Un inédito encierro antirracista y feminista en Barcelona

Un inédito encierro antirracista y feminista en Barcelona

Entre 130 y 150 mujeres diversas pasaron la noche encerradas el 4 de mayo, formando alianzas reales en un encuentro feminista que se ocupa de las violencias que enfrentan las personas migradas, refugiadas y racializadas. Autoconvocado en torno a las movilizaciones por el juicio de 'la manada', sus asistentes reflexionan sobre qué vidas importan y cuáles desatiende el feminismo mayoritario.

23/05/2018

 

El encierro está teniendo lugar en la Vieja Massana, un centro cultural en El Raval./ Pedro Mata para Fotomovimiento

El encierro está teniendo lugar en la Vieja Massana, un centro cultural en El Raval./ Pedro Mata para Fotomovimiento

 

Un conjunto de colectivos antirracistas de personas migradas y refugiadas decidió de modo asambleario hacer un encierro en un espacio que generara visibilidad para atraer la atención de la esfera pública. La idea es poner a debate el racismo social e institucional, e interpelar a la sociedad y las instituciones a tomar las medidas necesarias para construir un horizonte común menos violento para las personas migradas, refugiadas y racializadas. También exigir el respeto a los derechos de estas personas, cuyas dificultades son el resultado, muchas veces, de cómo opera el racismo social e institucional. El espacio elegido fue el de la Vieja Massana, fundada el 14 de enero de 1929 como institución cultural, ubicada en el Raval, un barrio conocido por su multietnicidad.

El encierro ya se había iniciado el día 21 de abril, y a consecuencia de la sentencia de La Manada, que generó manifestaciones feministas por todo el país, se vio la importancia de transformar la indignación en una fuerza de acción colectiva que genere alianzas entre los distintos feminismos, apostando por una autodefensa antirracista y feminista.

María, una compañera afrocatalana de veinte y pocos años, parte del Colectivo Afrofeminista, comenta que la idea es visibilizar que las mujeres inmigrantes, refugiadas y racializadas también son mujeres, que el feminismo no es algo solamente para las mujeres blancas, catalanas y autóctonas, y que hubo una llamada con el objetivo de crear una conexión, por eso las feministas blancas fueron convocadas para formar parte del encierro. Había un sentir del movimiento feminista blanco que quería comenzar a movilizarse debido a la sensación de impunidad causada por la sentencia de La Manada, y en el momento de empezar a articular respuestas a la sentencia, algunas de ellas respondieron a la invitación del encierro acudiendo al encuentro que se convocó el 4 y 5 de mayo para organizar y generar estrategias de autodefensa antirracista feminista.

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Por esto, el 4 de mayo, se encerraron compartiendo reflexiones sobre la violencia institucional y racista que se ejerce sobre las mujeres lesbianas, trans, migradas, racializadas y refugiadas y compartiendo también grupos de trabajo para generar estrategias de autodefensa feminista a largo, medio y corto plazo. Se respiraba un ambiente de energía, novedad y amistad, muchas compañeras (algunas de ellas viniendo desde las afueras para el encuentro) agradecieron la invitación en nombre de sus colectivos, entendiendo que era la oportunidad de trabajar juntas como aliadas al servicio de las mujeres más vulnerables y entendiendo que el feminismo en España necesita abrazar, además de la temática de género, las intersecciones de raza y clase para que pueda representar a todas las mujeres.

El centenar de mujeres se dividió en grupos de trabajo de 25 más o menos, para que todas pudiesen hablar y ser escuchadas, tuvieron la oportunidad de aportar ideas y comprometerse en alguna de las comisiones que se estaban formando, como el grupo responsable de las estrategias de comunicación. Fue una gran oportunidad para conocer mujeres y colectivos, además de soñar con una red de mujeres fortalecidas, que puedan apoyarse y compartir estrategias.

Maritza, una compañera treintañera migrada desde Colombia y colaboradora del encierro, dice que más de la mitad de las mujeres que pasaron la noche encerradas eran blancas, ya que la convocatoria iba dirigida especialmente a ellas, y nos habla sobre la autodefensa antirracista feminista: “Cada una lo transitamos de manera diferente, está claro, pero hay un sentir significativo en relación a las necesidades de tener alianzas, complicidades y empezar a actuar desde la colectividad.”

Isabel, una mujer chilena con mucha vivencia en sus espaldas y bien humorada, integrante del Sindihogar, comenta que “el gobierno en este momento tiene a todas las mujeres precarizadas, y de momento esa es nuestra lucha” y completa diciendo que lo que ha pasado en el caso que se ha juzgado de La Manada, por desgracia suele pasar dentro de los CIE (Centro de Internamiento de Extranjeros), con mujeres inmigradas. “Si las llevan a un CIE, te aseguro que las van a violar y hacer muchas peores cosas con ellas. Es sabido de violaciones dentro de los CIE, lo que pasa es que no se cuenta por vergüenza”.

En Barcelona ya se habían hecho dos encierros y en ninguno de ellos se construyó un puente claro de apoyo político con el movimiento feminista./ Pedro Mata para Fotomovimiento

En Barcelona ya se habían hecho dos encierros, pero sin un claro apoyo político del movimiento feminista./ Pedro Mata para Fotomovimiento

Aun comparando la realidad de las migradas con el juicio de La Manada, Maritza reflexiona: “Ha habido muchos casos de violencia feminicida hechos en cuerpos de mujeres inmigradas, sin que haya habido cobertura mediática. Hace unos años hubo un hombre blanco que violó y asesinó a una niña y eso no importó. ¿Qué vidas importan más que otras? ¿Y por qué mujeres se está moviendo el feminismo? No se puede decir que es una respuesta a todas las mujeres porque es mentira.”

La compañera Cesca, una mujer catalana muy joven y de pelo rubio, junto a sus compañeras de la Comissió Feminista de Cassoles, comenta que el feminismo en Barcelona siempre fue “liderado” por mujeres blancas que se han regodeado sobre sus privilegios y que además han invisibilizado una parte del movimiento feminista de la ciudad. Por lo tanto, venir al encierro significa romper con esa dinámica. Dicen que es importante poner las discrepancias sobre la mesa, enfadarse, ver que hay bandos y opiniones diferentes, para que mañana se pueda crear una red funcional.

Maritza comenta que este encuentro feminista es importante porque nunca se había dado. En Barcelona ya se habían hecho dos encierros y en ninguno de ellos se construyó un puente claro de apoyo político con el movimiento feminista.  “El punto no es fácil, hemos tenido serios desencuentros entre el feminismo autóctono y el feminismo antirracista en Cataluña”, añade, pero entiende que dar apoyo a este encierro puede ser un punto de encuentro de realidades diversas, y que eso sea el inicio de alianzas sólidas y duraderas en el tiempo.

El encierro de las personas inmigrantes y refugiadas en la antigua escuela de la Massana en Barcelona aún sigue, y ya suma más de un mes de protesta.


Algunas de las necesidades apuntadas en el encierro feminista antirracista:

  • Necesidad de formación interna, que amplíe el marco de acción sobre cómo funciona la Ley de Extranjería, y a partir de ahí, pensar qué cosas concretas puedan hacer las compañeras más privilegiadas por las que necesiten algún auxilio.
  • Crear un canal comunicativo seguro, para seguir compartiendo las convocatorias y material.
  • Seguir debatiendo y tejiendo experiencias feministas y antirracistas, inicialmente en el espacio del encierro y después continuar, tal vez, ocupando el espacio público.
  • Crear un protocolo de respuesta antirracista desde los propios espacios, retomando experiencias previas ya trabajadas, y de esta manera poder trabajar las actitudes racistas que ya están integradas en nuestras prácticas.
  • Activar una red colaborativa de apoyo de emergencias entre mujeres, apoyo momentáneo para cuestiones como acceso a atención médica, traducciones, facturaciones, cuidado de hijas e hijos, etc.
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