¿Será feminista la revolución?

¿Será feminista la revolución?

Lo ocurrido con la pancarta feminista en Sol es un ejemplo muy gráfico de lo que siempre ha ocurrido con las revoluciones. Los feminismos se han excluído de las luchas, a pesar de que los sujetos devenidos mujer hayan arrimado el hombro e incluso se hayan inmolado en ellas.

16/06/2011

Feminista en SolFoto de Gaelx

El pasado viernes 20 de mayo miles de personas esperaban en la Puerta del Sol de Madrid a que las doce campanadas declarasen que su concentración pacífica era ilegal. Unos minutos antes unas figuras se encaraman ágiles a un andamio, y despliegan la pancarta: “La revolución será feminista”. Tras algunos aplausos, algunos comienzan a clamar por la retirada de la pancarta, y un machirulo arranca la palabra feminista, la desgarra, y tras lanzar la mitad sobre la plaza, hace unos pases toreros con el trozo restante.

Los feminismos se han excluído de las luchas, a pesar de que los sujetos devenidos mujer hayan arrimado el hombro e incluso se hayan inmolado en ellas

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Es un ejemplo muy gráfico de lo que siempre ha ocurrido con las revoluciones. Los feminismos se han excluído de las luchas, a pesar de que los sujetos devenidos mujer hayan arrimado el hombro e incluso se hayan inmolado en ellas. Después, aquellos que se hicieron con el poder se encargaron de hacer un par de pases toreros con esas reivindicaciones que no caben en los idearios revolucionarios, e incluso, de segar las cabezas de las que no estuvieran de acuerdo. No olvidemos la tan consabida revolución francesa, padre (que no madre) de todas las revoluciones, en la que no hubo sitio para nosotrxs. La “Libertad guiando al pueblo” debe ser una mujer que enseña las tetas, pero muda. Así sí nos quieren. Para representar sus ideas inscritas en nuestra carne, pero sin pararse a revisar sus privilegios, que están en el corazón de la estructura de ese sistema contra el que gritan.

No podemos hablar de por qué estamos en Sol sin hablar desde los feminismos, de la violencia heteronormativa de que las mujeres sostienen los cuidados gratuitamente, de cuál es el género que performan los poderosos

Horas después de aquello, una periodista (de cuyo medio no quiero acordarme) nos para en Sol. Dice que está buscando mujeres que estén en la plaza, y que nosotras podríamos tener el perfil que busca. Alrededor de los treinta, muy formadas, y en paro. Le recomendamos que se pase por la carpa feminista, que estará llena de chicas con ese perfil, pero nos dice que van a intentar colarle el rollo feminista, y que no es eso lo que busca.

Le respondemos que de ninguna manera podemos hablarle de por qué estamos en Sol sin hablarle desde los feminismos, porque la violencia heteronormativa nos atraviesa, porque no se puede explicar nuestra situación sin hablar de la precariedad, de por qué los cuerpos diagnosticados mujer sostienen los cuidados gratuitamente, de cual es el género que performan los poderosos. Poderosos que parece que cuando son presuntos violadores de esos cuerpos (más aún si son cuerpos negros e inmigrantes) no se habla de delito, sino de asuntos de faldas… Porque lo primero que nos miran cuando venimos al mundo (y ya antes) para saber qué lugar ocuparemos en este sistema es qué tenemos entre las piernas.

Y mientras, un mes después, nuestrxs compañerxs feministas siguen movilizadas en Sol (y en Valencia, y en Bruselas, y en Bogotá…), dando clases de feminismos para principiantes, alzando la voz en las asambleas y tiñendo de violeta las concentraciones. Porque la revolución, sea la que sea, sin feminismos, estará condenada a ser la penúltima. Tarde o temprano llegaremos nosotrxs.

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