Podemos y el feminismo

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13/11/2014

Pablo Castaño Tierno, militante del círculo Podemos Feminismos de Madrid

Podemos no empezó muy bien su relación con las feministas. Entre los cientos de círculos ciudadanos que surgieron antes de las elecciones de mayo se colaron grupos de neomachistas que se ocultaban bajo la hermosa etiqueta de la “igualdad efectiva” y, aunque en seguida quedó claro que sus ideas eran incompatibles con los principios de Podemos y sus círculos no fueron admitidos, quedó en muchas feministas la sospecha de que la nueva organización no era suficientemente drástica en la exclusión de estas posiciones reaccionarias. Además, los líderes más visibles de Podemos eran (y son) hombres y unas declaraciones de Carolina Bescansa sobre el aborto fueron malinterpretadas para transmitir la idea de que Podemos no tenía una postura clara en el tema (aunque la defensa de los derechos sexuales y reproductivos aparece en el programa y Podemos ha participado en las movilizaciones contra la “Ley Gallardón”). Todo esto contribuyó a que algunas feministas condenasen a Podemos como otro partido machista más y a que cundiera el desánimo entre muchas de las que habían dado el paso de constituir círculos y comisiones feministas dentro de la organización.

Lo cierto es que Podemos es una organización abierta a la participación ciudadana, para bien y para mal, y entre las personas que lo integran hay una minoría machista, una minoría feminista militante y una gran mayoría de personas que están a favor de la igualdad de género pero no se definirían como feministas. Como en el conjunto de la sociedad. Por eso, las personas que somos feministas y de Podemos estamos trabajando para atraer a esa mayoría. Y creo sinceramente que lo estamos consiguiendo, por varias razones. Primero, en el multitudinario encuentro celebrado en el palacio de Vistalegre el pasado fin de semana abundaron los guiños a cuestiones de género, en discursos como el de Juan Carlos Monedero y muchos ponentes de círculos (una novedad). Segundo, el principio de paridad y otras demandas feministas han sido asumidos por casi todos los equipos que han propuesto documentos organizativos, éticos y políticos en la Asamblea Ciudadana, y muchos de ellos incidieron en la necesidad de fomentar la participación igualitaria de mujeres y hombres en Podemos. El tercer elemento es la resolución “Defender la democracia es defender la igualdad”.

Esta resolución, elaborada por el Círculo Podemos Feminismos de Madrid, hace un análisis del impacto de la crisis económica y social en las mujeres y propone las líneas básicas de un Plan de Rescate Ciudadano con perspectiva de género, que incluiría la construcción de un sistema público de atención a la dependencia, la extensión del derecho a la educación de 0 a 3 años, permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles y la inversión de los recursos necesarios para prevenir la violencia de género y atender a las víctimas, teniendo en cuenta que la falta de autonomía económica incrementa enormemente la vulnerabilidad ante los maltratadores. En definitiva, atacar las bases materiales del patriarcado, lo que resulta incompatible con las políticas neoliberales del bipartidismo hasta ahora dominante. La resolución feminista compitió con otras setenta en una votación online en la que participaron casi 40.000 personas y… no fue de las más votadas. Sin embargo, sería excesivo hablar de fracaso. La resolución fue apoyada por decenas de personalidades de dentro y fuera de Podemos, incluidas sus figuras más conocidas, y ha alcanzado una gran visibilidad mediática que sin duda ha contribuido a difundir los análisis y reivindicaciones feministas dentro de la joven organización política.

Hemos avanzado mucho en estos pocos meses pero queda mucho por hacer para que las demandas feministas sean una prioridad de Podemos en el año electoral que se avecina. Mientras que los análisis y propuestas de la economía crítica son cada vez más populares, el trabajo teórico y las alternativas propuestas por los movimientos y las académicas feministas siguen teniendo dificultades para llegar a las mayorías sociales. Tenemos que cambiar esto. Además de una “maquinaria de guerra electoral”, Podemos debe ser el instrumento para llevar estos discursos al debate político y a las instituciones. No hemos inventado nada, ni en el programa ni en las formas de autoorganización popular; Podemos no es nada más (y nada menos) que un instrumento para llevar lo construido por la sociedad al antipático terreno de la lucha electoral e institucional. Por eso el nuevo partido no pretende sustituir a los movimientos feministas, necesita colaborar con ellos respetando su autonomía. Necesitamos a feministas dentro de Podemos pero también que fuera haya un movimiento feminista fuerte que se convierta en un sujeto político capaz de expresar sus propias demandas en la sociedad. Se ha abierto en nuestro país una etapa de ruptura democrática y de reflexión generalizada en la que se cuestiona todo lo que hasta hace poco era incuestionable. Los feminismos deberían aprovechar esta oportunidad.

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