La Igualdad: violencia contra la mujer

La Igualdad: violencia contra la mujer

Equo-Gipuzkoa

Debemos llamar a las cosas por el nombre que la sociedad demanda: la violencia de género es contra la mujer, es machista y no sólo se circunscribe al ámbito de las relaciones familiares de pareja o expareja e intrafamiliar, ha llegado a los adolescentes y se extiende en las relaciones laborales. Hasta la justicia se […]

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06/11/2011

Equo-Gipuzkoa

Debemos llamar a las cosas por el nombre que la sociedad demanda: la violencia de género es contra la mujer, es machista y no sólo se circunscribe al ámbito de las relaciones familiares de pareja o expareja e intrafamiliar, ha llegado a los adolescentes y se extiende en las relaciones laborales. Hasta la justicia se ha incluido en este listado en forma de sorprendentes sentencias (la última sobre la versión que un juez ha hecho en una sentencia sobre violencia machista de la expresión “¡zorra!” aplicado por un “exhombre”/excónyuge a la mujer que fue su cónyuge, es, lamentablemente, un claro ejemplo de lo que no debe ocurrir).

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La lucha contra esta actitud machista obsesiona a las administraciones públicas. ¿Obsesiona de igual manera a la sociedad? Si hacemos un leve seguimiento de las informaciones que aparecen en los medios de comunicación concluimos que sí, que la sociedad se hace eco, máxime si hay una muerte. Junto a esto, el insoportable día a día de la mujer que aguanta la “leve” y poca asumida violencia, ya psicológica, económica o laboral, sustentada en que siempre ha sido así, dan una medida aproximada del camino que aún queda por recorrer para hacer desaparecer conductas de tolerancia con estas actitudes.

Los delitos contra la libertad sexual y la trata de mujeres, son dos aspectos que también exigen una valoración y su inclusión dentro del concepto de violencia contra la mujer.

La Violencia machista ha conseguido deformar el concepto de Igualdad, dejándola relegada a simples medidas de carácter simbólico/legal con gestos y normas que no pasan de ser formas sin contenido.

Los poderes públicos encargados del diseño de las políticas sociales tanto de prevención y protección como de represión, llevan años generando normativa, medidas y ayudas específicas, así como innumerables campañas en los medios de comunicación. Asimismo, las asociaciones de víctimas completan este círculo de reflexión y de protección sobre la violencia contra la mujer.

La pregunta es inevitable: ¿Por qué sigue aumentando la violencia machista? ¿Hasta dónde llega la desigualdad entre hombre y mujer?

Bajo la apariencia bondadosa de un crecimiento económico sin límites, la realidad ha desmentido la bondad del mismo. La proyección de la riqueza sobre los demás ámbitos de la vida, sobre todo en las relaciones sociales, no ha sido proporcional. La equidistancia entre riqueza económica y equilibrio social no se ha acortado: el acceso a más medios no nos ha hecho ser mejores, no nos ha hecho vivir mejor, al menos a la mayoría. Aunque en esta época de grandes conquistas económicas también ha habido grandes conquistas sociales: las diversas leyes de marcado carácter social e incluso, laboral, que los gobiernos españoles han ido aprobando en los últimos decenios así lo atestiguan. No obstante, podremos aprobar y aplicar magníficas reformas legales, superiores en derechos a las de los países de nuestro entorno, pero donde todavía no ha entrado la Ley es en la conciencia del ser humano.

En este momento, con la crisis económica (y de valores) en la que nos ha metido un desarrollismo desmesurado, con una precarización de los derechos sociales en forma de recorte económico, el aumento de los actos de violencia machista da una medida de todo lo que queda por hacer. Las denuncias por violencia de género han aumentado en el último año en Gipuzkoa más de un trece por ciento. La Igualdad se aleja.

Las personas que integramos EQUO partimos de una visión social donde la riqueza y el desarrollo económico cobran valor en la medida que el ser humano y, por ende, la civilización humana y el planeta que todavía nos acoge, es capaz de soportarlo. No negamos el crecimiento económico, pero hay que ponerle límites: genera desigualdades que, a su vez, provoca una colisión entre lo que hemos alcanzado y lo que perdemos, cuyo primer efecto es el fracaso vital que en algunas situaciones se traduce en actitudes violentas. Y en esta situación, las mujeres y los niños son la parte débil. Y la civilización humana. Y el planeta.

En un mundo ideal los límites sociales del enriquecimiento deberían ser autoimpuestos. Las legislaciones tendrían su sentido para compensar las desviaciones sobre esos límites. Lamentablemente vivimos en un mundo contingente en el que la Ley pretende suplantar a la conciencia individual para ocupar su lugar: ha desaparecido la ecología del pensamiento, esa necesidad de encontrar el equilibrio entre anhelos, necesidades y capacidad del mundo, de la sociedad y de los recursos naturales para satisfacerlas.

Así las cosas, desde EQUO GIPUZKOA proyectamos nuestra visión sobre la Violencia de género y la Igualdad en cuatro ámbitos:

INVESTIGACIÓN: ir a la raíz. Es necesario aunar disciplinas científicas (sociales y económicas) para averiguar qué está ocurriendo en el seno de la familia y de la sociedad en la que crecemos (educación, amigos, trabajo…) para que no haya avances en la erradicación de la Violencia de género y se fomente la Igualdad. Es la primera columna que sustenta la visión de EQUO. Fomentaremos la investigación profesional.

SENSIBILIZACIÓN SOCIAL: en un doble ámbito, de la sociedad y de las personas que trabajan como profesionales en este área. Aunque aquí ya hay un importante trabajo hecho, desde EQUO trabajaremos para que la sensibilización llegue a todos los rincones de la sociedad.

PREVENCIÓN: una legislación facilitadora y exigente con la presencia de la mujer en los lugares en los que su representación es mínima o nula provocará, a juicio de EQUO, una mayor capacidad de gestión preventiva de la mujer, posicionándola con ventaja y anterioridad a las conductas que le puedan debilitar. Además, las medidas preventivas se deberán extender a todos los ámbitos: desde la seguridad ciudadana, a la educación, al ámbito laboral, llegando hasta los medios de comunicación.

DETECCIÓN: junto a las actuaciones preventivas de las administraciones públicas, en EQUO entendemos que la sociedad en su conjunto y en particular el círculo más cercano a la mujer, junto con los profesionales de todo género que actúan en este ámbito, está obligada a intervenir y comunicar las situaciones de violencia de las que tengan conocimiento. Una educación exigente y una legislación consecuente facilitarán esta situación.

En EQUO apostamos por reconsiderar muchas de las supuestas conquistas sociales que en materia de legislaciones aprobadas en los últimos años llenan de derechos para la mujer las bibliotecas legales de las administraciones públicas, empresas, sindicatos y despachos de abogados, pero no han conseguido su objetivo primordial: remover prejuicios y actitudes para que el equilibrio familiar y social entre hombre y mujer sea real y no solo un deseo legal.

Las diversas legislaciones de conciliación de la vida familiar, los derechos laborales emanados del Estatuto de los Trabajadores, son un claro ejemplo. ¿Para qué sirven las reducciones de jornada por guarda legal, las excedencias por cuidado de hijo, las bonificaciones de las cuotas de la Seguridad Social a las que tienen derecho las empresas por las trabajadoras que se reincorporan al trabajo después de la maternidad, los permisos de paternidad, si en la conciencia social todavía no hemos dado el paso imprescindible para generar el cambio actitudinal que implique la superación de los roles adjudicados a la mujer o al hombre? Mientras los hijos sean para las madres, el dinero que las políticas sociales y laborales ofrecen no conseguirá por si mismo la igualdad. El pilar de la educación es el fundamento para alcanzar el objetivo.

Desde EQUO apoyamos una política social de igualdad autoexigente y horizontal. Consideramos que es la única manera de facilitar a las próximas generaciones la base necesaria para que desaparezca la violencia machista del seno familiar, laboral y social. La consecuencia de esta política social, la última fase, será la igualdad de los seres humanos en todos los ámbitos. Es el primer paso para la sostenibilidad social y económica y, por ende, ecológica.

Somos EQUO.

Este artículo ha sido enviado por un lector o lectora. La sección Participa se plantea como un espacio plural en el que fomentar la participación y el empoderamiento. Los textos publicados en ella no tienen por qué coincidir con la línea editorial de Pikara Magazine. ¡Gracias por participar!

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