Veintiocho jo-ta/-dienda

Veintiocho jo-ta/-dienda

No debería estar escribiendo este artículo para un veintiocho jota. Me gustaría no llamarlo Orgullo aunque entiendo su necesidad. Cuando por fin se reconozca la diversidad entonces sí podremos deconstruir el género.

27/06/2011

Algunos días me levanto pensando que el periodismo puede promover auténticas revoluciones, incluso al margen de la realidad: pienso en las sucesivas cepas de gripes apocalípticas o el efecto devastador de la crisis en los titulares de las principales cabeceras.

Algunos días son veintiocho de junio, más allá de ese único momento que tiene en el calendario occidental. Algunos días, cuando la confianza lo permite, nadie a apela a la presunción de heterosexualidad cuando preguntan por mi pareja, o puedo dejar de escuchar a otras apelando al qué dirán.

No debería estar escribiendo este artículo para un veintiocho jota. Me gustaría no llamarlo Orgullo aunque entiendo su necesidad, entiendo que la aceptación de una orientación sexual entronca mucho más: mi manera de vestir -o no- mi feminidad, mi sexo, el contrario, el intersexo. Aquí no hablamos solo bolleras y maricones. Comprendo los estándares y los protocolos, por ello necesitamos un caballo de Troya. Usemos sus armas: los medios de comunicación, la publicidad, la belleza, los cánones, las etiquetas.

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Cuando por fin se reconozca la diversidad entonces sí podremos deconstruir el género, la manera de concebir el amor romántico, las relaciones, y en consecuencia, el dominó completo de problemáticas sociales: violencia de género -roles machistas, esclavitud femenina-, desórdenes alimenticios -concepción de la belleza-, y por lo general, las frustraciones que devienen de no alcanzar el ideal capitalista consumista heterosexual.

28 de junio de 2011, estoy orgullosa de vivir mi sexualidad como lo haría cualquier heterosexual. Visibilizo mi manera de entender mi género y mis relaciones sexual-afectivas para abrir miras, no tan solo para el colectivo LGTBQ. La concepción del sexo importa a todxs, la concepción del género, también.

Hoy, mi lema es el Orgullo, espero que dentro de unos años relea este artículo y me resulte una memez; un concepto superado por la normalización. Y poder seguir pensando que el periodismo crea revoluciones.

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