribunal, y después a otro. Y no pararemos a no ser que nos quedemos sin tribunales a los que recurrir.

A pesar de que antes de ser detenida el propio ejército le diagnosticó “disforia de género”, no está recibiendo el tratamiento hormonal que ha solicitado en prisión, ¿cómo lo está viviendo?

Ha interpuesto una demanda en contra del ejército por no estar siendo tratada como necesita. Por razones de seguridad, lo que siempre dice el gobierno, no puede recibir el tratamiento. Se le permite llevar ropa interior de mujer, pero eso es todo. Si en enero no ha conseguido ningún cambio, vamos a solicitar una audiencia. No quiere una operación para realizar el cambio de sexo, ni trasladarse a una prisión de mujeres, sino el tratamiento hormonal, poder llevar ropa de mujer y dejarse el pelo largo.

En el ejército sus compañeros eran conscientes de que Manning era trangénero, pero le instaron a que guardara silencio y le trataban con desprecio, ¿cómo se siente en la cárcel con el resto de prisioneros?

Bien, cree que a muchos de los internos les gusta su personalidad. No sucede lo mismo con los funcionarios de la prisión, pero Chelsea considera que la mayoría de los presos opina que ha sido valiente por hacer lo que ha hecho y la respetan.

¿Se arrepiente de haber tomado la decisión de sacar a la luz todos esos documentos?

No lo creo. En mi opinión no era consciente de todo lo que le iba a pasar cuando decidió revelar todos esos documentos, pero no se arrepiente, considera que no puedes vivir tu vida pensando en que deberías haber hecho algo y no haberlo hecho. Fue muy valiente y está orgullosa. Tiene motivos para estarlo.

Torturas en Guantánamo

Otro de los motivos de la visita a España de Nancy Hollander es el de pedir a las autoridades españolas que acojan más ex detenidos de Guantánamo. Ella conoce bien la base militar. Ha estado muchas veces visitando ese lugar donde los familiares de militares y presos pueden comer en un MacDonalds y tomar un café del Starbucks antes de entrar en uno de los centros de detención más terroríficos y opacos de la historia contemporánea, un lugar que todavía hoy es considerado un limbo jurídico. Amnistía Internacional, y otras organizaciones, han denunciado torturas sistemáticas y malos tratos contra los detenidos.

Nancy Hollander, durante el acto de Amnistía Internacional por el Día de los Derechos Humanos © Amnistía Internacional

Hollander, durante el acto de Amnistía Internacional por el Día de los Derechos Humanos © Amnistía Internacional

Otro de sus clientes, Mohamedou Ould Slahi, es uno de los presos que ha denunciado más torturas en Guantánamo, ¿en qué situación se encuentra?

No ha sido nunca acusado de un delito reconocido y simplemente deberían dejarle salir. Ahora ya no le torturan, recibe tres comidas al día, pero su situación es insostenible. El gobierno ha tenido mucho tiempo para tratar de “construir” su caso y no lo ha conseguido, así que ya es hora de que se haga justicia. Necesitamos ir a visitarle cada dos meses para asegurarnos de que está bien, porque Chelsea Manning puede llamarme, pero desde Guantánamo sólo tienen derecho a hablar con su familia una o dos veces al año, a través de la Cruz Roja. Sólo puedo contactar con él mediante esas visitas. También puedo escribirle, pero las cartas pasan por Washington, son sometidas a la censura, y tardan casi un mes en llegar a su destino. Yo misma tengo que ir a Washington a recoger las que recibo de él o de otros detenidos allí.

También Chelsea Manning sufrió torturas durante su estancia en la prisión de Virginia, ¿le han quedado secuelas?

Seguro que le dejó alguna marca, por muy valiente que haya sido. Y no había ninguna razón para ese trato tan degradante. En realidad nunca la hay. Una de las situaciones más increíbles fue cuando Chelsea explicó al trabajador social que le visitaba que si hubiera querido suicidarse lo habría podido hacer con algunos de los objetos que tenía: un bolígrafo, con sus zapatos, etc. Así que le quitaron todo lo que tenía. Después se descubrió que era el propio trabajador quien firmaba el documento que la mantenía bajo un régimen de riesgo de suicidio. Tenía que pasar todo el día de pie, a veces desnuda, sin poder ni siquiera apoyarse en la pared. No podía hacer ejercicio, ni leer, porque si conseguía un libro y en un momento dado levantaba la vista le decían: “ah, ya has terminado de leer” y se lo quitaban. No tenía nada que hacer, nada más que pensar y volverse loca.

El Senado de Estados Unidos acaba de publicar un informe sobre torturas de la CIA a los detenidos tras los atentados del 11 de Septiembre, ¿cree que alguien va a ser castigado?

Nadie va a ser castigado. La respuesta es corta: cero.

La condena y la sentencia de Chelsea Manning reflejan una persecución del Gobierno norteamericano contra personas que denuncian irregularidades de su administración mediante el empleo de la Ley de Espionaje, una ley de 1917 destinada a los espías, ¿esperaba otra cosa del Presidente Obama?

Estoy muy desilusionada con Obama, en muchos sentidos. Ha habido más gente acusada bajo la Ley de Espionaje, ha habido más uso de drones y más muertes como consecuencia de ello, más gente deportada. Y no ha cerrado Guantánamo ni ha presionado suficiente para que esto ocurriera. Ha permitido la salida de algunos detenidos, pero no ha sido suficiente. El caso de Chelsea Manning es en realidad algo que nos puede pasar a cualquiera. Porque no es sólo la ley, sino cómo la interpreta, y por lo tanto cualquier persona que ponga en aprietos los intereses de Estados Unidos puede pagarlo muy caro. Y Chelsea avergonzó al Gobierno. Ni el gobierno de Estados Unidos, ni ningún otro sufrieron daños por lo que ella filtró, pero los cables, los vídeos, la repercusión mundial que tuvieron avergonzaron a la administración. Su intención tampoco era la de hacer daño, sino la de demostrar a la sociedad que debía conocer las violaciones de derechos humanos.

¿Tienes esperanza en el caso de Manning?

Siempre la tengo. Si no, dejaría de trabajar. Soy muy pesimista con mis casos porque intento mirar todo lo que podría ir mal, pero siempre tengo esperanza. Eso me mantiene alerta.

 

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