Anónimo

Hay mucha gente que piensa que la violencia machista en todas sus vertientes apenas transciende más allá de la que la sufre y, a esa gente me gustaría decirles: “Soy nieta de una mujer que sufrió malos tratos y en mi vida esa violencia ha repercutido con creces”.

Mi abuela era una mujer de gran inteligencia, su familia de izquierdas y de las más poderosas del pueblo. Mi abuelo, un “papa frita” con padres ricos y de derechas. A ambos los casaron por orden ¿de quién?, pues no es tan difícil, por orden de la familia del “papa frita”, para unir a las dos grandes fortunas del pueblo. A partir de ahí mi abuela sufrió malos tratos por parte de mi abuelo y entonces todo cambió. Por consecuencia, su familia también. Su hijo pequeño y su hija mediana empezaron con los brotes de esquizofrenia. Años después mi tía (su hija mayor) se suicidó. A raíz de eso mi abuela empezó también con la esquizofrenia.

Mi abuelo, casi siempre estaba lejos para recaudar más dinero y bienes (como “buen” hijo del heterocapitalismo) y cuando no estaba lejos, estaba en casa intentando “controlar” la situación que tenía dentro de su “hogar”.

Un día, mi madre llegó embarazada de mí.

Cuando nací, para mi abuela y mi abuelo era lo mejor que les podía haber pasado (según ellos), sin embargo, acabé en un centro de menores. En mi etapa de niñez lo único que recuerdo son cosas desagradables; niños que intentaban violarme, testificar por haber visto una violación a los seis años, toparme con un pederasta de la “familia”, más casos de violaciones e intentos de violaciones, etc.

A mi abuelo le preguntaría: ¿Qué se siente al haber destrozado a “tu” familia con tus propias manos (literalmente hablando)?

A mi abuela, antes de que hubiese conocido a mi abuelo le diría: ¡Empodérate! Porque eso salva vidas.

Y a ti, que me estás leyendo, ¿aun piensas que la violencia machista no transciende a esas hijas e hijos y a esos nietos o nietas?

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