X-men: reflexiones en torno al homonormativismo y la subversión

X-men: reflexiones en torno al homonormativismo y la subversión

Antonio Higuero Pliego                         

Con motivo de la “inesperada” muerte de Stan Lee a los 95 años, me animo a compartir unas notas que tomé hace un par de veranos, una de estas veces que vi la primera trilogía de las películas de los “X-Men”, […]

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15/11/2018

Antonio Higuero Pliego                         

Con motivo de la “inesperada” muerte de Stan Lee a los 95 años, me animo a compartir unas notas que tomé hace un par de veranos, una de estas veces que vi la primera trilogía de las películas de los “X-Men”, y que han estado guardadas hasta ahora.

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Estas reflexiones surgieron en torno a si estas películas son una narrativa heterosexual acerca del colectivo LGBT+, antagonizando dos posiciones representadas por el profesor Charles Xavier y por Magneto. Podría hablar de cualquier otro de los arcos argumentales de los cómics o de las nuevas películas, pero voy a centrarme en aspectos de estas tres primeras, que fueron estrenadas en el año 2000, 2003 y 2006.

Para empezar, me gustaría analizar las dos perspectivas bastante polarizadas que tienen los líderes de ambas facciones. Por un lado, el profesor Charles Xavier dirige la Escuela Xavier para Jóvenes Talentos, un lugar donde jóvenes mutantes aprenden a controlar sus poderes para que no puedan dañar ni a otros ni a si mismos, mientras asisten a clase. La base de la filosofía de la escuela, y por lo tanto de Charles Xavier, es que los mutantes son iguales que los no-mutantes, con los mismos derechos. Quieren que la sociedad les acepte tal y como son, personas normales, aunque con ciertos dones. De hecho, el alias que usan como miembros de la Patrulla X, es para proteger su identidad civil, como Cíclope para Scott Summers, Hombre de Hielo para Bobby Drake o Chica Maravilla y Phoenix para Jean Grey. De hecho, ese anhelo por formar parte de la sociedad lleva a muchos mutantes en la tercera película (X-Men: la decisión final, 2006) a aceptar la cura mutante, aquella que les despojará de sus poderes, como ocurre en el caso de la mutante Pícara (Anna Marie D’Ancanto), que sacrifica sus poderes para poder llevar una vida “normal”. Claro, que hay que tener en cuenta quién fue a por esa “cura”. En el caso de Pícara, su poder era absorber otros poderes y el pensamiento de aquellos a los que tocaba, por lo que siempre tenía que ir con guantes y eso le llevaba posteriores complejos a la hora de interactuar con otras personas, incluido su novio en las películas, el Hombre de Hielo. Hay otros casos, sobre los que hablaré un poco más adelante, que son aquellos que a simple vista ya se sabe que son mutantes porque o son de colores, o tienen otro algo que les delata, como pueden ser alas.

En el caso de Magneto y su Hermandad de Mutantes, rechazan las normas de la sociedad mayoritaria y no-mutante. No quieren integrarse en ella, se oponen a los posibles registros de mutantes. Para la Hermandad, ser mutante es motivo de orgullo, apropiándose del efecto peyorativo de la palabra, llevándolo a que el alias que cada cual ha creado, es su verdadera identidad, su identidad mutante. Magneto ya no es Erik Magnus Lehnsherr, es Magneto, cosa que ocurre con el resto de la Hermandad, como en el caso de Mística. Ella, cuyo poder le permite transformarse en cualquier persona, se presenta con su piel azul, a menos que esté en misión. Ese orgullo mutante es el mismo que les hace proclamarse como el siguiente paso evolutivo, el Homo sapiens ya está obsoleto, quién seguirá adelante es el Homo superior.

El punto que me hizo unir toda esta narrativa con el colectivo LGBT+, fue un momento en la segunda película “X2: X-Men united”, cuando ante un ataque militar los estudiantes tienen que dejar la academia. El Hombre de Hielo (Bobby) lleva a Pícara, Lobezno y Pyro a su casa para buscar refugio. En ese momento, Bobby tiene que salir del armario mutante ante sus progenitores y hermano, y mostrarles sus poderes. Cosa que no se toman muy bien, con su madre preguntándole si ha intentado no ser un mutante, y su hermano llamando a la policía para que les detengan.

Entonces, ¿se está representando al grupo del profesor Charles Xavier como ese colectivo LGBT+ domesticado, normado y cuya aspiración máxima es tener los mismos derechos que un hetero? Aquel que a través de las ceremonias de boda y la familia nuclear reproduce y perpetúa el sistema heteropatriarcal. ¿Y Magneto y su Hermandad? ¿Representan ese aspecto más subversivo?,¿más cuir?, aquellos que quieren romper con el sistema que existe y crear uno nuevo, no adaptarse a él. Al igual que quienes nos significamos como maricas o bolleras (que no gai y lesbiana), la Hermandad lo hace con el término mutante, nos estamos reapropiando con orgullo de esa palabra que una hegemonía usa con intención dañina para identificarnos.

Son, al fin y al cabo, dos maneras de decir “Mutante con orgullo” (Mutant and Proud). Y al final observamos como lo domesticado, regula y vence sobre lo subversivo, los mutantes “buenos” derrotan siempre a los mutantes “malos”, aquellos que son una amenaza para los humanos corrientes, no luchan contra los propios humanos causantes de su situación. De hecho, la Hermandad no ataca a la Patrulla X, tienen sus objetivos humanos y es la propia Patrulla X la que se mete en medio para estropear sus planes. ¿Cabría decir que son mutantes alienados por estar defendiendo ese sistema que les está oprimiendo?

No podemos olvidar tampoco como, si la Hermandad mutante de Magneto quiere romper el sistema, el profesor Charles Xavier perpetúa el mismo a través de un modelo disciplinario al más puro estilo foucaultiano. Ya no es solo el hecho de tener a los jóvenes mutantes en un espacio disciplinario clásico como es la Escuela de Jóvenes Talentos, las tecnologías del yo a través del conocimiento, control y manejo de los poderes de cada mutante, e incluso el mutante al servicio de un bien común y mayor como es la utópica coexistencia pacífica entre mutantes y humanos. Ya en este punto se pueden extender las lecturas acerca de por qué cada uno, Magneto y Xavier, defiende cada posición en base a sus orígenes. El primero pasó por los campos de concentración de los nazis, el segundo criado en la mansión que luego convertiría en su escuela. Surge también la opción de que la Patrulla X sea un tipo de dispositivo, en términos foucaultianos, por el cual se legitima y se domestica a una parte del colectivo LGBT+, mostrando a esta facción como los “buenos” y relacionando al grupo y filosofía del profesor Charles Xavier con la única solución posible al conflicto mutante-humano: la integración dentro de la hegemonía humana.

Para terminar, me gustaría terminar dando unas pinceladas sobre un par de temas que también aparecen en estas películas. El primero tendría que ver con el mutantwashing, muy en línea con las definiciones de pinkwashing y purplewashing, que en este caso sería el uso de un mutante y, por consiguiente, de sus poderes para otros fines militares o médicos. Este primer uso fue el caso del proceso sufrido por Lobezno a manos del militar Stryker, reemplazando su esqueleto por otro de adamantium. En el campo médico existe el ejemplo del niño mutante (X-Men: la decisión final) cuyo poder es neutralizar otros poderes, usado para crear la cura anteriormente mencionada. Al final se usa los poderes de un mutante para curar y eliminar a otros mutantes, en ningún momento se plantea cambiar esa situación de opresión.

El segundo está relacionado con los cuerpos, quién dentro de cada grupo tiene qué tipo de cuerpo y cómo eso manifiesta que son mutantes. Dentro del grupo del profesor Charles Xavier, se encuentran los mutantes que consideraríamos más pivonazos, cuyos cuerpos son leídos y se ajustan a los cánones de belleza. Ahí se encuentran por poner un ejemplo Lobezno (interpretado por Hugh Jackman), Tormenta (Halle Berry), Jean Grey (Famke Janssen), Cíclope (James Marden), o Kitty Pryde (Ellen Page) por citar solo algunos. Solamente se observan corporalidades diversas en el caso de Ángel, que es un chico con alas como un ángel (con el valor simbólico que estos seres tienen en nuestra cultura), Bestia, del que tampoco puedes decir que sea horrendo, y Rondador Nocturno. En cambio, en el bando de la Hermandad y aunque esto cambie algo en la tercera película con el fichaje de Eric Dane como Hombre Múltiple, no podemos olvidar a los personajes de Sapo o Dientes de la sable en la primera película, y por supuesto a Mística. También es verdad que esto de la corporalidad mutante en los cómics se observa mejor, y habría que darle un repaso al por qué corporalidades mutantes diversas se relacionan o se les relaciona por los guionistas y dibujantes con un bando u otro. Lo que es seguro es que las historias de los X-Men darán para bastante discusión.

Magneto was right.

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