Cómo salir del armario

Cómo salir del armario

La expresión 'salir del armario' presupone que las personas con una sexualidad no normativa deben dar explicaciones sobre su deseo a las demás personas, como si tuvieran que justificarlo.

20/05/2017

Claudia Sánchez

Una mujer cubre su cuerpo hasta la cabeza con un jersei, asomando solo el rostro

 

 

 

 

 

 

 

Tan solo el título está impregnado de heteronormatividad.

Seguramente algo como “¿qué es?” estará pasando por tu mente. Comencemos pues:

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La heteronormatividad es el régimen social y cultural que impone que la heterosexualidad sea la única sexualidad ‘normal’, natural y aceptada, y también su correlato: la persecución y la marginación de las personas no heterosexuales.

Dicho esto, identificamos como heteronormativo la expresión de “salir del armario” por el mero hecho de que se supone que todos somos heterosexuales, y se da por supuesto, aunque ni siquiera nos pregunten. Entonces es ahí cuando “salimos del armario”, de nuestro escondite, para proclamar que somos gays, lesbianas o bisexuales.

Eso no va así. Tú ya naces gay, lesbiana o bisexual. Eso va en ti como que tienes el pelo castaño o mides 1’70. No metas a Narnia en eso, o mucho mejor dicho, no te metas en Narnia, porque tú (me refiero a una lectora o lector no hetero, ya que este post va dedicado a ella/él) siempre lo has sido. Nunca fuimos (me incluyo yo) heterosexuales, así que nunca hemos salido del armario.

¿Algún hetero ha salido del armario? Que yo sepa ninguno les ha dicho a sus progenitores: “Papá, mamá/mamás/papás… soy heterosexual.”

Un poco absurda esa escena ¿no?

Lo mismo debe ser al revés.

Vale. Ya sé que vivimos en un mundo homofóbico y bifóbico, soy consciente y padezco de esta falta de tolerancia y respeto con respecto a las orientaciones sexuales… pero hay que intentar romper esa heteronorma que nos condiciona y nos obliga (o ha obligado) a muchos de nosotros a fingir ser heterosexuales con tal de no levantar sospechas (en el caso de no tener el valor de contarlo). Es totalmente comprensible, pero hay una gran diferencia entre dejar de “ser” heterosexual y “volverte” (Dios, como odio eso) lesbiana, gay o bisexual, y que las personas de tu alrededor no sepan cuál es tu orientación y en un momento dado darla a conocer. ¿Diferencia? Enorme, pues ya no solo no tenemos esa presión social de fingir ser heterosexuales, sino que se contemplan como igual de válidas las demás orientaciones.

Las lesbianas no es que nunca hayan probado una “buena polla” (lo cual además es transfóbico hasta la muerte ya que hay hombres con vagina), los gays no es que sean unos “mariquitas”, y lo bisexuales no somos unos viciosos ni mucho menos estamos confundidos.

Sí, soy bisexual. No me di cuenta hasta hace un año, sin embargo, desde mis 7 años me han estado gustando las mujeres y yo pensaba que era normal. Nunca he salido del armario porque yo siempre he sido así.

Si salir del armario no se puede, ¿cómo contarle a mis amigos, familia y pareja que soy gay/lesbiana/bisexual? En cuanto a los amigos, desde mi vivencia, es algo sencillo, claro que hay que saber que puede que les cueste entenderlo si no son muy abiertos de mente en este tema. Mi consejo es que sean los más cercanos, y que sean los primeros en saberlo. Quizás alguno de ellos también lo sea y pueda aconsejarte y darte apoyo.

La familia. Tema algo complicado, ya que la mayoría tenemos padres heteros y aún si sois de mi generación (la del 99), es muy fácil que tengan reacciones poco fáciles de sobrellevar. Aún así, es un hecho, si tienen una hija o hijo gay, lesbiana o bisexual, deberán sobrellevarlo sí o sí, quizás precisen de tiempo.

Por último, la pareja. Bien, en este aspecto yo tengo una relación heterosexual (soy una chica) y mi novio cuando se lo dije se lo tomó regular. Creía que yo me había enamorado de una chica, y se montó una película. Finalmente, y como debe ser, me respetó y aceptó eso. Es una prueba de fuego en la relación, es cierto, pero es necesario.

Merece la pena expresar nuestra orientación sexual porque es una parte de nosotros. Somos igual de válidos, igual de personas que cualquier heterosexual. Visibilizando y educando conseguiremos que las próximas generaciones no tengan que pasarlo mal por ser quienes son, la diversidad es una de las características de la humanidad, y no podemos ignorarlo.

Y si eres heterosexual, ayúdanos: educando a tus hijas e hijos, apoyando a tus familiares y amigos que sean del colectivo LGTB, y sobre todo, informándote, leyendo y escuchándonos.

No hay armarios, hay personas libres.

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