Charlotte Perkins Gilman, la libertad de saber

Charlotte Perkins Gilman, la libertad de saber

La primera vez que puse esta foto de Charlotte Perkins Gilman en mi mesa de trabajo lo hice sin saber que era feminista, sin saber que fue una de las primeras capaz de pensar en la opresión femenina como la pensamos ahora.

GilmanPuse su foto porque quise tener cerca la imagen de alguien a quien le prohibieron leer y escribir por prescripción médica. Me parecía que vivir sin leer o escribir era un enorme castigo y yo veía a Perkins Gilman como una especie de mártir de la ciencia usada para disciplinar.

Charlotte Perkins Gilman era una lectora empedernida que además escribía. Esta actividad estaba considerada masculina en un momento en el que la ciencia llevaba a cabo una operación ideológica muy intensa contra el acceso de las mujeres a la universidad y al conocimiento en general. Así que el médico prohibió a Charlotte Perkins Gilman leer un solo libro y la obligó a pasarse las horas tumbada en una cama, sin hacer nada. Esta experiencia la relató después en una de sus obras más conocidas, ‘El papel amarillo de la pared’, en la que describe su particular descenso a la locura.

Charlotte no se rindió y no renunció a entender qué había detrás de los intentos de impedir que las mujeres leyeran y estudiaran. Se convirtió en una de las feministas más importantes del siglo XIX. Su foto lleva tanto tiempo en mi escritorio que yo misma a veces creo que es alguien de mi familia. Me encanta su gesto decidido, su pelo despeinado, sus brazos cruzados con determinación y también la estantería llena de libros detrás de ella. 

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