Lo que no vimos de la sentencia del caso Alves
Sin el Protocolo No Callem del Ayuentamiento de Barcelona y la ley catalana contra las violencias machistas es muy probable que el caso Alves hubiera tenido otro tratamiento judicial.
Sin el Protocolo No Callem del Ayuentamiento de Barcelona y la ley catalana contra las violencias machistas es muy probable que el caso Alves hubiera tenido otro tratamiento judicial.
Molly Manning Walker directora de 'How to have sex', nos transporta a los límites de la violencia sexual para preguntarnos cuándo un encuentro íntimo comienza a ser una agresión. Eleva a debate social los cruciales interrogantes: "¿Me han violado?", "¿Yo he violado?", “¿Qué es agredir sexualmente?”.
El caso Alves demuestra que un estándar de buen hacer judicial es posible, y que por tanto, se podría exigir en todos los procesos. Las reivindicaciones feministas están consiguiendo el histórico hito de cambiar la práctica de los tribunales.
El Centro de Atención a Víctimas de Malos Tratos y Tortura Sira explica que víctimas del policía nacional infiltrado en movimientos sociales tienen ideas de suicidio, sentimiento de culpa y otros problemas derivados y considera que todas las afectadas por infiltraciones deben ser consideradas víctimas de tortura.
Las mujeres de Colombia que lucharon por “ser pactantes y no pactadas” materializan su deseo de justicia con la apertura del Macrocaso 11 por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz.
Es durísimo emocionalmente reconocernos a nosotras mismas que esa persona a la que queremos, apreciamos, admiramos e, incluso, en muchas ocasiones deseamos nos haya agredido.
El anonimato de las víctimas es una de las principales herramientas para poder compartir los testimonios de abusos. La cuenta de Instagram de @abusosenlamusica, que recoge historias de esta industria, explica que muchas veces decir el nombre de los abusadores es complicado porque supondría identificar a las víctimas y podría tener consecuencias para ellas.
Alejandra Holzapfel y Haydee Oberreuter, sobrevivientes de tortura durante la dictadura chilena, son dos de las caras de la labor de visibilización de la violencia contra las mujeres, especialmente de la violencia sexual y el aborto forzado como un tipo específico de tortura.
La campaña difundida por Emakunde en torno al 25 de noviembre alerta de que la pornografía es una escuela de violencia sexual. Expertas critican que el mensaje institucional contrasta con la falta de compromiso para implementar la educación sexual integral en el currículum educativo.
Los datos para el Estado español de la Encuesta Europea de Violencia de Género recogen también 4,8 millones de casos dentro de relaciones.
Save the children ha publicado un informe en el que analiza cerca de 400 sentencias judiciales de casos de abusos sexuales contra la infancia en España. En ocho de cada diez casos el agresor es una persona conocida o del entorno familiar.
En ‘Mala onda’, Myriam Gurba combina el ‘true crime’, con la narración de su violación y el paso a la adultez como mujer chicana queer en California (Estados Unidos).
Lo que ha pasado desde que el presidente de la Federación Española de Fútbol agredió a una futbolista lesbiana delante de medio planeta y en streaming no es un #SeAcabó, sino una prueba más de los avances de la lucha feminista. Que no va a parar.
Podríamos prestarnos a aquellas que eligen no aparecer, no constar, no nombrarse ni poner su cuerpo directamente. Ellas son un mensaje que es el de todas
El terror sexual y los estereotipos sexistas son dos armas que los cuerpos policiales españoles, en nombre de la lucha contra ETA, han utilizado para someter a las detenidas. Las supervivientes reclaman verdad, justicia y reparación, pero el Estado no reconoce ni investiga sus denuncias.
Las investigadoras norteamericanas Sarah Banet-Weiser y Kathryn C. Higgins analizan en el libro ‘Credibilidad’ (Ed. Barlin Libros) las estructuras que impiden que se crea el testimonio de toda aquella persona que no sea hombre blanco cis y cómo el capitalismo saca provecho económico de esta duda.
El libro ‘Mujeres de armas tomar’, de Mathieu Menegaux, cuenta la historia de Mathilde Collignon, la que “no tembló” al vengarse de sus violadores. Ya lleva tres años en la cárcel. Ellos son libres.
Los partidos políticos pueden permitirse no prestar atención a las víctimas de pederastia porque esta sociedad, en el fondo, lo permite. Preferimos no mirar al monstruo patriarcal y seguir permitiendo el poder sexual de los hombres, incluso en un crimen que se considera execrable.
PSOE, PP y PNV votan a favor de la reforma de la ley del solo sí es sí y sacrifican los avances conseguidos por el movimiento feminista, en un intento de capitalizar la confusión generada por la propaganda sobre los violadores supuestamente excarcelados en masa.
Firma de manifiesto en defensa de la centralidad del consentimiento sexual en el código penal.