Poesía juglaresca, folk y posesión

Poesía juglaresca, folk y posesión

Isa Piqueras descubre "la fórmula mágica de Lidia Damunt": Rock’and’roll, épica murciana y voz personal sometida a un continuo exorcismo

11/03/2013

Isa Piqueras Bartolomé

Lidia Damunt emprende en solitario en el año 2008 su andadura como one-woman-band –aunque mola más eso de “mujer orquesta” – para ofrecernos tres discos y muchos conciertos. Aquí es cuando ya ocurre algo sorprendente: su voz es tomada por diversos personajes y espíritus que necesitan contar su historia. El sonido de su música pasa del folk y el country al pop, llegando en el último disco (producido por Hidrogenesse) a experimentar también con bases electrónicas.

Ilustración de Isa Piqueras

Ilustración de Isa Piqueras

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Las canciones de Lidia Damunt son una invitación al abandono de la rutina, por eso es recomendable tener siempre hecha la maleta.

Además, los paisajes, los espacios oníricos, son ya en sí para Lidia personajes protagonistas de sus canciones. Cementerios peligrosos; pueblos fantasmales; trenes a punto de partir; lugares legendarios con nombre propio (la Isla de las bufandas; la Mansión en la Montaña; Un hotel en el desierto; Palacio hecho de roca; Museo de Historia Natural) en los que podemos despertar (En el fondo del mar); a los que podemos escapar o de los que debemos huir (Echó a correr) para entrar en el universo épico y tronchante de la Damunt. Y lo mejor es que no entramos solos: Lidia es nuestra compañera de viaje. Nos tiende amistosamente la mano, como buena juglar que es, para guiarnos por sus sueños.

Paisajes como personajes vivos; viajes interiores, espaciales y temporales; espíritus lloricas que quieren hacerse escuchar; fenómenos naturales invocados por el subconsciente travieso…

Ritmos de rock’n’roll mestizo que se bastan para contarnos cuentos fantásticos; historias que aletean nerviosas por la cabeza de Lidia, que se posan más tarde en el mástil de la guitarra para ronronear y mordisquear las cuerdas. Y, una vez más, recordamos la importancia de su voz de narradora trovadoresca, generosa, que nos brinda ese imaginario entrañable y misterioso de relato onírico. Si no te gusta lo que digo, como dice Lidia, piensa que “La Verdad es un periódico de Murcia y nada más” (Ocho caballitos de mar).

Muchas ya conocíamos a Lidia por ser miembro del grupo de punk murciano Hello Cuca, en el que toca con Mabel Damunt y Alfonso Melero. Formación que no abandona para iniciar su carrera en solitario.

Con un amplio bagaje musical e influenciada por Shirley Collins, Hank Williams y Janis Martin, entre otros artistas. Armada con guitarra, armónica y pandereta en el tobillo Lidia Damunt le hace un gancho de boxeo a la rutina. No es posible pasar por alto un detalle importantísimo: Lidia Damunt maneja distintos registros (y no me refiero solo a la voz): en solitario, en Hello Cuca o con Doble Dinamita; sobria o churrigueresca. Pero hay algo que siempre está ahí: es una riot girrrl como la copa de un pino. Y ese espíritu fresco y contestatario siempre está presente.

Otra cosa que me vuelve loquita son los conciertos. Presentación en sociedad (¡por fin!) de Guinglain, el hombre del poncho, seres del subsuelo y fantasmas aburridos. ¡Todos a mí!

Mezclada con ellos, desgañitada, llega la cantante para dejarnos rumiando ese final (siempre abierto) de las aventuras.

Yo hace tiempo que no me quito el salacot ni para dormir. Mucho menos cuando estoy con resaca. Os lo recomiendo.

Discografía de Lidia Damunt:

Vigila el fuego CD/LP 2012, Austrohúngaro.

En el Cementerio Peligroso CD/LP 2009, SUBTERFUGE.

En la Isla de las Bufandas CD/LP, 2008, SUBTERFUGE.

 

 

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