Karen Espíndola “Fue injustificado que mi bebé viviera para puro sufrir”

Karen Espíndola “Fue injustificado que mi bebé viviera para puro sufrir”

Karen Espíndola estaba embarazada. Con 12 semanas detectaron una grave malformación en el cerebro del feto, pero le obligaron a tenerlo. Hoy es una activista comprometida con el derecho al aborto, y su caso un emblema del movimiento por la despenalización.

28/02/2012

Reportaje central: ‘Chile: cuando decidir es ilegal

Emilia Laura Arias Domínguez/ La Serena (Chile)

Karen Espíndola estaba embarazada. Con 12 semanas detectaron una grave malformación en el cerebro del feto denominada Holoprosencefalia Alobar. “Busqué en Internet y solo encontré malas noticias, niños muy enfermos con graves malformaciones. La mayoría morían al nacer. En ese momento pedí un aborto y descubrí que era ilegal”, recuerda.

Acudió a los medios de comunicación, escribió cartas a Michelle Bachelet y su caso se convirtió en un emblema del movimiento por la despenalización. La respuesta institucional fue clara: llegaría hasta el final del embarazo. El Ministerio de Salud prometió una salud de calidad para su hijo pero esa promesa quedó en el olvido.

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Cuando nació el niño empezó una odisea que le llevó de hospital en hospital. Osvaldo, que así se llamaba, murió tras dos años de vida prácticamente vegetal. “Sufrió injustificadamente, porque no tenía ninguna posibilidad de proyecto de vida”, declara.

Actualmente milita en Miles, Movimiento por la Interrupción Legal del Embarazo, y participa en la Comisión de Salud del Senado para avanzar en el aborto terapéutico, donde da su testimonio con fuerza. “Lo importante es separar la religión de la legislación. Casos como el de Osvaldo siguen pasando. Fue injustificado traerlo a la vida a puro sufrir, fue inhumano”.

Pelea cada día para que esto no le pase a nadie más: “Es inconstitucional y resulta totalmente desproporcionado someter a una mujer a un trato cruel, inhumano y doloroso a más no poder. No exagero. Es una mezcla de tristeza, angustia, desesperación, incertidumbre, dudas, frustración y culpa… con el objeto de proteger una vida que lamentablemente no va a perdurar ni podrá tener ningún tipo de autonomía”.

“Chile es un país muy hipócrita. Muchas de las personas que se dicen provida saben con claridad que en los sectores más pudientes de nuestro país se practican abortos escondidos tras una apendicitis. Quién tiene plata no debe rendir cuentas a nadie”, denuncia esta activista chilena.

Karen Espíndola asegura que “a la hipocresía de negar lo evidente se suma la indiferencia de toda nuestra sociedad. Parece importarles más la potencial vida del que está por nacer que la del niño nacido. En mi caso, mucha gente, con honrosas excepciones, despotricó contra el aborto pero, una vez que mi hijo nació, se olvidaron por completo de sus derechos y de los míos. El Estado, el mismo que me obligó a seguir hasta el final con mi embarazo, ignoró mi dolor y no se hizo responsable de la salud de mi hijo”.

En tratamiento psicológico y psiquiátrico tras la pérdida de su hijo y con graves problemas económicos, Karen Espíndola sigue buscando apoyos para seguir adelante con esta odisea por la despenalización del aborto terapéutico en Chile.

Blog de Karen Espíndola:

www.osvaldomiangel.blogspot.com

Sus columnas de opinión

El aborto y las 10 falacias del mundo conservador

Aborto terapéutico en primera persona”

Yo no pude abortar y esto es lo que pasó

En Youtube: entrevista durante el embarazo (2008), publicada en DVD “Interrupción legal del embarazo. Una demanda urgente: El caso de las malformaciones fetales incompatibles con la vida, 2011″

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