Prelimi… ¿qué?

Prelimi… ¿qué?

“¡Hola Mónica! Somos Ana y Mario, pareja desde hace 5 años y queremos innovar en el sexo. Ha llegado un momento en el que siempre son los mismos preliminares y nos gustaría renovarnos, ya que todo es muy predecible. ¿Qué preliminares nos recomiendas? ¿Qué podemos hacer para que no sea todo igual? ”

Ilustración: Sonia R. Arjonilla

Ilustración: Sonia R. Arjonilla

¡Hola, Ana y Mario! Comencemos por vuestra última pregunta. ¿Qué podéis hacer para que no sea todo igual? Que no todo sea igual. Así, sin más. Y, al leer vuestra pregunta, me ha surgido la duda: ¿Preliminares a qué?

Si os soy sincera, los preliminares no deberían existir.

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La penetración pene-vagina se convierte en la vara de medir la normalidad en las relaciones heterosexuales; se evalúa la satisfacción en torno a ella

(Aquí dejamos un silencio dramático para que cada quien pueda hacer el gesto de sorpresa que crea conveniente).

Aprovechando este silencio, me explico: como ya hemos visto en otras ocasiones, la vivencia del sexo heterosexual está caracterizada por el coitocentrismo (o pollacentrismo, concepto copiado de una gran mujer). Toda relación sexual genital gira en torno a la penetración pene-vagina, que se convierte en la vara de medir la normalidad en las relaciones heterosexuales. En torno a esta práctica, se tiende a evaluar la satisfacción de las relaciones sexuales genitales. Y los preliminares se conceptualizan como un calentamiento y/o preparación para el coito, para cumplir así con el guion de relaciones sexuales completas.

Imaginaos que os gusta ir al monte. Existen muchas maneras de disfrutar del campo, pero vamos a centrarnos en dos:

La primera es ir con un objetivo: subir al pico más alto. El camino es un trámite para llegar a tu objetivo, el pico. Todo tu esfuerzo está concentrado en aunar fuerzas para sentir la satisfacción de coronar la cima.

La segunda, dar un paseo. Es la misma montaña, sigue estando el pico, pero tú buscas que lo que te encuentres vaya sorprendiéndote.

Os invito a que todas las prácticas que hasta ahora habéis considerado preliminares, las reconceptualicéis como práctica principal

Ambas formas de visitar el monte son disfrutables, el problema puede surgir de hacerlo siempre igual, tal y como comentáis. En nuestra relaciones sexuales heterosexuales, la forma más frecuente es intentar coronar el pico, siendo este la penetración pene-vagina. Si siempre que voy al campo, mi objetivo es la cima, es probable que me cueste más disfrutar de lo que vaya surgiendo en el camino. E incluso si un día no se alcanza la cima por entretenerse con algo, hay gente a la que le asalta la sensación de no haber cumplido con lo establecido; cuando es posible que, si se ha entretenido, es porque lo estaba disfrutando. Este concepto de relaciones sexuales me recuerda a un cuentito de Nasrudín:

Un día, bien entrada la noche, se encontraba Nasrudín dando vueltas alrededor de una farola e inspeccionando el suelo. Su vecino, al verle, le preguntó:

– Nasrudín, ¿se te ha perdido algo?

– Sí, he perdido una llave.

El vecino se quedó para ayudarle a buscar. Un rato después, pasa una vecina:

– ¿Qué estáis haciendo?

– Estamos buscando la llave de Nasrudín.

– ¡Os ayudo!- contestó la vecina

Más tarde, otro vecino se une. Juntos buscan, buscan y buscan. Y, tras un largo rato, acaban por cansarse. La vecina le pregunta:

Nasrudín, llevamos mucho tiempo buscando y la llave no aparece. ¿Estás seguro de haberla perdido aquí?

– No. – Dice Nasrudín.

– ¿Dónde entonces?

– Allí, dentro de mi casa.

– Y si es así… ¿qué hacemos buscando aquí?

– Pues porque aquí hay más luz y mi casa está muy oscura.

Para renovar el sexo, primero hay que darse la oportunidad de contemplar la posibilidad de que no sólo del coito vive el sexo. Si buscamos la llave sólo alrededor de esta farola, es muy posible que acabemos por cansarnos. El coito es una práctica sexual más de un amplio abanico de posibilidades… y la mayoría están donde no hay luz.

Os invito a que todas las prácticas que hasta ahora habéis considerado preliminares, las reconceptualicéis como práctica principal. Un día dedicado a explorar los genitales de cada quien, otro a explorar diferentes tipos de caricias que hasta ahora no hayáis probado, etc. No entender esas experiencias como un medio para conseguir otra cosa, sino como un fin en sí mismo, os dará la posibilidad de explorarlas al máximo. En definitiva, que os lancéis dentro de la casa a buscar vuestra llave y disfrutéis de las novedades que os vayan surgiendo. Jugad y retaros a que no todo sea igual, haciendo cosas diferentes. Y para ello tendréis que aventuraros fuera de vuestra zona de seguridad y explorar dándoos la oportunidad de modificar vuestro esquema de “relaciones sexuales completas”.

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