El ‘run-run’ de las paternidades igualitarias

El ‘run-run’ de las paternidades igualitarias

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06/01/2017

Mikel Otxotorena Fernandez
Consultor Género y Masculinidades

Seguimos viviendo en sociedades donde las paternidades distan mucho de ser igualitarias y equitativas. Por ello, bienvenidas sean otras formas de paternidades que se desvinculen y alejen cada vez más de una manera concreta de entender y ejercer qué es ser padre. Paternidades más igualitarias y equitativas que sean alternativas a las paternidades sexistas.

Sin quitarle ni un ápice de importancia al papel que las paternidades tienen o deben de tener en la construcción de sociedades más justas e igualitarias, últimamente me encuentro con un ‘run-run’ constante de artículos, investigaciones, jornadas, comentarios en redes sociales, etc., que nos hablan de las grandes bondades de las paternidades igualitarias en el avance hacia la igualdad entre mujeres y hombres. Es como si hubiéramos dado con la fórmula mágica para conseguir la igualdad real entre mujeres y hombres. Y reitero, no seré yo quien niegue que abordar la construcción de paternidades (y maternidades) más igualitarias es importantísimo parar lograr sociedades más justas, equitativas e igualitarias.

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Pero parece que podríamos estar intentando reproducir en los hombres aquello que el movimiento feminista ve como algo peligroso y dañino para las mujeres: la imposición de la maternidad, la ’esclavitud’ de la maternidad. De acuerdo a esta idea para que una mujer se realice ‘cien por cien’ como persona tiene que pasar sí o sí, por la maternidad. Claramente se trata de una maternidad muy concreta, que en nuestra cultura y sociedades se impone con características como: abnegadas, súper-madres, entregadas, conciliadoras, bondadosas, etc.

¿Es que acaso ser padre se está convirtiendo en un requisito imprescindible para construir relaciones igualitarias entre mujeres y hombres? Y es ahí donde mi ‘run-run’ se acentúa. Ser padre es y debería de ser una opción, no un deber, una imposición social y cultural. Ser padre o no serlo no debe condicionar el logro de relaciones equitativas e igualitarias entre mujeres y hombres. Las paternidades (y las maternidades) no deben ser el elemento transversal en las relaciones entre mujeres y hombres, como pudiera parecer últimamente. Los seres humanos, al margen de ser madres o padres, somos seres sociales en múltiples espacios, papeles y funciones: en el ámbito de las amistades, en al ámbito laboral, en la calle, en la política, en la cultura, entre muchos otros. En definitiva, debemos ser partícipes desde perspectivas que incluyan las paternidades y las maternidades como uno de los elementos a tener en cuenta, no como eje central, en la construcción de sociedad justas e igualitarias entre mujeres y hombres.

Quizás, el foco de atención debería estar en los cuidados. Es decir, ubicar el análisis, la reflexión y el trabajo sobre las paternidades y maternidades dentro de la organización social de los cuidados. Para ello, deberíamos entender los cuidados como proponen las miradas feministas sobre la economía. Leer a Amaia Pérez Orozco o Nancy Fraser nos puede ayudar a identificar qué elementos debemos tener presentes al abordar el complejo tema de los cuidados y cómo estos elementos se relacionan con las maternidades y paternidades. Que sean los cuidados el tema transversal, ya que nos increpan directamente en todas las facetas de nuestras vidas.

Sabemos y somos conscientes, o deberíamos serlo, de que la falta de corresponsabilidad en nuestras sociedades es un hecho con graves consecuencias sobre todo para las mujeres. Son ellas quienes mayoritariamente realizan las labores de los cuidados. Pero es necesario entender la corresponsabilidad en un sentido amplio, donde actores y actoras son las mujeres, los hombres, el mercado y el Estado. Y los escenarios donde interactúan estos actores y actrices son las esferas públicas y privadas. Es en este esquema donde las paternidades son una cuestión más a tener en cuenta. Al fin y al cabo, lo que autoras como Amaia Pérez Orozco plantean es que los cuidados sean el eje de un modelo de desarrollo productivo-reproductivo sostenible.

Ubicar el debate, el análisis y las reflexiones sobre las paternidades en este contexto nos permite abordar y tener presentes cuestiones relacionadas directamente con las paternidades, como por ejemplo: la relación de los hombres con la corresponsabilidad, con las relaciones de poder y los privilegios, la relación de las masculinidades y las feminidades con los cuidados, los sistemas de cuidados, etc. Incluso con un tema que se obvia al hablar sobre paternidades y maternidades: la relación entre quienes son madres o padres con quienes no lo son.

Por supuesto que cambiar el foco de atención e introducir las paternidades –y maternidades– como un elemento más de los cuidados nos complejiza el análisis y el debate. Pero puede que ayude a consolidar mejor las bases para la construcción de esas sociedades anheladas.

Y es ahí donde los hombres que queremos la igualdad y creemos en ella tenemos una ardua tarea por realizar. Hasta la fecha, los hombres nos hemos sentado muy poco a trabajar este tema. No basta con ser padre y decir que se es igualitario ejerciendo la paternidad: la igualdad y la equidad van más allá de ser padre o no. A veces me da la sensación de que se utiliza la paternidad como un salvoconducto que automáticamente nos hace ser menos sexistas. O peor aún, que nos exonera automáticamente de nuestro sexismo. Como hombres que somos con nuestras mochilas de sexismo, se me hace difícil entender que estas conductas sexistas, que están relacionadas con los privilegios y las relaciones de poder, desaparezcan o se reduzcan por el hecho de convertirnos en padres –al margen de si nos autodenominamos igualitarios o no–. Aquí tenemos un gran tema por desgranar, ya que no sé por qué me da que nos encontraremos con más de un ‘run-run’.

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