Cuando las cifras de desigualdad entre mujeres y hombre parecían ajenas…

Cuando las cifras de desigualdad entre mujeres y hombre parecían ajenas…

Lucía Terán

Encuentro de Feministas Diversas | Fotografía: María Eugenia Mahía | Creative Commons

A determinada edad llegas a pensar que se ha avanzado en diferentes ámbitos de la vida relacionados con la mujer y que aquellas estadísticas de brecha salarial, de horas de cuidados en el hogar […]

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13/04/2018

Lucía Terán

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Encuentro de Feministas Diversas | Fotografía: María Eugenia Mahía | Creative Commons

A determinada edad llegas a pensar que se ha avanzado en diferentes ámbitos de la vida relacionados con la mujer y que aquellas estadísticas de brecha salarial, de horas de cuidados en el hogar y la responsabilidad en la educación de los hijos, etc; no se ajustan a la realidad y que no te afectan.

Sin embargo, es sorprendente cómo cambia todo cuando te pones las gafas moradas, vas a trabajar a un sitio donde prácticamente el 80% de los profesionales son trabajadoras pero la  casualidad  es que el director o aquellos cargos de relevancia están ocupados por hombres. Además, te das cuenta que trabajas en un sector totalmente feminizado porque al dedicarse a los cuidados de personas en situación de dependencia los salarios son ridículos pese al esfuerzo necesario para realizar el trabajo y el desgaste no sólo físico sino emocional que conlleva.

Por otro lado, te rodeas de mujeres que en vez de apoyarse unas a otras solo se dedican a criticarse y no a formar un equipo para que las cosas funcionen. Observas la ausencia de empatía entre compañeras y se sorprenden cuando hay una profesional que no trata de buscar enemigas sino todo lo contrario generar un clima de equipo.

También, te das cuenta que en las reuniones de trabajo pese a ser mayoría mujeres, es el hombre quien eleva la voz e interrumpe los turnos de palabra de las demás aunque su mensaje sea el mismo que ya haya dicho una compañera.

En relación a otros ámbitos de la vida, piensas que se ha avanzado mucho pero cuando miras a tu alrededor te sorprendes que chicas que han nacido en tu misma generación son las que se encargan de todas las tareas del hogar, de la educación de sus hijos y si trabajan ganan menos que el hombre. Además, cuando se las plantea sobre la posibilidad de que repartan las tareas del hogar tienen tan interiorizado el rol de mujer-ama de casa y no saben cómo afrontar esa situación con su pareja.

Pero lo que realmente me entristece es ver que una amiga vive una relación de pareja totalmente tóxica que roza la violencia de género sobre todo en forma de maltrato psicológico y porque no tiene independencia económica no deja la relación. Porque si lo hiciese no tendría los recursos económicos para poder vivir en unas condicione dignas.

Ante esta reflexión lo que me planteo es que si desde el movimiento feminista deberíamos crear una red social extensa donde todas las mujeres pudieran cubrir sus necesidades básicas para evitar que vivan situaciones de maltrato o de desigualdad en todos los ámbitos, es decir, como hogares autogestionados que promuevan el empoderamiento de las mujeres. Porque algo que debemos asumir es que desde el gobierno no están por la labor de tomar medidas de calado para solucionar la violencia que sufre la mujer en todos los ámbitos de la sociedad.

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