Querido HCdFylIdG

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13/02/2016

Sarah Babiker

Querido hombre cansado del feminismo y la “ideología de género”,

Empiezo raro, lo sé, pero no quiero insultarte, ni ofenderte, ni etiquetarte de machista porque entonces no vas a leer los siguientes párrafos, y mi intención es que los leas. Luego haz lo que quieras, contradíceme, reafírmate en lo que piensas. Pero no me insultes. Pongamos ahí el límite, ¿te parece?

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Yo sabía ya que había hombres (y mujeres) cansados del feminismo y la “ideología de género” (usaré HCdFylIdG para simplificar). Pero gracias a que ahora podemos comentar las noticias de los periódicos, gracias a que contamos con las redes sociales, cada día compruebo una media de 837 veces que hay gente que piensa que el feminismo es violento, que hablar de género es fomentar la desigualdad.

Querido HCdFylIdG, no negaré que es muy doloroso encontrarse con tus comentarios cada vez que una mujer es asesinada por su pareja. La muerte es el dolor sin remedio, el desconsuelo, es tan difícil encontrar las palabras… Pero tú siempre las encuentras, y siempre son parecidas “¿y los hombres que mueren?”, te preguntas. “¿Esos os dan menos pena?”, insistes. “¿Y las denuncias falsas?”. Me gustaría que te imaginases delante de la familia que esa mujer deja, de sus amigos más íntimos. ¿Eso les dirías? “Siento mucho que vuestro padre matase a vuestra madre, pero hay muchas denuncias falsas y a los hombres también nos matan.” Ahora dirás: “y vosotras qué, cada vez que una mujer asesina a su pareja decís: algo habrá hecho. Se lo tendría merecido.” No digo que no haya personas que puedan comentar algo así, pero no es lo que yo veo. Es más, a quien veo es a ti, raudo, comentando “¿y esto no le importa a nadie, no? Como es un hombre no pasa nada.”

¿No pasa nada? Hombre, el asesinato es un delito, claro que pasa algo. Pero entonces dirás que sí, pero que no es lo mismo. Porque hay una ley que genera una desigualdad entre los hombres y las mujeres, que hace que sea peor matar a una mujer que a un hombre, una ley promulgada por el lobby feminista que se alimenta de la ideología de género.

Vale, las y los feministas tuvieron un rol fundamental para que saliese adelante esa ley, básicamente porque las y los feministas luchamos por la igualdad, y que sea mucho más probable morir a manos de tu pareja o ex pareja, siendo mujer, que siendo hombre, pues a mí me parece una desigualdad muy gorda, qué quieres que te diga. Que esto pase en todos los países y desde que tenemos memoria, más que una simpática broma de la estadística, parece que se sustenta en una estructura, una forma de relacionarnos entre mujeres y hombres.

Y acá es cuando viene el género, que no es una ideología. Pensarás, “coño claro, de siempre ha habido hombres y mujeres, teníais que inventaros una palabra para recibir subvenciones”. Te puedo decir que el género es una construcción cultural sobre qué supone ser hombre y qué ser mujer en una sociedad dada, y que tiene muchas consecuencias, una de ellas, que maridos, novios y ex maridos maten a sus compañeras. Es más complejo, obviamente, pero no es imposible de entender. “Gilipolleces”, dirás, hoy en día no hay diferencias. Y si las hay son naturales. Eso es lo eficaz del género: que percibas lo que es social como natural. Que pienses que las mujeres invierten un montón de dinero en cosmética porque son coquetas. Que pienses que hay más hombres en posiciones de poder porque son más racionales.

Si hay más mujeres que mueren en manos de sus compañeros y no al revés, no es por una causa natural. Si hay más hombres violentos y mujeres que no consiguen alejarse de ellos a tiempo, no es ni por casualidad, ni por genética. Hay roles de género, y relaciones desiguales de género que posibilitan esto (dejo el tema de momento, siento que te estoy perdiendo).

Voy a aclararte algo antes de continuar, no creo que seas un asesino, ni un violador, no tengo nada contra ti personalmente porque seas un hombre. Pero el hecho de que seas un hombre hace mucho más probable que seas un asesino o un violador. Y eso es una mierda. Contra eso luchamos, y contra eso creo que deberías luchar también tú. No tienes nada biológico que te haga más susceptible de convertirte en asesino o violador, pero desde que naciste te han ido cayendo mensajitos, ideas, imágenes que te han ido impregnando de a poco. Te han dicho que llorar es de débiles, que los muñecos son cosa de nenas, que tienes que ser el mejor, que las mujeres que se exhiben son unas fáciles. Hemos visto a príncipes que salvan, a princesas salvadas, a presentadoras que sonríen y se hacen las tontas para agradar, a hombres que defienden su hombría a hostias, a brujas manipuladoras. Conozco esos mensajitos porque también me han llegado a mí. Por eso también es mucho más probable que yo sea víctima de mi pareja que tú. En fin, nos han jodido bien a los dos. ¿No quieres liberarte conmigo de todo esto?

Si te pones de mi lado en lugar de insultarme seguramente vivamos mejor los dos. Podrás llorar cuando te dé la gana, no te sentirás un fracasado si no consigues mantener a la familia, no tendrás que preocuparte por la longitud de la falda de tu hija, no te sentirás humillado si te dicen que no eres suficientemente hombre, nunca nadie te dirá que no eres suficientemente hombre.

Si nos liberamos juntos de la desigualdad sabrás gestionar la frustración mejor, no te destruirás porque no sabes aceptar una derrota, no tendrás que renunciar a estar con tus hijos para trabajar sin parar porque tu mujer dejó de trabajar para poder dedicarse a los hijos. No confundirás nunca amor con posesión, y si deciden dejarte, llorarás y seguirás para adelante para ser feliz de nuevo. Y si decides dejar a tu mujer, ella no necesitará pelear por una pensión o por la casa porque no habrá perdido su independencia económica por criar a vuestros hijos. No tendrás que pelearte para conseguir su custodia, porque los habrás cuidado tanto como ella, antes de separaros.

Pasa una cosa, que esta forma de relación de género que se llama patriarcado (espero que hagas el esfuerzo de seguir leyendo después de usar la palabra patriarcado). Nos perjudica a todos, pero a algunas más que a otros. Y siempre es más fácil aceptar las injusticias cuando se está del lado privilegiado. ¿Te estoy diciendo que tienes privilegios? Pues sí. Y no es un insulto. Yo también los tengo, ¿sabes? El capitalismo me tiene eternamente precarizada, pero yo soy la que puede comprar ropa en Zara, no la que la fabrica por un euro al día en una nave tailandesa sin ventilación. Y me cuesta renunciar a mis privilegios. Así que te entiendo. Pero antes de renunciar a nada, estaría bien verlo. Tú no tienes que depilarte para ser socialmente aceptable, no tienes que tener cuidado para que no te violen, no tienes que elegir entre la paternidad y la carrera profesional, es mucho más probable que acabes dirigiendo algo (un país, una empresa, un movimiento, un partido político), y mucho menos probable que te mate tu pareja. Todo eso son privilegios, no es tu culpa tenerlos, pero es tu responsabilidad no querer verlos. Y usar el noble término igualdad en el modo que tú lo usas, no es ni más ni menos que eso: no querer verlo.

Así que, querido HCdFylIdG, si tanto te preocupa la igualdad, quizás deberías usar tu energía de otro modo. Y si no es la igualdad lo que te preocupa, entonces admítelo y no me molesto en llamarte “querido”.

Un abrazo feminista.

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