Esponjas

Esponjas

Luca

Roberto LIebig

Para Chang y sus amigos

Esponjas. Unos animales muy antiguos que hacen sus cosas en las profundidades marinas, y poco más sé de ellas.

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Supongamos que me encuentro con una doctora en esponjas; una mujer que se sacó biología, hizo un máster, […]

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21/09/2018

Luca

Para Chang y sus amigos

Esponjas. Unos animales muy antiguos que hacen sus cosas en las profundidades marinas, y poco más sé de ellas.

 

Supongamos que me encuentro con una doctora en esponjas; una mujer que se sacó biología, hizo un máster, luego un doctorado con el que aportó nuevo conocimiento sobre las esponjas, se puso una escafandra y bajó a las profundidades a mirarlas de cerca, tomar muestras, de allí al laboratorio a estudiar lo que encontró, y a comparar con otros estudios, debates con otras doctoras para comprender el fabuloso mundo de las esponjas… Y no sé, más cosas, no sé como funciona el estudio de las esponjas. Mola la palabra esponja.

Y entonces, yo le digo a esa doctora: mi opinión sobre las esponjas es tan válida como la tuya. Es más, como creo que mi opinión es tan válida como la suya (porque a mi me parece que lo suyo también es una opinión), le contradigo toda la información que de entrada no me esperaba, no entiendo, me parece rara, demasiado complicada para entender rápido, o simplemente ya estoy en la inercia de contradecir y contradecir mola.

¿A quien le sirve que yo haga eso? A la doctora en esponjas, claramente, no. No le aporto nada, no le doy una nueva perspectiva, ni siquiera conseguirá un premio ni nada por intentar transmitirme su conocimiento. ¿Al estudio de las esponjas? Tampoco, de mi no saldrán nuevos métodos de observación, ni descubriré ninguna especie, no conseguiré una nueva manera de clasificar lo que hacen las esponjas, no relacionaré los datos de ninguna manera que de pie a una conclusión innovadora… Recordemos lo que sé sobre esponjas y su estudio: casi nada, curiosidades sueltas que recuerdo inexactamente de algún documental. Entonces: ¿Será que le sirve a las esponjas? No veo como se benefician las esponjas de que yo crea saber tanto de ellas como la doctora, ni de que me aferre a esa creencia. Solo me queda una opción: ¿Me sirve de algo a mi? Pues… tampoco, dado que me estoy negando a que la doctora me transmita su conocimiento. Como mucho le serviría a mi ego, que no necesitaría desinflarse.

Supongo que quedó claro que yo, haciendo eso, sería imbécil. Sería una imbecilidad tremenda creer que sé tanto como la doctora, sería superirrespetuoso intentar joderle todo lo que ha aprendido con tanto esfuerzo y años, sería de una mentalidad tan corta como el peinado de un hombre clásico (llamémosle clásico, es por el tono que intento crear en este texto) creer que de verdad yo sé tanto como la doctora. Sería un jodido delirio infla-ego que me nublaría la realidad a niveles preocupantes.

Ahora imaginemos que ya no es una doctora en esponjas y yo, si no una feminista y un (cis)hombre, hetero, monógamo, el pack completo. Una situación bastante más usual que una doctora en esponjas y yo, pero que curiosamente, muchas veces se da con exactamente la misma dinámica que la descrita. Esto es:

– El hombre “clásico” (llamémosle clásico), tiene una “opinión”, y le parece igual de respetable que la “opinión” de la feminista.
– Contradice toda la información que no se esperaba de entrada, no entiende, es demasiado compleja para entender rápido, o simplemente ya está en la inercia de contradecir y contradecir mola.
¿Y a quien le sirve?

Aquí, de la misma manera en la que yo estaba obviando todos los años de trabajo, de estudio, investigación, de bajar a las profundidades, de debates con otras doctoras, etc, de la doctora en esponjas, el hombre cis, hetero, monógamo, etc etc el pack clásico completo para llevar, está obviando que el feminismo, el ser feminista, son años de experiencias autorevisadas, reflexionadas, compartidas, de leer de Virginia Woolf hasta el blog de una antropóloga en la luna (pasando evidentemente por Pikara, claro), de análisis constante del entorno, de las relaciones, de las propias relaciones, de la propia educación, de la educación en general, de la identidad, de las identidades, de los roles, manifestaciones a las que va menos gente que a un recital de poesía, manifestaciones abrumadoramente llenas, de escuchar a otras con todas sus respectivas experiencias-reflexiones-cosas, de decidirse a decir cosas por las que sabes que te abuchearán en masa al instante, de recibir y hacer pedagogía, de replanteárselo todo, una y otra vez, en solitario y en comunidad, y sin parar. Es como estudiar a las esponjas, pero más rato al día (bueno, no sé, realmente no sé cuanto rato al día se estudian las esponjas).

No es simplemente “una opinión”. Por eso es muy injusto creer que siendo un hombre cis, hetero, monógamo, tienes derecho a opinar cosas como que lo correcto es la pareja hetero, que se pueden hacer chistes machistas, que no deberían poner homosexuales en la tele porque es “apología”, que las personas no monógamas son “libertinas”, y que todo esto es una opinión, y es tan respetable como cualquier otra. Claro, para un hombre “clásico” (¡llamémosle clásico!), esto es solo una opinión, porque no ha tenido que luchar, cuestionarse, definirse y redefinirse, romperse los esquemas, es, simplemente, un “tengo un privilegio y me gusta” hecho opinión.

O sea: ¿un hombre cis, hetero, monógamo, transmitiendo la opinión de un patriarcado que privilegia a hombres cis, heteros, monógamos? Guau, ese hombre tuvo que romperse la cabeza para llegar a esa opinión. Y al decir que la “opinión” feminista está al mismo nivel  que eso, el hombre ¡clásico! está invisibilizando todo el trabajo, todos los años de lucha y autolucha, toda la opresión a la que hay que oponerse durante tanto tiempo y de tantas maneras para llegar a ciertas conclusiones y atreverse a decirlas en voz alta.

Así que, hombre cis, hetero, monógamo, cuando estés ante una persona como una mujer, o trans, queer (por poner ejemplos), con “opiniones” sobre género, relaciones, machismo, patriarcado, identidades, visibilización de la diversidad, y otras cositas que se tratan en el feminismo, escucha y aprende. A lo mejor aprendes algo sobre esponjas.

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