“Siempre me imaginé muerta”

“Siempre me imaginé muerta”

Pilar del Álamo tenía clarísimo que las palizas, vejaciones y violaciones se acabarían algún día. Ya fuese porque, una vez criados sus hijos, consiguiera escapar. O porque se muriese ella. O porque se muriese él. Ganó la tercera opción, pero habían pasado 28 años. "Y una no está preparada para sobrevivir porque muera otro", reflexiona.

13/12/2017

Lo que van a ver es mucho más que una entrevista. Es el testimonio de una mujer superviviente de la violencia machista que responde a todas las cuestiones que alguna vez nos pudimos plantear. Pero que, sobretodo, responde a las que sabe que no nos atrevemos a verbalizar.

Pilar del Álamo borra de un plumazo la categoría en la que se han empeñado e  encasillar a ‘la mujer víctima de violencia machista’:

Pilar no era dependiente económicamente de su marido. Lo era él de ella.
Pilar era tan independiente antes de conocerle que, durante la dictadura y siendo menor de edad, se casó con un compañero de luchas sociales con el único fin de emanciparse.
Pilar siguió siendo tan insumisa durante esos 30 años como para huir muchas veces, pero encontró que quienes también la querían sumisa eran los responsables de algunos centros de acogida.
Pilar no planeó tener ningún hijo. Tuvo siete.
Lo que más hirió a Pilar no fueron los golpes, ni las puñaladas. Fue todo lo que os tiene que contar.

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Con este vídeo no pretendemos denunciar lo ya denunciado mil veces. Buscamos que le llegue a todas esas mujeres que están viviendo lo que vivió Pilar y que no se sienten identificadas ni apeladas por los mensajes que les estamos lanzando. Pilar les habla de tú a tú.

Cuando Pilar concedió esta entrevista no imaginaba que pocos meses después fallecería a consecuencia del cáncer. Nos dejó el 27 de enero de 2018. Días antes, acompañó a los juzgados y a una concentración a unos compañeros de los movimientos sociales en los que militaba,  Muyeres en Llucha y Paraos y Precarios de Asturies, ambos vinculados con su sindicato, la CSI

Su velatorio, que ella pidió que se celebrase en el local autogestionado gijonés La Llume, se convirtió en un emotivo homenaje a su vida y a su lucha. Pidió que no les llevasen flores porque aunque le encantaban, eran para los vivos. Pero sí que muchas mujeres y hombres llevaron pañuelos o alguna prenda morada, su color preferido, con el que coloreo su melena emblanquecida. “¡Puxa la llucha de les muyeres, puxa la llucha de la clase obrera!” fueron los gritos, como le hubiese gustado, con los que se le despidió.

Puxa Pilar. Gracias Pilar. Por tu generosidad, por tu ejemplo y por tu valentía.

Patricia Simón/Celia Cervero  (Aúlla Producciones) 

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