Ellas hacen ruido

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Existen, y no se puede olvidar, chicas en el rock. Aunque su presencia sigue siendo inferior a la de los hombres, en las últimas décadas ha aumentado considerablemente el número de mujeres que forman parte de bandas o las integran en su totalidad, con igual eficiencia que las formaciones y artistas masculinos.

19/11/2010
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Existen, y no se puede olvidar, chicas en el rock. Aunque su presencia sigue siendo inferior a la de los hombres, en las últimas décadas ha aumentado considerablemente el número de mujeres que forman parte de bandas o las integran en su totalidad, con igual eficiencia que las formaciones y artistas masculinos.

El punk de los 70 fue decisivo en el incremento de la participación femenina, con nuevas bandas que comenzaron a introducir temas tabú como los de la menstruación, la anorexia, la violación o la masturbación femenina. Ya en los 90, el movimiento de las Riot Grrrl –bandas de rock autoproclamadas feministas– supuso el impulso definitivo a la participación de las mujeres en el rock.

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No obstante, la reivindicación de la necesidad de una igualdad real no ha cesado entre las mujeres rockeras, aunque algunas de ellas, sobre todo las que forman parte de bandas que se mueven en el circuito independiente, reconocen sentirse tratadas en igualdad de condiciones que los hombres. Así lo explica Isabel Cea, bajista y voz de Triángulo de amor bizarro, quien asegura no haber tenido mayores dificultades que un hombre en su carrera artística. “Esa barrera hace tiempo que se superó, al menos en el mundo indie, que es donde me muevo”. Aunque reconoce que le gustaría que hubiera más mujeres que se dedicaran al rock.

Para Agnes, cantante de Lilith, las cosas no son tan positivas. “Es muy difícil ser mujer en este mundo. Se me han cerrado muchas puertas sólo por el hecho de ser mujer, y la gente que va a verte no va con la misma disposición que con una banda de tíos. Van a ver si estoy buena”. El grupo de Agnes ha teloneado a AC/DC, o Deep Purple después de “haber trabajado de sol a sol. Pero la gente no quiere ver el rabajo que hay detrás. Creen que todos mis logros es porque yo me he tirado a alguien”.

Natalia Brovedanni y Ceci Su son, respectivamente, la guitarra y la voz de Santa Rita, una banda formada íntegramente por mujeres y que completan Eugenia Kiernan (bajo y coros) y Laura (batería). “Todos quieren ver a un grupo de chicas en el escenario. Ser mujeres facilita la difusión de lo que haces, la curiosidad mató al gato y en este sentido no es una contra sino una ventaja”, explica Brovedanni. “Pero cuando hablamos de prejuicios y del eterno problema de subestimar la creatividad y capacidad de las artistas femeninas, el tema es otro y las piedras en el camino son grandes”. “Quizás en ojos ajenos todavía se puede ver que el hecho de ser un grupo íntegramente formado por mujeres sea un arma de doble filo”, manifiesta Ceci Su, “por un lado está el morbo que eso despierta, ya que por gracia o desgracia sigue siendo una ‘novedad’, pero por otro lado eso quizás enturbie un poco los esfuerzos y la calidad musical del grupo en cuestión, como si el hecho de ser mujeres nublara un poco la vista. No obstante, nos consideramos muy afortunadas, no hemos sentido ningún obstáculo por el hecho de ser mujeres, si bien es cierto que nos movemos en una esfera muy emergente y novel”.

Pese a los avances en el terreno, no se puede obviar la todavía desproporcionada presencia de mujeres y hombres como participantes activos en la música rock. ¿Cómo explican ese fenómeno las chicas que lo viven desde dentro? “Las mujeres reaccionamos tarde aunque la puerta esté abierta para todos desde siempre. En el momento que un tío coge la guitarra, en la adolescencia, nosotras estamos pendientes de otros menesteres como “conquistar”, hacer teatro, danza o estudiar violonchelo. ¡No entiendo porqué no se nos ocurre antes! Y digo esto porque ahora mismo un montón de amigas están empezando sus primeros proyectos y todas están más cerca de los 30 que de los 20”, afirma la guitarrista de Santa Rita. “Hoy en día estamos en un punto de inflexión en ese sentido.

Las cosas han cambiado mucho. Es cierto que la herencia sociocultural discriminatoria con las mujeres sigue estando presente, desgraciadamente, reflexiona Ceci Su. “Pero, ¿Quién le impide hoy en día a una mujer montar un grupo de rock? ¿Quizás una asociación fatídica del mundo de rock con un mundo de hombres? ¿El qué dirán? En nuestras propias manos está el ir superando esas barreras psicológicas, educacionales y culturales. En el rock y en la vida en general”.

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