Mujeres con luz propia

Mujeres con luz propia

Marta Abiega

Miriam Sánchez M.
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La crónica es inmediata, no da pie al reposo ni al olvido. Es más un escupitajo o un vómito. Fresca, rápida, se nutre de las sensaciones que aún perviven.

Si fuera capaz de hilvanar las palabras que Marisa recitó en […]

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16/02/2018

Marta Abiega

Miriam Sánchez M.
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La crónica es inmediata, no da pie al reposo ni al olvido. Es más un escupitajo o un vómito. Fresca, rápida, se nutre de las sensaciones que aún perviven.

Si fuera capaz de hilvanar las palabras que Marisa recitó en su mensaje de inauguración de las jornadas sería capaz de hacer un bello relato de este encuentro pero, no las recuerdo todas. Sé que son catorce. Como son catorce los maromos que otros maromos eligieron para que decidieran por y para nosotras el modelo energético que alumbrará nuestro futuro. Parece que energía también es masculino aunque la preceda un artículo femenino. Siempre nos usurparon. Si hubiéramos decidido nosotras ese modelo energético pondría en el centro a las personas a los territorios, a la vida. Pero eligen ellos y el beneficio económico y la rentabilidad de unos pocos primará sobre el resto.

Nosotras somos las 130 mujeres que nos hemos reunido durante este fin de semana en Bilbao en el Primer Congreso sobre Género y Energía. Entre las palabras elegidas podría estar sororidad y, es curioso, aunque no tenga nada que ver “soro” en euskera es huerto si lo escribes con s y loco si lo haces con z. Y quizás tengamos que redefinir la palabra cordura porque si esos catorce maromos la representan entonces nosotras debemos estar irremisiblemente locas.

Que sirva esta pequeña crónica de homenaje a las compañeras que, bendita idea, se empeñaron en que nos encontráramos y nos miráramos, nos escucháramos y nos entendiéramos porque ya van siendo demasiados los años de enfrentamiento en los que a través de toda una serie de narrativas nos hicieron a las mujeres enemigas de nosotras mismas como hicieron a las pobres enemigas de otras pobres. Así llegaron las sonrisas cómplices y los abrazos y también, por qué no, las lágrimas porque a nosotras, afortunadamente, nos concedieron el tributo del llanto que nos libera pero no nos debilita.

Recuperamos a la mujer indígena que habita en nosotras en la fuerza del testimonio de Lolita, nosotras también somos mujeres originarias de los territorios que habitamos. En sus luchas están también nuestras luchas en la defensa de nuestros territorios, la lucha contra el pantano de ltoiz que finalmente inundaron con nuestras lágrimas de pena y rabia, la lucha contra Garoña que hemos de celebrar como dice Lolita. Celebremos compañeras que esta vez, al menos, Garoña no será Fukushima ni Chernobil, la lucha contra los megaproyectos desarrollistas como el tren de alta velocidad que horada nuestros territorios de vida y nos impulsa a un ritmo frenético que no queremos que nos engulla. Le dicen desarrollo y no lo es. No es progreso, es retroceso. Sociedades avanzadas que avanzan irremisiblemente hacia el colapso que está a la vuelta de la esquina. Sociedades avanzadas que retroceden en reparto de la riqueza y derechos humanos, sociedades que se desvincularon de la madre tierra, que pisan asfalto y cemento y alfombras y que olvidaron el tacto de la tierra bajo sus pies y que tal vez por eso se separaron irremisiblemente de sus impactos cotidianos en sus territorios.

Afortunadamente, hemos aprendido a construir fuera de los límites marcados y a desobedecer a los mandatos que no nos interesan, a apoderarnos de espacios por derecho propio y a transformar construyendo. No estaremos en el foro pero igualmente escribiremos el modelo energético que alumbrará nuestro futuro. Estamos en ello.


 

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