“Él no, nosotras sí”: las brasileñas se movilizan contra el candidato presidencial Bolsonaro

“Él no, nosotras sí”: las brasileñas se movilizan contra el candidato presidencial Bolsonaro

Miles de mujeres se han se han movilizado para intentar evitar que el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro llegue al poder en Brasil. Criticado por machista, racista y homófobo, de momento, lidera las encuestas de cara a los comicios del día 7 de octubre.

Texto: Luna Gámez
02/10/2018
Mulheres contra Bolsonaro fue una de las pancartas. / Foto: Luna Gámez

Mulheres contra Bolsonaro fue una de las pancartas. / Foto: Luna Gámez

“Una mañana, me desperté, y resonaba: él no, él no, él no no no. Una mañana, me desperté y luché contra un opresor. Somos mujeres, la resistencia, de un Brasil sin fascismo y sin horror, vamos a la lucha, para derrotar al odio y predicar amor”.

El pasado fin de semana, esta canción con el ritmo de Bella Ciao hizo eco en las calles de unas 70 ciudades brasileñas y una decena de localidades en el extranjero, entre ellas Lisboa, París, Londres o Madrid (las cifras de participación varían de una fuente para otra). Quienes cantaban se unían bajo el lema #EleNão (#ÉlNo), mostrando su oposición a la candidatura a la presidencia de Brasil del ultraderechista Jair Bolsonaro. En São Paulo, las estimaciones fluctúan entre 100.000 y casi un millón de asistentes en las hora punta; en Río de Janeiro entre las 50.000 y 500.000 personas, según diversas aproximaciones. Los grandes medios de comunicación no publican una estimación de cifras sobre este tipo de manifestaciones no institucionales -tan populares como multitudinarias-, muchos ni siquiera le dieron el protagonismo merecido entre sus principales titulares. No obstante, la movilización contra Bolsonaro, que fue tachado hasta de “innombrable”, representó para muchas mujeres una de las mayores de la historia reciente de la democracia brasileña. Una democracia que tiembla. Mientras unos la saquean otras intentan resucitarla desde la movilización social. El Movimiento de Mujeres Unidas contra Bolsonaro recuerda que el 53 por ciento de la población brasileña son mujeres y, aunque no las tienen a todas en su bando, se han movilizado para intentar evitar que este candidato llegue al poder.

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Él es una vieja amenaza

“Nuestra condición de mujer está siendo directamente atacada de distintas formas: cuando él dice que no violaría a María do Rosário [diputada] porque no se lo merece, nos afecta a todas; cuando le dice a Preta Gil [celebridad negra, hija del cantante Gilberto Gil] que los hijos de él no se casarían nunca con una mujer negra porque ‘están bien educados’, nos afecta a todas; cuando votó por la destitución de Dilma [Rousseff] enalteciendo al general Carlos Brilhante Ustra, que torturó a la expresidenta durante la dictadura [cuando ella tenía sólo 19 años], nos afectó a todas”, declara desde São Paulo a Pikara Magazine Vanessa Oliveira, periodista latinoamericanista y doctora en comunicación y relaciones internacionales.

Jair Bolsonaro, militar en la reserva con 27 años de carrera política a las espaldas como diputado federal, afiliado al Partido Social Liberal (PSL) de extrema derecha, lidera las encuestas para la primera vuelta de la elección presidencial en Brasil, que tendrán lugar el domingo 7 de octubre. Cuenta con una intención de voto de un 27 por ciento (36 por ciento entre los hombres y 18 por ciento entre las mujeres), de acuerdo con el Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística (Ibope).

Le encanta hacerse fotos simulando disparar un pistola con el dedo -defiende que armar a la población es la única forma de mejorar la seguridad-; preferiría tener a su hijo muerto antes que homosexual; defiende la “familia tradicional brasileña”; y afirma que él no pagaría el mismo sueldo a una mujer que a un hombre. Criticado por machista, racista y homófobo por la oposición, enaltecido por su autoritarismo por sus seguidores.

A diferencia de Donald Trump, antiguo empresario y actual presidente de Estados Unidos, profundamente criticado también por su falta de respeto hacia las mujeres, Bolsonaro ya es enemigo de los movimientos feministas desde hace décadas. Aunque los dos tienen parecidos innegables, “son entre otras cosas oportunistas”, el candidato brasileño “lleva años construyendo esa agenda fascista”, explica a Pikara Magazine Jimena de Garay, doctora en psicología social, activista feminista en Río de Janeiro e integrante de ‘As finadas do aborto’, movimiento contra la criminalización del aborto en Brasil.

“A Bolsonaro lo tenemos identificado hace mucho tiempo como una gran amenaza pero durante un tiempo se dijo que era mejor incluso no hablar de él para no darle visibilidad”, explica De Garay. Pero teme que el movimiento haya llegado tarde, cuando ya hay muchas personas convencidas a votar por él. Sus electores, “rechazan cualquier tipo de argumentación, no les parece que lo que él propone en su discurso del odio vaya tener un impacto en sus vidas. Es una situación desesperante pero es real”. No obstante, De Garay no duda que la movilización comenzó a dar frutos desde que se creó la campaña de ‘Mujeres contra Bolsonaro’ hace casi un mes en Facebook, y que hoy ya incluye a casi cuatro millones de integrantes, considerando que la aceptación de cada miembra pasa por una revisión para evitar infiltraciones.

Mujeres durante la manifestación contra el candidato presidencial Jair Bolsonaro en Río de Janeiro. / Foto: Luna Gámez

Mujeres durante la manifestación contra el candidato presidencial Jair Bolsonaro en Río de Janeiro. / Foto: Luna Gámez

Bolsonaro lidera las previsiones de voto, pero también es el candidato más rechazado. 46 por ciento de la muestra entrevistada no votaría por él en la primera vuelta bajo ninguna circunstancia, de acuerdo con las encuestas Datafolha, publicadas el 28 de septiembre. Su impopularidad aumentó en la semana previa a las manifestaciones: entre los hombres pasó del 35 por ciento al 38 y entre las mujeres del 43 al 52. La población más joven y la que gana menos de dos salarios mínimos también son de los grupos que muestra un mayor rechazo al candidato de la extrema derecha. Pero el objetivo final de la movilización va más allá de “cambiar la opinión de quien ha decidido votar por él. Necesitamos que se entienda la gravedad que supone tener a Bolsonaro en el poder”, explica para Pikara Magazine Iris Medeiros, activista brasileña que reside en París desde hace más de dos años e integró el movimiento de mujeres en el exterior. En la capital francesa, participaron unas 500 personas en las protestas. Para ella este despliegue internacional fue, además de un acto de solidaridad con las brasileñas, una oportunidad para explicar a otras personas en el extranjero o fuera de sus círculos habituales lo que estaba pasando en su país.

Él no debería estar en este juego

Pero, “¿cómo hemos permitido que alguien que no cree en la democracia, que defiende la retomada de la dictadura, participe en el principal proceso de la democracia representativa -las elecciones- prometiendo acabar con ella?”, cuestiona indignada Vanessa Oliveira. “Bolsonaro no es solo una broma de mal gusto. No es solo un homofóbico, un racista y un machista. Lo más importante es lo que él no es: un actor de la democracia”, alega Oliveira. “Nuestras instituciones están tan en ruinas que nos creemos que cualquier discurso cabe en la idea de libertad de expresión”, añade.

El país que destituyó con un mecanismo golpista a su primera mujer presidenta, Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), situado a la izquierda, enfrenta uno de sus procesos electorales más bipolares. La desilusión con la actual situación política generó una búsqueda, a tientas, de alternativas. Sin desconsiderar la enorme escala de grises entre los dos extremos, las encuestas de Ibope apuntan para un segundo turno entre Jair Bolsonaro (27 por ciento de los votos) y Fernando Haddad (21 por ciento), candidato del PT, nombrado desde prisión por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva como su sucesor después de que el Tribunal Electoral le impidiera presentarse a los comicios. Para muchos la extrema derecha, con principios moralistas y autoridad, sería la esperanza para el cambio político en el país, mientras que hay quien prefiere darle de nuevo su voto de confianza al PT, que ha estado en el poder durante los últimos tres mandatos y medio. Michel Temer, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB), está concluyendo este cuarto mandato como presidente no electo del país y entregará el testigo a su sucesor en diciembre de 2018.

"Nosotras somos Marielles que brotan contra Bolsonaro", reza una de las pancartas de la movilización de Río. / Foto: Luna Gámez

“Nosotras somos Marielles que brotan contra Bolsonaro”, reza una de las pancartas de la movilización de Río. / Foto: Luna Gámez

“Creo que el gran problema va a llegar en la segunda vuelta si tenemos PT y Bolsonaro. Determinadas personas no quieren al PT en el poder, pero Bolsonaro será una elección peor”, explica Medeiros desde París, quien considera que el gran desafío ahora es revertir los votos nulos y blancos: “Debemos convencer a la población de que deben escoger, con consciencia, un candidato”. Jimena de Garay también incita a la reflexión para entender cómo se han construido estos argumentos de elección de voto, “¿cómo una mujer o una persona negra decide votar en Bolsonaro?”, cuestiona. “Esta situación se da en un contexto de falta de democracia. Mataron a Marielle Franco, nuestra mejor representante, anularon el título de elector de más de tres millones de personas del noroeste, justo la región que más rechazaría a Bolsonaro y más apoya a la izquierda. Cuando vemos estas maniobras políticas es evidente que hay una cantidad de juegos sucios que hay que considerar en el panorama electoral”, argumenta la psicóloga social.

La intolerancia de Bolsonaro no elimina solo la garantía de derechos de mujeres, negros y personas LGBTI, elimina también la democracia. Y sin ese espacio ninguna de nosotras puede existir. Este tipo no debería estar en este juego, porque su mayor promesa es acabar con el juego

De acuerdo con una investigación realizada por la socióloga Esther Solano, profesora en la Universidad Federal de São Paulo y en la Complutense de Madrid, Bolsonaro es un síntoma de la insatisfacción generalizada de la población brasileña con el sistema político. “Hay gente que vota por él porque son racistas, homofóbicos o violentos. Pero muchas otras personas lo ven como una respuesta a una crisis de la representación”, explica Solano en entrevista a The Brazilian Report. Ella lo bautiza como una “rebelión conservadora”, una vuelta a las viejas costumbres, al orden, a las jerarquías, disciplina y autoridad. Además, Vanessa Oliveira añade que el candidato ganó una gran parte de su popularidad por la difusión de noticias falsas. Para ella, la urgencia reside en “no tolerar más la intolerancia de la extrema derecha fascista, porque la intolerancia de Bolsonaro no elimina solo la garantía de derechos de mujeres, negros y personas LGBTI, elimina también la democracia. Y sin ese espacio ninguna de nosotras puede existir. Este tipo no debería estar en este juego, porque su mayor promesa es acabar con el juego”.

¡Él no! ¡Nosotras sí!

Ha sido un acto totalmente suprapartidario, no hubo ni sindicatos, ni instituciones de ningún tipo. Independiente, colectivo, pacífico, hermoso y emocionante, fueron algunos de los adjetivos que utilizaron las entrevistadas para describir las multitudinarias manifestaciones. “El protagonismo de las mujeres en este tipo de luchas no es una novedad, principalmente si pensamos en la movilización diaria de mujeres negras e indígenas por derecho a tierra, por la vida de sus hijos, por condiciones dignas de trabajo. La novedad es la articulación en redes”, explica la activista y periodista Oliveira. Muchos grupos de estudiantes, profesoras y profesores, instituciones de investigación, asociaciones de favelas, incluso guardias de seguridad, entre otros, se adhirieron a la movilización #EleNão; pero ellas, que lideraron la organización, están teniendo más influencia que ningún otro movimiento social. “El escenario nos obliga a reaccionar”, declara Iris Medeiros y explica que una de las características más importantes de las manifestaciones es la pluralidad. “La necesidad de dar una respuesta rápida nos ha llevado a unirnos con un mismo objetivo. Tenemos que dar una respuesta rápida, no queremos a ese candidato y punto. Ni siquiera ha dado tiempo a discutir los pequeños detalles que en el día a día separa a los movimientos feministas”.

Las mujeres van a decidir las elecciones, reza en esta pancarta. / Foto: Luna Gámez

Las mujeres van a decidir las elecciones, reza en esta pancarta. / Foto: Luna Gámez

Nuevos eventos de mujeres contra Bolsonaro se preparan ya para este fin de semana, cuando comenzarán las votaciones. Las movilizaciones feministas brasileñas han puesto la quinta marcha desde que en 2016 ocuparon en masa las calles del país contra la propuesta de prohibición integral del aborto de Eduardo Cunha, antiguo presidente de la Cámara de Diputados. “Ese fue el momento que inauguró muchas fuerzas del movimiento feminista que vemos hoy”, explica De Garay, quien afirma que los movimientos de mujeres están más fuertes que nunca en la disputa de narrativas, en la disputa de las calles, en la disputa de las urnas. También en 2016, “se eligió a Marielle Franco concejala, fue muy importante lograr que entrase en la Cámara y ejerciese un mandato colectivo con otras feministas. Su asesinato [a principios de este año] fue un golpe durísimo, pero provocó una reacción aún más poderosa: la necesidad de tener más representantes feministas”, añade esta psicóloga, que considera que desde ese momento están brotando una cantidad inmensa de semillas de Marielle. Solo en Río de Janeiro, las candidaturas de mujeres negras crecieron un 151 por ciento, de 92 candidatas en las elecciones de 2014 a 248 actualmente.

La activista y periodista Vanessa Oliveira recuerda que las brasileñas suman más de la mitad de la población del país, que estas movilizaciones representan la lucha por el derecho de existir como mujeres, por mantener todo lo que se conquistó a costa de tantas cuerpas. “Cuando decidimos juntarnos nuestra fuerza es aún mayor, porque en el día a día ya luchamos sin saciedad. Nosotras estamos obligadas cultural e históricamente a tener mucha garra”, destaca ella.

Este movimiento de mujeres brasileñas no parece dispuesto a parar. “Él no, nosotras sí”, repiten sin cesar.

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