A vivir que… sin nosotras

A vivir que… sin nosotras

C. Murguialday

Alan Levine | Dad’s Radio | Vía Flickr.

La radio forma parte de mi vida, lo tengo que confesar. Me duermo y me despierto con ella. La llevo conmigo a todas partes y gracias a las nuevas tecnologías puedo escuchar mis programas favoritos por […]

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23/02/2018

C. Murguialday

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Alan Levine | Dad’s Radio | Vía Flickr.

La radio forma parte de mi vida, lo tengo que confesar. Me duermo y me despierto con ella. La llevo conmigo a todas partes y gracias a las nuevas tecnologías puedo escuchar mis programas favoritos por todo el mundo. Uno de ellos es ¿o era? con el que me despertaba los fines de semana. He escuchado A vivir que son dos días desde que lo conducía Angels Barceló y luego Monserrat Domínguez. Me costó, pero al final me gustó -sobre todo por la buena música que pone-, la conducción de Javier del Pino. Sin embargo, a pesar de algunos excelentes reportajes y magníficas tertulias, hay algo que me ha ido incomodando cada vez más: la ausencia de voces femeninas en esos reportajes y en esas tertulias.

En la mañana del once de febrero esa molestia acabó de estallar: eran las diez y media, es decir, dos horas y media de programa, y no había escuchado más voces femeninas que las de la publicidad o las noticias. Ninguna voz experta de mujer, aunque creo que hay muchísimas. Mi indignación hoy no pudo más. ¿Cómo es posible que un periodista tan laureado sea capaz de imponer ese silencio a las mujeres sin que pase nada? ¿Nadie, además de mí, lo nota? ¿Su cadena, sus compañeras, sus colaboradoras no sienten esa falta? ¿Cómo se puede permitir hoy en día que el éxito de un programa se construya sin echar de menos las voces femeninas?

Claro que hay mujeres en el programa, dirán algunos e incluso algunas. Es verdad pero son escasas o se escuchan en  ocasiones señaladas: las colaboradoras habituales tienen un espacio para la sátira política o para hablar de comida. No me he puesto a calcular el porcentaje de mujeres por programa, pero creo que mi molestia de hoy, tras dos horas y media de programa sin ninguna mujer, no es un hecho aislado.

Hoy fue el día que dije “basta”, pero llevo meses con esa sensación de enfado cuando se nos ignora tan tranquilamente y no pasa nada, nadie dice nada. No quiero ningún programa de radio que tenga éxito ignorando a las mujeres. No estoy dispuesta a aguantar que se siga creando opinión, debate y cultura SIN NOSOTRAS.

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