Cubana, mulata y exótica

Cubana, mulata y exótica

Nota: Este artículo se enmarca en la sección de libre publicación de Pikara, cuyo objetivo, como su nombre indica, es promover la participación de las lectoras y lectores. El colectivo editor de Pikara Magazine no se hace responsable ni del contenido ni de la forma de los artículos publicados en esta sección, que no son editados. Puedes mandar el tuyo a participa@pikaramagazine.com. Rogamos claridad, concisión y buena ortografía.

15/04/2016

Josefina Muñoz Abad

Con el título de este artículo muchos hombres pensarían en la descripción que le dan la mayoría de ellos a las cubanas, y ya no tanto los hombres sino también las mujeres, aunque podrían añadir algún adjetivo más como podrían ser puta o fresca, entre algunos otros.

Es increíble que en pleno siglo XXI pueda existir un estereotipo de esta clase para referirnos a un colectivo de mujeres en concreto, además de que exista entre el propio grupo de mujeres cubanas ya que muchas mujeres blancas describen a las negras así, las blancas no se incluyen en el colectivo de “jineteras” como se define a las mujeres de compañía cubanas. Sigue existiendo desigualdad entre razas y el hecho de ser mujer hace que la situación se agrave y exista una mayor desigualdad discriminándose a las mujeres en función de su etnia y cultura.  Todo esto tiene una herencia y unas raíces que persisten en la actualidad, ancladas en un pasado colonial que aún persiste en la sociedad cubanas y en muchas otras. Nos encontramos ante un periodo histórico no superado con secuelas en las nuevas formas de imperialismo tanto político como económico liderado por capitalistas neoliberales, lo que hace que existan efectos negativos hacia las mujeres.

suscribete al periodismo feminista

Si a lo dicho hasta el momento le añadimos la mirada desde el feminismo relacionada con las etapas post-coloniales nos damos cuenta de que dentro del propio feminismo nos encontramos ante grandes desigualdades ya que la teoría del feminismo occidental y hegemónico se ve como responsable de la ausencia de reconocimiento a las aportaciones del feminismo negro, lo que dejaba a las mujeres del Sur como víctimas que requerían de la ayuda de otros para poder desarrollarse. Como comenta Barriteau, desde el feminismo negro se llama a desafiar la construcción que invisibiliza las vidas de las mujeres negras. El feminismo de color plantea que es necesario superar el análisis centrado en las relaciones de género e ir más allá, se cree en la necesidad de entender que no se puede explicar la opresión de la gran mayoría de las mujeres desde una mirada tan simple como la de género, es necesario ampliar esa mirada y tener en cuenta también la raza, la clase y el heterosexismo (Espinosa, 2014).

La apuesta del feminismo decolonial es superar la fragmentación desde la lucha y la mirada de la opresión, nos encontramos ante un momento de construcción y de producción de ideas feministas en plena construcción articulándose a un tiempo más largo de producción de una voz subalterna, no hegemónica, que ha estado siempre ahí sin que lograra una atención más allá de la mirada particularizadora y la inhabilitaba como pensamiento más general que tiene consecuencias sobre la manera de interpretar la opresión histórica en clave de género.

Haciendo referencia a la sociedad cubana, el afrofeminismo cubano hace una aproximación a las manifestaciones del feminismo negro o afrofeminismo en Cuba. El desconocimiento dentro de la historia del feminismo cubano, de la lucha de las mujeres cubanas, tanto negras como blancas,  reduce el relato del surgimiento de ese movimiento a una cierta etapa y hace énfasis en el protagonismo de las mujeres blancas y aun de clase media y alta, excluyendo o minimizando a las mujeres de color.

Si seguimos dentro del contexto histórico cubano y haciendo referencia a la historia de la isla y de los cambios que se han llevado a cabo, en la Cuba postcolonial y prerevolucionaria se alimentó y consolidó el modelo tradicional de familia, con unos roles bien definidos y donde dominaba el patriarcado.

El modelo político y social implantado por la Revolución, desarrolló importantes transformaciones en los modelos de relación entre hombres y mujeres. Su desafío fue lograr la equidad entre ambos sexos. A pesar de la implantación de políticas favorables para la mujer, sigue existiendo una permanencia de valores altamente sexistas entre hombres y mujeres, y siguen existiendo los estereotipos patriarcales con respeto al rol de las mujeres.

Ante la supuesta lucha por la igualdad seguimos ante un estereotipo común de cara a las demás sociedades, la mujer cubana como exótica y erótica. Esta imagen se remonta al colonialismo, ya que producía ideologías de lo exótico englobando al gran número de mujeres negras, donde eran vistas como sexualmente promiscuas, la mujer negra era descrita como mujer “caliente” y sensual, carente de todas las cualidades que definían el comportamiento de las mujeres decentes, las blancas. En Cuba, la exotización de las mujeres negras o mulatas no era exclusiva entre hombres extranjeros y mujeres cubanas, ya que bastantes escritores cubanos habían “desacralizado la erótica imagen de la mujer mulata cubana” durante el siglo XIX y principios del XX. La exotización de la mujer cubana solo tiene en cuenta a la mujer mulata o mujer negra convirtiéndola en una víctima al tratarla como a un objeto sexual ante los hombres y dejándola al margen del colectivo de mujeres restantes. Si nos fijamos en la realidad cubana dentro de su sociedad no se habla de la mujer blanca y jinetera aunque existan, solo la mujer negra o mulata es la que se dedica al jineterismo.

Download PDF
master violencia de género universidad de valencia

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

ayuda a Gaza
Download PDF

Título

Ir a Arriba