Un hogar de soltera

Un hogar de soltera

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18/02/2017

A.V.

imagen de un estudio decorado con detalle

Foto de Mae Chevrette a través de Foter.com / CC BY

Llevaba tiempo dándole vueltas a esta idea. Quería escribir algo que reflejara las diferencias que vivimos mis compañeras de piso y yo al compararnos con muchas (no todas) de nuestras amigas. Y ayer, cuando una amiga comentó que iba a hacer algunos cambios en su casa y todas se emocionaron, me di cuenta de que ya era hora de escribir algo.

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Cuando alguien que vive en pareja comenta que está pensando en cambiar de sitio el sofá o simplemente comprar una silla extra, ese pequeño cambio se convierte en todo un acontecimiento, del que las demás se hacen partícipes y opinan, siempre de buen humor. “El sofá en frente de la ventana, ¡qué gran idea!”, “Cambiar al color de una pared, ¡estupendo!”, “¿Has pensado en cambiar también las cortinas?”. Pero cuando el cambio va a producirse en un hogar que no pertenece a una pareja, como el mío, esos cambios pasan desapercibidos, o se ignoran más bien. “Hemos traído un palé para hacer nuestro propio armarito”, “hemos decidido que el mueble de la sala no nos gusta”, o algo como “quiero cambiar la cama de sitio”, no son comentarios que generen ningún tipo de interés. Pero, en realidad, ¿cuál es la diferencia? Solo, que el espacio compartido por dos personas que son pareja, genera un sentimiento distinto al compartido por las que no lo son; aunque estas lleguen a considerarse familia, como en nuestro caso, ya que el vínculo afectivo que hemos generado en estos últimos años es fuerte. Parece ser, que el hecho de pertenecer a una unión de pareja, hace que los demás te vean como un ente estable y tu casa, aunque sea de alquiler, pasa a ser una parte importante de tu propiedad, visto desde los ojos de los demás. Es más importante decidir si la escobilla del baño va a ser blanca o negra en el caso del baño de una pareja.

Y así con muchas más cosas de nuestra vida cotidiana… y al final no sabes si te has cansado de los comentarios o de la falta de ellos, o quizá te hayas acostumbrado y hayas asumido que es una batalla perdida. No puedes hacerles ver que tu unión también es importante y que tu casa es un espacio que a ti si que te genera estabilidad. Ese espacio, que en nuestro caso se ha convertido en nuestro hogar.

En esa última afirmación iba a terminar lo que quería contar, pero al mandárselo a mi hermana, he obtenido una respuesta que no esperaba, “mete más caña” es lo que me ha dicho. No me lo esperaba, pero supongo que será porque no es la primera vez que me oye hablar de este tipo de cosas, y lo que he contado le ha parecido demasiado suave. De todos modos, creo que dejaré un poco de material para una próxima vez.

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