Rebeca Lane: “Soy hija de la guerra”

Rebeca Lane: “Soy hija de la guerra”

La rapera guatemalteca es una de las cantantes más conocidas de Centroamérica dentro del mundo del hip hop. Miles de mujeres se identifican con sus letras, ligadas a la memoria histórica de Guatemala, al racismo, a la colonización y al feminismo. Sentada en el sofá morado de Pikara, divertida y explosiva, enamora con su cariño y su voz, más aún cuando nos canta 'Este cuerpo es mío', de su último álbum 'Alma Mestiza'.

Texto: Andrea Bosch
Rebeca Lane en concierto./ La Calle

Rebeca Lane en concierto./ La Calle

“Crecí en una familia que tanto del lado de mi papá y como de mi mamá son familias matrilineales. Donde realmente el legado, la autoridad y la sabiduría han pasado a través de mujeres muy fuertes. Mis referentes, mis tías, mi mamá, mis abuelas y bisabuelas han sido mujeres fuertes siempre”, arranca la conversación hablando de su niñez y de cómo el contexto donde creció, le marcó definitivamente. Aunque la palabra feminista no haya llegado a ella hasta muchos años después, siempre ha estado presente en su vida.

Conoció el feminismo a través del teatro, porque con unos 20 años se alejó del activismo de izquierda al darse cuenta de que dentro de esos colectivos las mujeres no estaban en una posición ecuánime. Tenían que masculinizarse para hacerse ver, pero en su caso no era una masculinidad emancipada, sino impuesta por el contexto, recuerda. Para que sus opiniones tuvieran valor tenía que “hablar igual que los hombres, tomar y actuar igual que los hombres”. Fue en el grupo de teatro de mujeres lesbianas y bisexuales donde empezó a sanar sus heridas. “Había sufrido una relación de violencia a los 15 años, quedé embarazada y aborté, y yo todo eso nunca lo había hablado”, rememora.

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La ‘gaticornia’ de Guatemala

Pregunta a bocajarro: “¿Cómo te defines?” Piensa la respuesta con calma y recelo. Mientras ríe susurra, con picardía, una desconcertante palabra antes de responder: ‘gaticornia’. Punto.

Mestiza de ascendencia indígena. Rebeca Lane reconoce que la occidentalización y la colonización que ha sufrido su territorio hacen que ella no haya reconocido sus orígenes. Se reivindica como mestiza pues la identidad ladina “está basada en la negación de las raíces indígenas, y supone privilegio y desprecio hacia la mayoría de población” en su territorio, aclara. En términos biológicos, nunca le ha calado la cuestión de ser mujer: “Para mí es más fluido, entiendo y comprendo que mis aliadas son las mujeres, es mi identidad política y es lo que me llama a organizarme con otras”. Y cuenta, divertida, cómo a veces se levanta y quiere verse femenina, mientras otros días le encanta sentirse y vestir más masculina. Pensó que era bisexual, luego tuvo unos años de “lesbiana absoluta” y ahora se siente “más fluida”. No encuentra un término con el que se sienta cómoda y definirse le es difícil: “Aun sabiendo que mis aliadas siempre van a ser las mujeres lesbianas, feministas, queer, negras, indígenas, no me gusta tampoco que ninguna de estas categorías no me permitan ser y fluir en el momento en el que yo lo necesite”. Es gaticornia.

“Tienen el enemigo en casa”

El 26 por ciento de los partos atendidos en Guatemala son de niñas y adolescentes de entre 10 a 19 años, según indica el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). En 2015 el Ministerio Público de Guatemala registró más de 58.000 denuncias por maltrato de género. Las mujeres en este país sufren la violencia cada día a cada hora. “Guatemala lastimosamente es el segundo país con más feminicidios en el mundo”, lamenta.

-¿Cómo es la situación de las niñas?

“Cuando empecé a rapear, fue como mi cuerpo sacando el dolor”

-Los embarazos se dan a través de una violación. Una niña no queda embarazada por obra y gracia del espíritu santo, sino porque alguien la violó y alguien probablemente cercano. Tienen el enemigo en casa, quien las viola, quien las mata, quien las obliga a parir, es su familia. Son los hombres que están cercanos.

-Las estadísticas sobre feminicidios son muy altas, ¿pasáis miedo en la calle?

Existe una violencia generalizada para hombres y mujeres. Si hay algún asalto, lo que las mujeres tenemos miedo es que nos violen, no que nos quiten las cosas. Estamos acostumbradas. Yo llevo ya como diez asaltos. Mi miedo y el de todas las mujeres es que nos violen. Se oculta el sol y ya no podemos salir a caminar, ni por tu propio barrio, ni afuera de tu casa. Ni acompañadas ni solas.

-Como si la noche no existiera…

-Tenemos que estar encerradas en la casa. Porque no podemos salir, no podemos convivir con las personas en la noche, entonces la mayoría de mujeres que trabajan regresan a la casa a tener la segunda jornada laboral, que es atender a la familia. En la mayoría de los hogares empobrecidos, las cabezas de familia son mujeres. Los hombres no se hacen cargo ni de los hogares ni de los hijos, ni de los cuidados. Creo que Guatemala es uno de los lugares más difíciles para las mujeres.

-¿El Estado qué hace contra toda esta violencia?

– El Estado tiene muchísima responsabilidad. En la mayoría de los casos antes del feminicidio las mujeres han puesto denuncias por violencia. El Estado tiene un papel importante en detener la violencia hacia las mujeres, en agilizar las legislaciones, porque existen legislaciones que protegen a las mujeres. Hay una ley contra el feminicidio, que las mujeres lucharon muchos años para que se implementara.

-Pero no funciona…

-No hay suficiente presupuesto y las autoridades no actúan tan rápido como debieran. Existen muchos protocolos pero no llegan. Las mujeres que han sufrido una violación no saben que tienen el derecho a poner una denuncia y a recibir atención psicológica y médica. Hace falta que esta información fluya, que haya más recursos y definitivamente organización entre mujeres para no permitir que sigan ocurriendo estas cosas en los hogares. Pero concretamente no sabría cómo solucionar un problema tan jodido y tan cabrón.

-¿Para qué sirven los talleres de empoderamiento que ofreces?

-Siento que las mujeres nos tenemos que organizar. A través del hip hop, de los talleres o de la música de alguna forma estamos creando sensibilización, estamos creando conciencia. Una canción en sí misma no va a transformar la realidad pero cuando una mujer saca la voz y denuncia lo que está pasando, aglutina a muchas mujeres que están en la misma situación y si hacemos un llamado hay una respuesta colectiva.

-¿El hip hop está sacando a las mujeres de situaciones de violencia?

-Están poniendo límites en sus propias familias y decir ‘yo quiero hacer esto, no voy a permitir que mi pareja sea abusivo conmigo’…Cuando una mujer entra al hip hop se topa también con el machismo, porque las escenas hip hop son machistas, pero a través de organizarnos entre nosotras hemos podido visibilizar nuestros problemas.

“Otras formas de ejercer poder”

El año pasado se juntaron varios movimientos sociales en Guatemala tras destaparse los casos de corrupción del Gobierno de Otto Pérez Molina. El 25 de abril y 16 de mayo fueron fechas memorables que juntaron en manifestaciones a 100.000 personas para denunciar la defraudación aduanera que salió a la luz ese mismo año, en el caso conocido como ‘La Línea’. Pero después de un año ya no se escuchan las protestas.

– ¿Qué ha pasado con ese movimiento?

– Fue una cosa muy coyuntural. No fue politizada, fue desde la indignación. Y la indignación es muy fácil que se te pase. La mayoría de allí no tenía una convicción política de transformación del Estado sino que estaban indignados porque les habían robado su dinero. La mayoría de la gente era de clase alta y media que les indignaba que el Gobierno hubiera robado tanto. Al momento de plantear acciones y exigir transformaciones profundas en el Estado, la gente no se apuntó a continuar el proceso.

– Y ¿qué pasó al final?

“Yo soy del grupo que yo me asigno y voy a ser mejor que todos ustedes”

– Renunció el presiente y hay unos 40 exfuncionarios presos. Ahora siguen los juicios, pero el nuevo Gobierno [el actual presidente es Jimmy Morales Cabrera, del Frente de Convergencia Nacional] lleva seis meses y ya se han detectado fraudes… Las investigaciones por corrupción fueron publicadas a tres meses de las elecciones. Siento como si hubiera sido un experimento social: sacar una información en un contexto para que la reacción social cambiara los resultados previstos y la gente tuviera la sensación de que fue ella la que causó los cambios.

– Llevas el anarquismo como bandera, ¿crees que un movimiento político de este tipo sería posible en Guatemala?

– Después de la guerra, quisimos construir espacios donde las verticalidades fueran cuestionadas y no existieran. Generar espacios de asambleas, donde las decisiones fueran consensuadas, que el ejercicio del poder fuera una cuestión que pusiéramos en duda. Cuando empecé a leer teoría anarquista fue lo que a mí me llamo la atención y lo que más me gusta. Hay muchas experiencias sobre todo en los pueblos indígenas sobre otras formas de ejercer poder.

“El hip hop me eligió a mí”

"El rap nos permite entrar en contacto con nuestra masculinidad"./ Cynthia Vance

“El rap nos permite entrar en contacto con nuestra masculinidad”./ Cynthia Vance

Guatemala sufrió una guerra entre 1960 y 1996, cuando se firmaron los Acuerdos de Paz, que dejó 250.000 personas muertas o desaparecidas. Rebeca Lane nació en el año 84, en pleno conflicto, mientras su familia sufría consecuencias del mismo; de hecho su tía fue secuestrada por el Ejército y, más de 20 años después, sigue desaparecida. Otras 45.000 familias más viven una situación similar.

– ¿Son la poesía y el rap armas revolucionarias?

– Yo empecé a hacer poesía antes de hacer rap. Para mí era como hablar de mi experiencia vital en un país como Guatemala, en un país con una guerra muy reciente, en un país tremendamente machista. Para mí la poesía fue un lugar para sacar esto. Soy hija de la guerra. La indignación, la rabia de un contexto machista, de sufrir la violencia machista, de haber vivido violencia en la pareja… Cuando empecé a rapear para mí fue como mi cuerpo sacando el dolor. Sucedió que las personas se sintieron identificadas porque también habían vivido una guerra, las mujeres habían vivido el machismo, vivían en el mismo contexto que yo y se identificaron y empecé a entender, al tiempo de estar cantando, que realmente la música tenía un poder especial porque yo estaba hablando de temas, que no se estaban hablando en Guatemala, a través de la música. Cuando me preguntan por qué el rap yo digo más bien que el rap me eligió a mí, el hip hop me eligió a mí y no al contrario.

– “Mi rap no es femenino, solo feminista”. Así cantas en ‘Bandera Negra’, pero ¿cuál es la diferencia?

– Cuando empecé a cantar hicimos un grupo que se llamaba ‘Colectiva Urbana’, éramos aproximadamente unas 12 mujeres. No éramos un grupo, cada quien cantaba pero nos habíamos organizado para hacer un disco juntas, un concierto… En ese momento el resto de la cultura de hip hop empezó a decir: ‘Ellas son raperas femeninas’. Ello generaba una categoría que era el rap femenino, como que éramos una escena aparte. ‘Existe el rap, existe el hip hop, y existen ustedes’. Y encima la necesidad de poner quién era la mejor. Cuando saqué esa canción fue una onda de decir, ‘¿saben qué?, yo no soy del grupo que ustedes me han asignado, soy del grupo en que yo me asigno y voy a ser mejor que todos ustedes’. Fue como el objetivo que me puse y no voy a competir con otras mujeres. Estoy compitiendo con ustedes. Si ustedes quieren competir y quieren ver quién es la mejor pónganse en una tarima conmigo y veamos quien lo puede hacer mejor.

-El rap está masculinizado, es agresivo…, pero tu vestimenta no tiene sigue ese estereotipo.

“El hip hop tiene que permitir a cualquiera a hacer algo grandioso con su cuerpo, con su voz”

– A mí muchas veces me dicen, sobre todo los hombres, que les gusta ver mi show porque están viendo a una “mujer” cantar. Esto me molesta pues los hombres son muy críticos con las mujeres con una expresión de género masculina dentro de la cultura hip hop. Yo creo que a nosotras el hip hop nos permite entrar en contacto con nuestra masculinidad, con la agresividad, con pararte en un escenario y decir lo que te salga del coño y que no te importe.

-¿En qué situaciones, por ejemplo?

-A mí me ha ayudado a quitarme el miedo en la calle, decir lo que pienso, a un montón de cosas. De pararme en un escenario y ponerme al lado a un chavo a batallar y decir que yo soy mejor. Para mí es un ejercicio cuando se da desde tu empoderamiento y me parece que es completamente válido. Si me quiero subir al escenario en vestido lo hago, y si quiero subir con una apariencia mucho más masculina, pues también, depende de cómo haya amanecido [ ríe].

‘Somos Guerreras’

Las cantantes Nakury y Nativa, de Costa Rica, Audry Funk, de México y Rebeca Lane formaron el proyecto ‘Somos Guerreras’ hace tres años cuando la rapera guatemalteca estaba viajando en Centroamérica. Participaron juntas en festivales, conciertos y grabaron un documental con entrevistas a 70 mujeres. Con una beca que la organización lésbica de Nueva York Astraea le dio a Rebeca Lane hicieron charlas, talleres, festivales, conciertos y apoyaron las iniciativas de otras mujeres. Su objetivo es volver a los lugares de México y Centroamérica donde filmaron y enseñar el trabajo. “Queríamos generar esos espacios de convivencia, de encuentro, de reconocernos unas a otras”, sostiene.

Fanática de Ana Tijoux, a quien admira por su “música amorosa y linda”, asegura que el 80 por ciento de la música de su móvil es hecha por mujeres raperas. Con una fascinación por este género, Garee, Nacury, Audry Funk, La Gata Cattana, La Furia, La Mamba Negra, Dania Neko o Lianna siempre van a acompañarla.

A Rebeca Lane se le extiende una gran sonrisa en el rostro cuando habla de sus planes de futuro: “Me gustaría que hubieran casas donde pudiéramos ensayar, como centros culturales donde aprender a bailar, mezclar y rapear. Que haya más lugares donde la educación a través de la música permita a los jóvenes ser artistas y ser portavoces en la realidad de sus barrios. El hip hop tiene que permitir a cualquiera a hacer algo grandioso con su cuerpo y con su voz”.

Esta tarde escucha la entrevista a Rebeca Lane en Sangre Fucsia, en directo por Agora Sol Radio, a las 20h. hora española.

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