“Las gitanas feministas nos estamos organizando para dejar de ser islas”

“Las gitanas feministas nos estamos organizando para dejar de ser islas”

Reclaman libertad para poder decidir si casarse y tener hijos o no. Defienden la libertad sexual y la corresponsabilidad para que las mujeres se quiten la pesada mochila que implica asumir solas el cuidado de las familias. Les preocupa especialmente la situación de las viudas y de las inmigrantes rumanas. 'Gitanas Feministas por la Diversidad' nos explican las bases de su propuesta, que definen como rebelde, intuitiva y en construcción. De las feministas payas esperan complicidad y apoyo, en ningún caso tutela.

30/10/2014
Integrantes de Gitanas Feministas, en el Orgullo LGTB. En el extremo izquierdo, Ana, Carmen y Eva

Integrantes de Gitanas Feministas, en el Orgullo LGTB. En el extremo izquierdo, Ana Hernández, Eva Hernández y Carmen Fernández

Aprovechando la presentación de Pikara Magazine en Murcia, conversamos con tres de las integrantes de Gitanas Feministas por la Diversidad: Carmen Fernández Molina, Ana Hernández Lozano y Eva Hernández Viudes. Dos días antes, Gallardón había dimitido tras la retirada de su contrarreforma de la ley del aborto. En la página de Facebook de este colectivo, formado y apoyado por un centenar de personas, encontré un cartel ironizando con que la ley hubiera sido abortada: “Nunca digas de este agua no beberé”. También encontré fotos de gitanas clamando por el derecho al aborto libre y gratuito, algunas en sujetador o mostrando los pechos. Estas gitanas, lesbianas algunas, rebeldes y diversas todas, nos invitan a revisar nuestros prejuicios para practicar juntas un feminismo “de tú a tú”, en el que dejen de sentirse tratadas como menores de edad o marcianas.

¿Cómo reaccionó vuestro entorno ante esas fotos mostrando vuestros cuerpos para reclamar derecho a decidir?

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Eva: “Hay gitanas rompiendo estereotipos, pero son invisibles, y las transgresiones se dan de forma aislada. La idea es crear lazos entre mujeres que lleven esas luchas.”

Carmen: Las acciones de Gitanas Feministas suelen causar sorpresa pero, por lo general, la respuesta es buena. Mostrar los pechos es una forma más de rebelión, para expresar que yo decido sobre mi cuerpo, ni mi padre, ni mi hermano. Hemos recibido críticas desde sectores religiosos. El rechazo al aborto no tiene tanto que ver con la cultura gitana, sino con la religión.

¿Pero la religión no tiene más implantación en la comunidad gitana?

Eva: No creo que sea mucho mayor. Puede nombrarse más, porque hay una religión que se ha adaptado mucho más a la identidad gitana, la evangélica, pero no se practica más que la católica.

Carmen: En la campaña decíamos: “Gallardón, en mi jojoi mando yo”. Jojoi significa coño en caló. Reivindicamos el feminismo desde nuestra identidad, incorporando referencias a nuestra cultura.

Decís: “Yo decido si me caso o no, si tengo hijos o no”. ¿Qué coste social tiene para una gitana no casarse o no ser madre?

Carmen: Lo que decimos es que, si quieres casarte y tener cinco hijos, hazlo. Si decides casarte con una mujer, que se te respete igual, o si decides no tener hijos. Reclamamos que se respete la diversidad. Y que se visibilice, porque estamos hartas de programas como ‘Callejeros’ o ‘Palabra de gitano’, en el que salen sólo un tipo de personas gitanas que existe, pero es que existen otras también.

¿’Palabra de gitano’ hace más mal que bien?

Ana: Es como para arrancarse la piel a tiras.

Carmen: Yo me pregunto: ¿por qué no hacen ‘Palabra de payo’? Y que vayan a los peores sitios y digan: “Así son los payos”.

El matrimonio se da en edades más tempranas en la comunidad gitana. ¿Cómo se puede promover el empoderamiento de las jóvenes para que una chavala de 15 años pueda decir: “No me caso”?

Carmen: Ese es nuestro objetivo máximo, promover el empoderamiento, la emancipación mental y material de la mujer gitana. Nosotras estamos empoderadas, pero muchas otras gitanas están aún en otra fase. La sociedad mayoritaria se echa las manos a la cabeza, pero esto pasaba hace pocos años entre las payas. Las gitanas estamos a la cola en acceso a la educación y al empleo. Y contamos con poca participación para influir en la sociedad y en las instituciones. Por ello, nos centramos en esa emancipación mental, en sensibilizar a favor de un cambio social por la igualdad entre gitanas y sociedad mayoritaria como entre gitanas y gitanos.

¿Cómo veis a las chavalas jóvenes? ¿Resulta cada vez más fácil decidir sobre tu vida?

Eva: Hay niñas que se imaginan siendo lo que quieren ser. Muchas sueñan con la independencia, con estudiar, con decidir. Depende en gran medida del acceso a educación y recursos. No olvidemos que se trata de un colectivo excluido, lo cuál implica muchas fronteras. Ser niña gitana es difícil por todo lo que se proyecta sobre ellas. El profesorado les transmite estereotipos desde pequeñitas. Es muy importante tener respaldo, contar con gitanas mayores en las que se pueden ver.

Carmen: Hoy mismo una compañera que está haciendo un grado medio me ha comentado que, nada más llegar al instituto, la profesora le dijo: “Ya sabes que tú tienes que estudiar mucho, ven todos los días”. La chavala ha ido a clase con toda normalidad y ya le hacen sentir que no es normal. A una niña paya que llega al instituto con sus miedos porque no conoce el instituto ni a nadie, no le dicen:“Ven todos los días” ni le dan una palmadita en la espalda. Las chavalas gitanas lo tienen difícil.

Eva: Sí, están muy solas.

“La sociedad mayoritaria insiste en la denuncia como único camino ante la violencia de género. En la comunidad gitana no te dicen: “Denuncia”. Sino: “¿Qué necesitas? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo nos organizamos?”. Hay cosas que aprender de ahí.”

Ocurre que no identificamos como gitanas a las personas que no cumplen con el estereotipo. ¿Os veis en la situación de aclarar que sois gitanas? ¿Es como salir del armario?

Carmen: Yo paso desapercibida, no se me identifica físicamente. Y sí que se dicen en mi presencia comentarios negativos hacia los gitanos. Se piensa que vestimos y actuamos de una forma determinada. En Gitanas Feministas somos muy diversas: hay gitanas con pelo largo, corto, rapado, liso, rizado… pero la sociedad mayoritaria solo ve a las que encajan en el estereotipo.

Eva: Hay gitanas rompiendo estereotipos, pero son invisibles, y las transgresiones se dan de forma aislada. La idea es crear lazos entre mujeres que lleven esas luchas.

Carmen: Esa es otra de las motivaciones de Gitanas Feministas, dejar de ser islas. Es muy importante sentirte acompañada. Nos ayuda a potenciar el feminismo y la igualdad también entre nosotras.

¿Cuáles han sido vuestros referentes para ser feministas? ¿En qué mujeres os habéis mirado para romper con los estereotipos?

Carmen: Nuestro feminismo es muy intuitivo, surge de las entrañas, de la rebeldía, de creer que no tenemos que estar debajo de ningún hombre. Podemos citar a muchas intelectuales, pero el feminismo gitano se está construyendo y nace de esa sed de justicia social.

No me refería necesariamente a referentes intelectuales.

Carmen: Nombramos como referente, como nuestra matrona, a Ana Giménez Adelantado, profesora de Antropología de la universidad Jaume I. Siempre hemos acudido a ella. Para casi todas nosotras, un referente es nuestra madre, que nos ha apoyado. Si hemos roto con barreras ha sido porque hemos tenido el empuje de la familia, sobre todo de la madre.

Pero en las sociedades patriarcales la madre suele ser la que más vela por que se mantengan las tradiciones…

Carmen: ¿Pero sabes lo que pasa? Las gitanas ancianas han estado machacadas por muchas circunstancias. El pueblo gitano, a lo largo de los siglos, ha sido humillado y vejado. Las mayores han sufrido mucho por no poder acceder a la educación, no tener libertad, ser las sacrificadas de la familia, las que cuidan a todo el mundo. Muchas mujeres mayores no se reconocen como feministas y son unas rebeldes.

Ana: Mi abuela es la leche.

Eva: Para mí, como paya, las gitanas son mis referentes en capacidad de enfrentarse a conflictos, en capacidad de apoyo entre ellas. Yo he encontrado más apoyo en ellas y comprensión que en otros entornos, incluido el feminista. Por ejemplo, ante situaciones de violencia de género.

Un estudio de la asociación Kaledor Kayico en Bilbao descarta que las gitanas normalicen más la violencia de género que las payas.

Carmen: El camino es muy largo. Las gitanas han utilizado tal vez otro tipo de estrategias para luchar contra la violencia de género, porque no podían acceder a los mismos recursos que el resto.

¿Cuáles son esas estrategias?

Eva: El apoyo mutuo. La sociedad mayoritaria insiste en la denuncia como único camino. ¿Pero de qué sirve denunciar si no está habiendo un apoyo institucional real? En la comunidad gitana no te dicen: “Denuncia”. Te dicen: “¿Qué necesitas? ¿Cómo te sientes? ¿Cómo nos organizamos?”. Hay cosas que aprender de ahí. Yo misma, ante una situación de violencia entre personas del mismo género, he recibido más ayuda de la comunidad gitana que de la feminista.

Carmen: Contra la violencia machista, hay que gritar, denunciarla y perseguirla. Se suele decir que la de las gitanas es una revolución silenciosa, también a la hora de enfrentar la violencia. Nosotras decimos que se acabó la revolución silenciosa, que queremos que se nos oiga bien.

¿El mandato de cuidar es especialmente férreo en las gitanas?

Carmen: La mujer gitana es la que lleva el peso de la familia. Es una mochila pesada. Tampoco hay que generalizar, hay familias también en las que el marido y la mujer comparten las tareas. Decimos que esa carga no es nuestra, que tiene que ser compartida.

También reclamáis que se respete el derecho de las viudas a rehacer sus vidas. ¿Hay mucho marcaje sobre ellas?

Ana: Yo borraría directamente el luto. Veo a una persona de negro y me muero. Cuando son hijos, padres, hermanos, es un año de negro, sin ver la tele, triste. Te miras la ropa y recuerdas que ya no está. Yo lo borraría. Yo decidí no ponerme el luto por mi abuelo y mi tío porque no lo comparto. He escrito una carta: si me pasa algo y me muero, no quiero que nadie se ponga ni un pañuelo ni una ropa negra. Me parece que es hundirse más.

Ana: “Yo creo en un feminismo de tú a tú. No puedo con la tendencia a que te estén diciendo todo el rato “léete tal libro”. Yo quiero que nos acompañemos y apoyemos, no que me digas qué necesito leer”

Carmen: Hay un estereotipo de que los gitanos siempre estamos de fiesta, pero el luto ha sido un mandato muy estricto en nuestra cultura. Esto está evolucionando. Siempre incidimos en que existe una diversidad, que no sale en ningún lado.

Y hablando de la diversidad, ¿qué hay de la sexual?

Ana: ¡Está muy jodido!

Eva: Está bastante avanzanda, en mi opinión.

Ana: Eva: ¡ni de coña!

Eva: Se está empezando a hacer visible. Siempre ha estado ahí.

Ama: Bueno, cuando no estás rodeada de tu familia.

Eva: También conozco diversidad sexual apoyada por la familia. Como lesbiana feminista, he estado muy cerca de gitanas que se descubrían lesbianas y que lo vivían. En el documental de ‘El sexo sentido’ [emitido por Televisión Española, sobre niñas y niños transexuales], sale una familia gitana que no habla de la transexualidad de su niño como un problema, sino que hablan desde el corazón. Qué bien que eso se haga visible.

Carmen: Le preguntan: “Siendo gitano, ¿cómo aceptas que tu niño sea trans? La respuesta es muy lógica: “¿Cómo un gitano no va a querer a su hijo?” Hay gitanas lesbianas, pero es difícil salir a la palestra, porque sí que hay una represión que se palpa. Por eso hablamos todo el rato de visibilizar la diversidad que ya existe.

SIN TUTELAS

Solemos decir que es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que la viga propia. ¿Hay algún mandato sexista que os parezca más arraigado entre las payas?

Todas: ¡Qué buena pregunta! ¡Nunca nos la habían hecho! ¡No nos podemos quedar en blanco! (Risas)

Carmen: Hay mucho estereotipo sobre las gitanas; a menudo las payas nos juzgan pero ellas no se miran, es como si ya hubieran hecho todo el camino. Si se recuerdan años atrás, estaban como nosotras.

Ana: ¿Cuánto hace que las payas pueden votar? ¿Que pueden tener una libreta bancaria a su nombre? ¿O que pueden viajar solas? No hace tanto.

Eva: Sienten la necesidad de tutelar. Eso ocurre hasta en los ámbitos feministas: querer que las gitanas se emancipen, pero de su mano.

Carmen: “Me siento más cerca de la comunidad inmigrante y más entendida por una negra que por una blanca. Se crea un vínculo porque sufrimos lo mismo.”

Carmen: Las feministas payan se quejan mucho del patriarcado y su tutela. Pero caen en el “Pobrecita gitana, vente conmigo que yo te empodero”. Tú no me tienes que empoderar, me empodero yo. Lo que queremos es que nos dejen espacios. Necesitamos recursos para poder tener influencia social.

¿Qué tipo de comentarios condescendientes habéis recibido?

Carmen: En la asociación tenemos un cuadro flamenco de gitanas feministas. Con lo que sacamos de los conciertos, financiamos jornadas para presentarnos. Hace poco mujeres feministas nos ofrecieron un lugar en el que podíamos dar un concierto y nos darían “una propina”.

Eva: La gente hace preguntas muy brutas y ofensivas sobre la cultura gitana, como si fuéramos extraterrestres, en las que ya reflejan sus prejuicios.

¿Alguna que os irrite especialmente?

Ana: El pañuelo.

Carmen: Se machaca mucho con eso. Nosotras en Gitanas Feministas no podemos aceptar ninguna forma de sometimiento de las mujeres, aunque sea en nombre de la tradición. Se habla de las gitanas como si no fuéramos parte de esta sociedad, como si viviéramos aisladas. Pero el caso es que estamos influenciadas por el patriarcado al igual que las payas.

En un reportaje que publicamos en Pikara, se comparaba el pañuelo con el vestido blanco de la novia, afirmando que ya es más un símbolo que otra cosa. ¿Es cierto o reconocéis que es una práctica traumática?

Eva: Cada vez son más las que se niegan a pasar por eso.

Ana: Quien quiera hacerlo, que lo haga.

Carmen: No lo compartimos, porque abogamos por una educación sexual libre.

¿Qué rituales de la tradición gitana sí que ponéis en valor?

Carmen: Enfatizar la unión familiar tanto en lo bueno como en lo malo, en la celebración de la vida y en el duelo con la muerte. En la sociedad mayoritaria hay mucha gente que busca conectar consigo misma, encontrar su sitio… Nosotros los gitanos tenemos un sentimiento de pertenencia, sentimos las raíces.

Eva: El apoyo y la unión, el compartir lo que se vive, siempre está alrededor de los ritos de la comunidad gitana.

¿Os sentís parte del movimiento feminista en España? ¿Os resulta un espacio cómodo u hostil?

Carmen: Nosotras llevamos un año. Con las feministas de Murcia y Alicante nos sentimos muy cómodas y apoyadas; las murcianas han apoyado el rodaje de un videoclip que lanzaremos pronto. Nos hemos encontrado también con feministas que nos han transmitido actitudes clasistas.

Ana: Yo creo en un feminismo de tú a tú. “Como soy paya y tengo carrera, sé más que tú”. No puedo con eso. Por ejemplo, la tendencia a que te estén diciendo todo el rato “léete tal libro”. Yo quiero que nos acompañemos y apoyemos, no que me digas qué necesito leer.

Eva: Sí que hay un elitismo intelectual, alejado de realidades de barrio y de la precariedad.

¿En el feminismo gitano no se está reproduciendo la tendencia a hacer hincapié en los méritos académicos de sus caras visibles?

Carmen: Defendemos la diversidad a todos los niveles. Entre nosotras hay monitoras, cantaoras, licenciadas, profesoras, doctoradas, paradas…

Ana: Vendedoras ambulantes.

¿También en los liderazgos?

Eva: Los liderazgos no siempre están asociados a lo académico. Por ejemplo, hay quien utiliza la música en vez de la palabra, y que tiene un gran peso dentro de nuestra asociación.

Una amiga dice que no cree ni en un feminismo cristiano, ni islámico, ni gitano. Que los tres son oxímoron.

Ana: ¿O sea que se puede ser paya, pero yo no puedo ser feminista y estar orgullosa de ser gitana? ¿¿Por qué??

Porque no entiende que una se reivindique feminista y defienda a la vez su pertenencia a una institución muy patriarcal. Y cree que el pueblo gitano es muy patriarcal.

Carmen: Grábalo: soy gitana, estoy orgullosa y soy feminista. Soy feminista porque creo que gitanos y gitanas son iguales y tienen que tener los mismo derechos y libertades. Soy feminista porque lucho por eso.

Eva: En esos comentarios se cuela una superioridad por ser blanca. Pensar que no hay más camino que el suyo.

Ana: Por esa regla de tres, ¿las negras tampoco pueden ser feministas y estar orgullosas de ser negras?

Carmen: Por estas cosas, me siento más cerca de la comunidad inmigrante. Se crea un vínculo porque sufrimos lo mismo. Me siento más entendida por una negra que por una blanca.

¿Cómo está siendo el diálogo con los hombres?

Carmen: En la asociación participa alguno, trabajando codo a codo con nosotras, pero son excepción. Otros dirán que estamos locas y querrán tirarnos piedras. Lo que decimos es que se agarren los machos y que cedan su trono.

Pero no van a estar por la labor.

Eva: No, hay que quitarles. En eso sí que tenemos que estar todas las feministas juntas.

Contra el racismo en el diccionario de la RAE

Foto de Carmen y Eva en Facebook

Foto de Carmen y Eva en Facebook

Gitanas Feministas por la Diversidad se encuentran en plena campaña contra la Real Academia Española, porque la edición 2014 del diccionario contiene, en la definición de ‘gitano-a’ la acepción “que se sirve de engaños y artificios para defraudar a una persona en algún asunto (…) Que intenta engañar a alguien con astucias y mentiras”. Convocan a un acto de protesta, el próximo 7 de noviembre, ante la sede del organismo, en la calle Felipe IV número 4 de Madrid. Decenas de personas han subido sus fotos a la página de Facebook del colectivo, con carteles reprobando a la RAE.

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