La testosterona al volante también es terrorismo machista

La testosterona al volante también es terrorismo machista

Anónima

Ilustración de Marta Suárez

Mi hermana murió arrollada por un hombre joven que adelantaba en una carretera con doble línea continua porque llegaba tarde a cenar con sus amigos. Tenía mucha prisa. Quizá iban a hacer una manada y echarse unas risas, pero se cruzó en […]

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21/09/2018

Anónima

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Mi hermana murió arrollada por un hombre joven que adelantaba en una carretera con doble línea continua porque llegaba tarde a cenar con sus amigos. Tenía mucha prisa. Quizá iban a hacer una manada y echarse unas risas, pero se cruzó en su camino una chica de 25 años circulando tranquilamente por la carretera que se lo impidió porque se la llevó por delante. Él se hizo un esguince y jamás nos pidió perdón.

Yo tenía 29 años por aquel entonces. Al poco tiempo de enterrarla, una tarde salía agotada del trabajo por el esfuerzo que me costaba seguir adelante cada día sin mi hermana. En el semáforo, se paró a mi lado un hombre que me hacía gestos obscenos desde su coche. Lo ignoré porque no tenía fuerzas para más y seguí adelante para tomar la autovía que me llevaba hasta mi casa. Entonces el potencial asesino al volante decidió que sería muy divertido acosarme desde su vehículo. Empezó a seguirme. Se acercaba demasiado por detrás, hacía amago de adelantarme y se colocaba a mi altura por la autovía para seguir gesticulando, me adelantaba y encendía las luces de emergencia. Volvía a empezar. Todo eso durante casi veinte kilómetros.

Me agarraba tan fuerte al volante que tenía las manos blancas. Me temblaban las piernas y los brazos, empezaron a resbalarme gotas de sudor por la frente. Decidí tomar la salida de la autovía hacia mi casa, parar en la primera gasolinera que encontrara y llamar a la policía. Él no tomó la misma salida y continuó por la autovía. Mi hermana estaba muerta. Yo podía haber muerto también.

Os invito a leer las cifras oficiales sobre seguridad vial, infracciones y siniestralidad en carretera disgregadas por sexo. Os invito a que os preguntéis quiénes son –muy mayoritariamente– los causantes de los mal llamados accidentes de tráfico. La testosterona, la violencia y la agresividad masculinas al volante son una forma más de terrorismo machista que tenemos que sufrir día tras día. ¿Cuántas más vamos a tener que morir en la carretera para que se ponga remedio?

Women discovering their sexuality,
women reaching out to each other,
women finding words to explore who they really are,
women living with confidence and love,

women changing the world

(Sheila Kitzinger)

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