La voz de los manteros

La voz de los manteros

Hoy, los miembros de la plataforma Mbolo Moy Doole pedimos un espacio para dar cauce a nuestras voces, para que se escuchen los motivos profundos por los que decidimos seguir vendiendo a pesar de que hasta hace muy poco la penalización era la cárcel, a pesar de que aún hoy la policía nos vigila y requisa nuestros productos, a pesar de que en una semana de trabajo podemos conseguir apenas veinte euros de recaudación y a pesar de que con motivo de la nueva ordenanza municipal del Ayuntamiento de Bilbao trabajar en la calle se haya convertido en una odisea diaria.

20/07/2011

Una mujer aplaude a los manifestantes de Mbolo Moy Doole en Bilbao

María R. Aranguren

Conclusiones de un taller de la plataforma por los derechos de las personas migrantes, Mbolo Moy Doole

suscribete al periodismo feminista

Podemos quedarnos solo con la imagen de la manta en el suelo, con la idea de un CD barato o encender la televisión y encontrarnos con un reportero que nos cuenta que quienes venden en la calle se hacen poco menos que millonarios. Cualquiera de estas tres opciones será insuficiente, estará recortada o proporcionará una idea falsa de la realidad.

La despenalización del top-manta fue un hito importante, pero seguimos expuestos a una vigilancia constante, a la amenaza de multas, a miradas culpabilizadoras, a la información poco contrastada. Esta persecución es ilegítima e injusta

Se acercan los meses del buen tiempo, de las vacaciones para muchos, de oportunidad de trabajo para otros que sacamos la mercancía al exterior para poder sobrevivir con el dinero que ganemos.
Hoy, los miembros de la plataforma Mbolo Moy Doole pedimos un espacio para dar cauce a nuestras voces, para que se escuchen los motivos profundos por los que decidimos seguir vendiendo a pesar de que hasta hace muy poco la penalización era la cárcel, a pesar de que aún hoy la policía nos vigila y requisa nuestros productos, a pesar de que en una semana de trabajo podemos conseguir apenas veinte euros de recaudación y a pesar de que con motivo de la nueva ordenanza municipal del Ayuntamiento de Bilbao trabajar en la calle se haya convertido en una odisea diaria.

Somos un grupo de migrantes senegaleses que llegamos aquí con un proyecto de vida, con ilusiones, sí, y con añoranzas. Para trabajar, sí, pero también para convertirnos en actores de la sociedad en la que vivimos, para ser reconocidos como vecinos de la ciudad. Hoy estamos juntos y luchamos juntos para conseguir que se legitime nuestro derecho no solo a sobrevivir sino también a vivir de la mejor manera posible.

En la batalla por conseguir que una situación económica dificultosa dejara de considerarse un delito nos han acompañado muchas personas que han trabajado desde diferentes ciudades del país. La despenalización del top-manta fue un hito importante para nosotros en 2010 pero aún hoy seguimos viéndonos expuestos a una vigilancia constante, a la amenaza de una posible multa que dé al traste con días de trabajo, a ciertas miradas culpabilizadoras, a la información poco contrastada. Consideramos que esta persecución es ilegítima e injusta, dado que la posibilidad de dar con otras vías que nos permitan vivir se ha vuelto una tarea imposible para nosotros.

La ley de extranjería es inflexible y nos vemos abocados a una situación de irregularidad administrativa. Durante años no pudimos acceder a permisos de residencia por las condenas por delitos contra la propiedad intelectual. Todavía hoy hay compañeros que siguen penados porque las sociedades de derechos de autor no renuncian a sus indemnizaciones. Pero, además, sufrimos la crisis económica como muchos otros ciudadanos de este país y ¿quién puede hoy conseguir un contrato de por lo menos un año de duración como exige la ley para regularizar su situación? Va pasando el tiempo, mucho desde que emprendimos el viaje y no vemos a nuestras familias, y algunas personas han caído en la estafa de abogados o empresarios que venden un contrato que resulta ser falso, o nos vemos expuestos a tener que pagar por un empadronamiento.

Mientras algunas patrullas de policía parecerían pese a todo divertirse persiguiéndonos, observamos con preocupación que algunos medios de comunicación exageran las cifras cuando se trata de explicar los beneficios que puede obtener una persona cuando vende en la calle y confrontan a los vecinos en vez de explicar las causas profundas de los hechos. Por eso pedimos una información responsable y humana que trate de ahondar en los motivos por los cuales los manteros salimos a la calle. También solicitamos a las instituciones una reflexión acerca de cómo afectan las normativas a las personas más desfavorecidas. Estamos unidos porque creemos en el trabajo conjunto. Lo que nos gustaría ahora es tender otros puentes.

Download PDF
master violencia de género universidad de valencia

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

ayuda a Gaza
Download PDF

Título

Ir a Arriba