‘Ética marica’: un chispazo contra el conformismo LGTBQ

‘Ética marica’: un chispazo contra el conformismo LGTBQ

Leer este libro-interruptor te ayuda a espabilar, a volar. ¿Que te han perseguido por la calle? Léelo. ¿Qué te han pegado una paliza? Repásalo. Este no es un libro para maricas neocons, o sí. Y si no perteneces al colectivo LGTBQI también te va a servir de algo. Créeme.

26/05/2017

Juanita Márkez, bibliotecaria y activista

Retrato de Paco Vidarte./ Autoría desconocida, si alguien la conoce que nos lo diga, por favor

Retrato de Paco Vidarte. / Foto: Ángel Pantoja

 

Esto no es un libro. Es un interruptor. Un dispositivo que corta la corriente. Y que a la vez permite que algo se ponga en marcha, que algo se encienda.Paco Vidarte

A Paco Vidarte le hubiese gustado que este interruptor supusiera un clic, un chispazo que interrumpiera la cadencia de mierda, la bajada de tensión en el movimiento LGTBQ, ese conformismo en el que parecía haberse instalado tras conseguir unos cuantos derechos que convertían a las maricas en casi ciudadanos de un país que, aún con todo, sigue siendo homófobo y tránsfobo.

El conservadurismo nunca dio nada nuevo, nunca inventó nada, nunca apostó por nada. El espíritu conservador no está hecho para nosotras. Ni siquiera porque tengamos un poquito de cobertura legal debemos volvernos conservadoras, meros custodios de un respirito histórico en una tierra de maricas masacradas y violentadas.Paco Vidarte

Era optimista, pese a todo. Creía que las maricas dejarían en algún momento el letargo en el que estaban sumidas, dejarían de mover el rabo a los poderosos que nos dan las migajas para que nos relamamos y para no molestar demasiado. Dejarían de autocomplacerse para actuar, actuar sin pensar.

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¡Si se te ha ocurrido algo, ponlo en práctica! (…) Un leve temblor se expande hasta provocar un terremoto, una grieta minúscula echa abajo un edificio de prejuicios, una suave inclinación genera una catástrofe ideológica, la más inocua heterodoxia arruina un dogma, una pancarta hecha con prisa a rotulador, pegada a un palo con cinta de embalar, acaba siendo vista por miles de personas, genera simpatías, solidaridades. Yo soy optimista y confío enormemente en el poder de lo pequeño, de las micropolíticas, de los efectos imprevisibles de cada cosa que hago, de cada línea que escribo. Sé que un noventa por ciento de todos mis esfuerzos acaban en la basura, se vuelven contra mí, no ofenden a nadie, no le sientan mal a nadie (…) Pero, a veces, cuando hay suerte, un parrafito hecho al azar, descuidadamente, un parrafito de transición, nada importante, de relleno, dibuja una sonrisa en quien lo lee, despierta una idea estupenda en alguien, cobra vida propia y, supongo yo, termina por tener algún efecto que no cambiará el mundo, pero al menos, unos segundos, habrá conseguido una sonrisa, habrá suscitado indignación, habrá generado complicidad y captado solidaridades. Mi revolución es muy pequeña…Paco Vidarte

Este fragmento lo leí justo después de que alguien me propusiera escribir una reseña de ‘Ética marica’. No sabía cómo encarar el interruptor. Y al llegar a la página 106, donde se encuentra este fragmento, fue como si Paco me susurrara al oído “escribe lo que te salga del coño.” En realidad, más que susurrar, Paco grita, escupe, vomita, te zarandea para que muevas tu cochino culo. Pocas letras me salen del coño, Paco. Lo que se me ocurre es hacer un “copia y pega” de tus fragmentos, copiarlos para que se me metan en el cerebro como un mantra y pegarlos para que algo de revolucionario llegue a las personas que los lean.

Que nadie se lea estas páginas buscando un plan rector, una hoja de ruta. Soy incapaz. Tan sólo me gustaría que sirviera para movilizar a la gente, removerla del sofá, hacerle cambiar de postura, aunque sea cruzar la pierna, toser, ahuecar los cojines, algo, un mínimo movimiento capaz de sacarnos de la inercia o hacernos conscientes de ella”Paco Vidarte

Esto no es un libro amable. Es un interruptor, y una vomitada. Con el culo siempre en la sucia boca, con el hijodeperra y el hijoputa, y el coño, siempre en la boca, en la pluma, en el teclado. Escrito en tres semanas, Paco Vidarte aparca el lenguaje académico, para usar otro que surge de las entrañas, de las tripas, del culo, sin pensar.

No he querido hacer un tratado complicado, farragoso, ilegible, académico. No he querido hacer teoría queer para especialistas. Paso de escribir un tocho sesudo que le caiga de las manos a la gente y que a la postre no valga para nada. Para chuparnos las pollas cuatro listillas, dicho a lo bruto. Este libro es muy bestia, no he pulido mucho mi lenguaje, hablo como me sale del coño, digo lo que me da la gana, lo que se me ocurre, no me paro a tachar nada, no borro nada, no me releo. Ya me arrepentiré.Paco Vidarte

Y sí, resulta más efectivo. Te entran ganas de coger un cartón y pintar con rotulador “sacad los rosarios de nuestros ovarios” para salir a la calle y gritar como las locas.

Mi revolución es muy pequeña. Mi riachuelo es apenas un hilillo. Pero sin hilillos de agua no hay inundación posible. Y cuando venga la riada cogerá desprevenidos a todos los que se reían de las tímidas escorrentías que bajaban del monte, apenas capaces de arrastrar unas hojas y cuatro palitos. Pues de momento te has quedado sin casa, sin pueblo, sin puente y sin cosecha. Yo veo un graffiti en la pared, una pancarta cutre, una pegatina incendiaria, un panfleto con más motivación que diseño o cabeza, cuatro que deciden hacer algo juntos, una acción organizada una buena tarde, una okupación efímera, y se me ponen los pelos de punta, creo en el futuro, se me sube la moral, confío en la gente de pronto y me entran ganas de ponerme yo también a hacer cosas.Paco Vidarte

A veces Paco se pone poético. El interruptor está lleno de palabrotas, pero también tiene tiempo para la poesía más empalagosa. Se pone tierno, y como lo escribió de un tirón, casi, debió de tener días de subidón y días tontos, de esos en los que reclamas un achuchón.

Hay que estar atento a la inercia de las masas. Y las maricas en este país nos hemos convertido en masa inerte desmovilizada. Yo estoy alerta a lo que hacen dos maricas entre veinte, tres transex entre cuarenta, cien personas en medio de un millón, porque me parece ver ahí una verdadera fuerza de cambio ideológico, una actitud militante comprometida, la garantía de que no todo está consumado.Paco Vidarte

Él aclara que no pretende hacerse portavoz de nadie. Ni siquiera pretende hablar en nombre de las maricas, y mucho menos en nombre de las bollos o las trans. En cambio habla de solidaridades, alianzas, pero desde la solidaridad verdadera, la que se da entre oprimidas, y no la solidaridad de la que hablan los opresores, la que ellos ejercen, y que más más bien parece caridad en el mejor de los casos o esconde intereses ocultos que propician la continuación de los privilegios de la oligarquía. Él aboga por las solidaridades entre las maricas y las bollos, y las trans, y los negros, los proletas, las paradas, seropositivas, los sin techo, las pobres, las oprimidas.

Si algo así como una ética LGTBQ es pensable y deseable, ha de partir del hecho de que la lucha contra la homofobia no puede darse aisladamente haciendo abstracción del resto de injusticias sociales y de discriminaciones, sino que la lucha contra la homofobia sólo es posible y realmente eficaz dentro de una constelación de luchas conjuntas solidarias en contra de cualquier forma de opresión, marginación, persecución y discriminación. Repito, no por caridad. No porque se nos exija ser más buena gente que nadie. No porque tengamos que ser Supermaricas. Sino porque la homofobia, como forma sistémica de opresión, forma un entramado muy tupido con el resto de formas de opresión, está imbricada con ellas, articulada con ellas de tal modo que, si tiras de un extremo, el nudo se aprieta por el otro, y si aflojas un cabo, tensas otro (…) ¿Con qué derecho vamos a exigirle a un hetero que no sea homófobo si nosotras somos tránsfobas o racistas?Paco Vidarte

Yo no conocí a Paco. No me meteré en sus asuntos personales, en su vida privada. No más que lo que él transmitió en el libro. No sé cómo era. Su personalidad. Esas cosas. Yo he venido aquí para hablar de su libro.

En la medida en que todos y cada uno de nosotros pertenecemos a varios grupos, estratos, minorías, mayorías sociales con mayor o menor poder y privilegios, podemos ejercer conductas de opresión, de control, de marginación o sufrir persecución, acoso, maltrato o agresión. Todos somos a la vez marginados y opresores. Y ese es el núcleo del poder y de la fuerza del sistema social de dominación de unas minorías por otras, de unas mayorías por otras, de unas minorías por otras mayorías. La marica misógina está alimentando el complejo entramado del poder represivo. El ecuatoriano homófobo está alimentando la bestia de la xenofobia. El nazi marica está alimentando la homofobia. Lo único que quiere el poder es que nos pisemos unos a otros el cuello por distintos motivos (…) La clase poderosa se divierte viendo cómo los desgraciados se putean entre ellos y, en vez de ser solidarios, prefieren descargar su rabia unos con otros, debilitándose, perdiendo toda posibilidad de cohesión como grupo de resistencia frente al verdadero poder opresor.Paco Vidarte

¿De qué sirve que avance en derechos y libertades la marica burguesa si sigue oprimida la bollera negra, la marica pobre, la trans explotada? Paco me recuerda a esos blancos que desean ser negros, a esos hombres que desean ser mujeres feministas en asambleas no mixtas, a esos ricos que se avergüenzan de serlo, de tener señoras de la limpieza limpiando de rodillas sus suelos de mármol, me recuerda mucho a la duquesa de Medina-Sidonia. Reconoce y asume que tiene ciertos privilegios por ser hombre, blanco, de buena familia, que estudió en colegios de curas. No hace falta pedir perdón. Basta con reconocerlo, eso ya es mucho, el primer paso. Y él lo da, y cómo lo da, coge carrerilla y pega tal impulso que atrapa a las demás con su estela. Me estoy imaginando a Paco metiéndose en el papel de una superduquesa roja irrumpiendo en Palacio al grito de abajo el capitalismo y la oligocracia. 

Leer este libro-interruptor te ayuda a espabilar, a volar, te da energía para echar abajo las puertas palaciegas. Es para repasarlo esos días en que te encuentras desganada, que no sabes qué hacer. Te lo lees y te entran ganas de hacer cosas. ¿Que te han perseguido por la calle? Léelo. ¿Que te han pegado una paliza? Repásalo. ¿Que te han insultado? Piensa en lo que está escrito. ¿Que te han humillado? Dale al interruptor, explota. Este no es un libro para maricas liberales o neocons, o sí. Porque te van a entrar ganas de derrotar al sistema con un taconazo, con una pancarta, con una revuelta, con un texto o ilustración de fanzine. Si no eres marica, ni perteneces al colectivo LGTBIQ también te va a servir de algo. Créeme. Aunque Vidarte lo escribió hace una década, este libro-interruptor no te va a dejar indiferente, inerte, desmovilizada. Pídelo en las librerías de pueblo, de barrio, en las bibliotecas.

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