Violencia en relaciones sexo-afectivas entre lesbianas

Violencia en relaciones sexo-afectivas entre lesbianas

¿Cómo que violencia entre lesbianas? Pero, ¿eso existe?

Idoia Arraiza, licenciada en psicologia, cursó el máster de Estudios Feministas y de Género y realizó la tesina sobre violencia entre lesbianas.

Esta primera reacción es la más común tanto por la gente de a pie o personas de mi entorno, como por feministas activistas. No es de extrañar. Hay demasiados mitos construidos socialmente, mitos interiorizados por el pensamiento popular y reforzados por la mayoría del movimiento feminista. Por un lado, la idea de que las mujeres no son violentas, sino seres dóciles y sensibles es una creencia muy extendida. Desde las instituciones judiciales y las políticas públicas y de igualdad también se ha reforzado la figura de la mujer como víctima indefensa, por lo menos en lo que a la violencia de género respecta.

De esta idea se deduce esta otra: si las mujeres son buenas buenísimas, en una relación de lesbianas todo es amor y dulzura al cuadrado. No hay lugar para la violencia. Igualmente, desde algunas teorías feministas y corrientes lesbianas se ha propuesto y defendido que la identidad lesbiana y las relaciones entre mujeres son una alternativa a los sistemas de género y a la heteronormatividad.

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Sin embargo, la violencia entre lesbianas es una realidad que existe, una realidad compleja y desconocida, pero que en cuanto empiezas a rascar un poco, una se da cuenta que va más allá de lo anecdótico. Algo pasa entre nosotras para que creemos relaciones de poder que faciliten la aparición de la violencia o el maltrato. Algo pasa para que esa opción y esa alternativa en el que creemos y queremos construir no sea en todos los casos tan bonita como lo pintamos. Porque intentar negar o no querer ver que esta realidad existe, es alimentar un sistema que se está colando por las grietas que habíamos abierto.

La violencia entre lesbianas es una realidad que existe, una realidad compleja y desconocida, pero que en cuanto empiezas a rascar un poco, una se da cuenta que va más allá de lo anecdótico

El año pasado realicé una pequeña investigación para una tesina y esbocé algunos de los posibles factores que se entrecruzan en esta problemática. Entrevisté a 6 mujeres y lesbianas de diferentes ciudades, edades y nivel académico y podría resumir  las conclusiones generales de esta manera:

1-      La violencia entre lesbianas existe, aunque sea una realidad que está doblemente invisibilizada, por tratarse de mujeres y de lesbianas. Si hay mujeres agresoras y violentas, el mito de la mujer sumisa, débil y pasiva se desmonta, dejando en evidencia que el género es una construcción social.

2-      Las lesbianas pueden reproducir el modelo de pareja heteronormativo. A las lesbianas nos atraviesa una opresión de género que afecta a todas las mujeres y estamos igualmente educadas en un sistema heterosocial que construye relaciones desigualitarias para asegurar la dominación masculina. Las relaciones lésbicas no escapan a este condicionamiento, ya que es en el interior mismo del sistema binario y desigualitario en el que las relaciones de dominación, de poder y, por lo tanto, de violencia, toman forma y sentido.

3-      También las lesbianas se abandonan en el amor de una pareja. El amor es el eje central de la vida de las mujeres y el vínculo de pareja se convierte en una necesidad esencial. Asumen conscientemente que el sacrificio y el sufrimiento van ligados al amor y así  normalizan actitudes violentas

4-      Este modelo de amor de pareja y la invisibilidad de la identidad lesbiana favorecen el encierro de a dos. Este hecho y la lesbofobia social e internalizada (causados por la falta de referentes y los estereotipos monolíticos y negativos asociados a la imagen de las lesbianas) dificultan el salir de una relación violenta

5- Las lesbianas maltratadas estás en una situación de gran vulnerabilidad y desamparo. Hoy en día no hay servicios ni recursos institucionales o jurídicos, ni tampoco redes sociales concienciadas y formadas

Siendo testigo del desamparo institucional que padecen las lesbianas agredidas, me parece evidente que las instituciones tendrían que hacer una autocrítica al trato que se les da tanto a ellas, como a las problemáticas de las lesbianas en general. Hoy en día no hay personal formado ni iniciativas adecuadas. Y no las hay porque no se tiene en cuenta que sufrimos unas discriminaciones muy concretas por ser mujeres y lesbianas, y que tenemos unos derechos y unas necesidades que se tienen que cubrir socialmente.

Las lesbianas maltratadas estás en una situación de gran vulnerabilidad y desamparo

Pero más me preocupa la actitud de algunos sectores del movimiento feminista. Es una problemática que no se ve y que no se quiere ver. Hay muchas resistencias a tener en cuenta este tema, a querer enfrentarlo y a trabajarlo. Minimizan su importancia y su magnitud porque piensan que deslegitimizaría todo el trabajo realizado y todos los argumentos ideológicos luchados y (supuestamente) aceptados socialmente respecto a la violencia heterosexual, una violencia que sólo la ejercen los hombres y donde las mujeres siempre son las víctimas. Es más, se han dado episodios de boicot desde mujeres feministas y lesbianas, algunas de mucho renombre a nivel del Estado Español, para negar esta realidad y obstaculizar los pocos intentos que hay por sacarlo a la luz y querer arreglarlo entre nosotras.

Pienso que no hay que tenerle miedo a abrir un debate en torno a este tema; a visibilizar esta problemática en los espacios que corresponda sin quitar importancia ni hacerle sombra a la violencia que sufren las mujeres a manos de sus parejas heterosexuales. Creo que este debate es necesario porque el mejor apoyo para ayudar a las lesbianas maltratadas y las mejores soluciones y propuestas para hacerle frente  pueden nacer desde nosotras, como lo demuestran el éxito de grupos de apoyo y las redes creadas hasta ahora entre y para nosotras. Si estamos dispuestas a querer ayudar y trabajar con las mujeres y lesbianas que maltratan también será un elemento que tendremos que compartir y discutir.

Si algo ha caracterizado históricamente a las feministas ha sido su capacidad de pensar y analizar las estructuras de poder más enraizadas y normalizadas, las normas sociales y culturales más esencializadas y, sobre todo, pensar y repensarse constantemente a ellas mismas haciendo de lo personal una lucha política. Propongo que no abandonemos ese camino, que no tengamos miedo a pensar sobre nosotras y nuestras relaciones y a crear debates constructivos. Porque la solución a nuestros problemas tiene que salir desde nosotras. Y aún nos queda mucho por hacer.

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