¿Y si me violan?

¿Y si me violan?

Carmen Muñoz

Como Mujer me corresponde, no? Si el energúmeno este del PP lo dice a pecho descubierto sin cortarse un pelo y lo más sorprendente, los medios de comunicación y muy pocas asociaciones feministas lo han denunciado a todo trapo, es que algo está pasando, y a mi sinceramente me da un poco de miedo. […]

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11/10/2012

Carmen Muñoz

Como Mujer me corresponde, no? Si el energúmeno este del PP lo dice a pecho descubierto sin cortarse un pelo y lo más sorprendente, los medios de comunicación y muy pocas asociaciones feministas lo han denunciado a todo trapo, es que algo está pasando, y a mi sinceramente me da un poco de miedo. No porque me vayan a violar- que es lo que este elemento está fomentando, sino por la pasividad que se produce al respecto en los albores del siglo XXI, y porque no se líe una de la leche poniendo verde a este fachorro de pacotilla.

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Ya sé que no está bien visto insultar, pero permítanmelo porque aunque me he devanado los sesos buscando palabras más amables, todas se quedaban cortas y las que me salían de las tripas les puedo asegurar que eran muchísimo más fuertes, pero eran las que realmente me pedía el cuerpo escribir en este post.

La vieja consigna feminista «todos los hombres son potencialmente violadores» (rechazada en la actualidad por algunas corrientes y reivindicada por otras) causa malestar y debate tanto entre los hombres como entre las mujeres. Yo desde luego, estoy de acuerdo con las corrientes que la rechazan, pero sucesos como el ocurrido ponen de nuevo el tema en la agenda pública y a una le entra la duda, razonable, de cuántos machistas hay en nuestro país que piensan igual, aunque no lo digan.

La violación sigue siendo el delito más claramente identificado como agresión sexual. Fíjense, en el País Vasco las agresiones sexuales crecieron nada menos que un 42% en al año 2011, alcanzando la cifra de 296 episodios, frente a los 208 del año anterior. Uno de cada diez agresores sexuales en Euskadi es menor de edad. Además hay que ser conscientes de que la violencia sexual ejercida contra las mujeres es, en muchas ocasiones, el último escalón de las agresiones machistas. Estas también se incrementaron en el 2011 de forma que los juzgados vascos tramitaron el año pasado 4.125 denuncias, lo que supone una media de once al día.

Aunque el sentimiento de vergüenza generado por una agresión sexual va disminuyendo entre las mujeres, el perfil de las denuncias es mayoritariamente contra el agresor sexual desconocido. Cuando la agresión se produce en el entorno relacional de la mujer, la resistencia a la denuncia es mucho mayor. Se produce así lo que algunos estudios llaman el fenómeno de embudo: las agresiones sexuales que ocurren son más de las que se reconocen, las que se denuncian son una mínima parte de éstas y las que se atienden apenas una pequeña proporción de las que se denuncian.

Así que aunque forme parte del imaginario colectivo que los que cometen estos delitos son unos depravados y con alguna tara psicológica, nos encontramos que los que les apoyan están  metidos en el engranaje político de primera fila. Me pregunto si este elemento que ha tenido los santos (…) pelendengues de hacer estas declaraciones -seguramente pensando que para eso está la libertad de expresión-, y que hasta hace poco ostentaba un cargo público (parece que estaba a punto de volver a la política activa), tiene hijas, hermanas, madre y compañera. Porque si es así, son ellas las que deben violar los inviolables lazos de sangre y alejarse de su vida para siempre.

Yo por mi parte, sólo desearía que un día le rodearan muchas mujeres que han sufrido la crueldad de estos actos y han visto rotas sus vidas por ellos… y se lo muestren. Pero sin ambages, sin victimización y con mucha rebeldía. Y que él mismo se consuma en su propia vergüenza!

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