No es lo mismo (la polla y el coño)

No es lo mismo (la polla y el coño)

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07/05/2016

Utópica Anónima

Un tipo en internet (un neomacho de manual de los de “no todos los hombres”/”sois unas exageradas”/”veis machismo en todas partes”) suelta un “me toca la polla” y una mujer se molesta. Su respuesta: “¿Hay hombres a los que les molesta que una mujer diga coño? Me dejas con el culo torcido. No sé por qué te molesta tanto mi comentario de que a mí me extrañe que a un tío le moleste que digáis coño. Yo no estoy acostumbrado a tratar con hombres como los que os debéis de topar”.

Un clásico: “yo no veo tios así” (siendo un tío). Ejem. Toca graduar la mirada, es obvio. Te lo voy a explicar cortito, que sé que te cuesta y me voy a limitar a aclarar el uso asimétrico de la palabra Coño y de la palabra Polla, aunque podríamos referirnos a muchos otros usos del lenguaje y sus implicaciones. Cuando se dice “me toca la polla” se dice desde una posición hegemónica (tanto desde el género como desde la sexualidad) y, por tanto, alude a todo el falocentrismo que ya asquea. Cuando se dice “estoy hasta el coño” se expresa desde la posición subordinada (tanto desde el género como de todas las expectativas de la sexualidad subyugada que se le han impuesto a las mujeres), por lo que se hace un uso subversivo del término.

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Es lógico y normal que haya esa asimetría puesto que la hay en todo, y no es una asimetría que nos guste ni que nos favorezca a nosotras. “Me vas a comer la polla”, por ejemplo, es violento porque parte de esa asimetría brutal en las que las mujeres están al servicio de los hombre hasta en la sexualidad y pone “la polla” en el centro de todo. “Me vas a comer el coño”, sin embargo, es una agresividad defensiva y subversiva, ya que a las mujeres no se nos presupone ningún tipo de poder adscrito a su coño, ni siquiera el derecho de usar el coño como nos plazca a riesgo de parecer putas, y ya se sabe que llamar puta a una mujer es fácil y de lo peor que se puede hacer para meterla de nuevo en el redil. Cuando un tío dice “me toca la polla” es “normal”; cuando una mujer dice “me toca el coño”, es una borde y una ordinaria. No es que lo diga yo, es que es así, el mundo no lo he inventado yo.

Si cada vez que un tío entra a internet le salieran cuatrocientos pop ups y anuncios mierdosos de mujeres humillando sexualmente a hombres en imágenes a cuatro patas y con el culito en pompa o bien agachaditos comiendo genitales femeninos a lo mejor captaba la idea (“pollitas duritas” “pollas sin compromiso” “fóllate a un madurito gratis y sin tonterías” “padres solteros desesperados por follar” “los feos necesitan sexo, fóllatelos aquí”). Precioso. O si en el porno viesen a hombres sufriendo arcadas al hacer un cunnilingus a una mujer, hasta las lágrimas, y eso se extendiese como lo más cachondo que le puede hacer un tío a una tía (¿cómo no se ve la violencia de esas gargantas profundas en las que las mujeres tienen arcadas, lloran, se les corre el rímel? qué jodido asqueroso placer puede ver en semejante sometimiento evidente y culto al falo?). Entenderían por qué nos asquea tanto su “me toca la polla” y por qué no es lo mismo (no, no lo es) ni equivalente un “me toca el coño”. Para nada.

Si cada vez que abres internet o ves televisión acabas saturada de imágenes de mujeres “satisfaciendo” a hombres reyes del mambo que hasta se echan desodorante desde el cuello a los genitales para “marcar el camino” correcto, es lógico que “la polla” no tenga connotaciones inocentes en el habla cotidiana, resuenan muchas cosas en ese “me suda toda la polla” con la que se le llenan la boca a algunos. Mientras vemos esa basura en los medios, a nosotras nos censuran cualquier imagen en facebook en la que se vea un pecho femenino, incluso amamantando, y ya ni te cuento si se alude, aunque sea con un dibujo artísitico o viñeta, a la masturbación femenina. Dime dónde está el doble rasero, si en que me moleste tu “me toca la polla”, o en esta basura hipócrita podrida de doble moral. Qué quieres que te diga: estamos cansadas de tener vuestras pollas hasta en la sopa.

Si cada vez que un tío fuera libre sexualmente se le insultase hasta que su autoestima quedase destruida, y si cada vez que ese tío no follara se le insultase hasta que su autoestima quedase destruida, entendería que las connotaciones de la sexualidad y el contenido simbólico de las palabras a ella asociadas son MUY DISTINTAS según cómo te hayan jodido la psique desde que naces hasta que mueres, en virtud de los genitales que tienes, con el consiguiente trabajo incesante de volver a recolocarla en un lugar digno, como debería haber sido desde el principio.

Dices que vemos machismo en todas partes, y es que lo hay. Dices que ves asimetría, y es que la hay. Dices que no ves tíos como los que describimos: háztelo mirar. Deja de mosquearte con nosotras como un niño con pataletas y remángate para que esas asimetrías desaparezcan y que nunca más “tocarte la polla” agreda a una mujer, y para que cuando yo me toque el coño, no te agreda a ti ni a esos que tú no ves.

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