“La protesta feminista de concentración con pancarta se nos queda corta”

“La protesta feminista de concentración con pancarta se nos queda corta”

Las activistas de FEMEN España se encuentran presentando el 'Manifiesto FEMEN', con el que quieren explicar su discurso "a las convencidas y a las escépticas". Charlamos con dos de sus integrantes, Natalia Vargas y Marga Villoria, en una entrevista con público organizada dentro de la programación de la feria del libro LITERAL en Barcelona. Nuestra interlocutora iba a ser la líder Lara Alcázar, pero faltó a la cita. Luego supimos el motivo: intentó participar en una acción a favor de los derechos LGTB en Marruecos, aunque finalmente fue retenida y amenazada por la policía secreta.

08/06/2015
Marga (izq.) y Natalia, activistas de FEMEN Barcelona, en la feria del libro LITERAL:/ J.F.

Marga Villoria (izq.) y Natalia Vargas, activistas de FEMEN España, en la feria del libro LITERAL./ J.F.

FEMEN nos tiene muy despistadas. Admiramos la valentía con la que se inmolan en actos públicos para gritar a ministros y obispos que no van a controlar nuestros cuerpos y nuestros deseos. Nos gusta que lo hagan enseñando las tetas, porque bien sabemos que nuestro cuerpo es un campo de batalla. Pero no parecen mezclarse mucho con nosotras, las feministas organizadas que llevamos más tiempo que ellas gritando “Fuera rosarios de nuestros ovarios”, besándonos y despelotándonos en plazas, manifestaciones y capillas.

Al principio, sobre todo, nos resultaban demasiado jóvenes, guapas y delgadas. Su discurso antirreligioso ha sido tildado de islamófobo y su decidida postura abolicionista sin matices también provoca rechazo en amplios sectores feministas. Y claro, hemos escuchado los rumores: que coquetean con los neonazis, que un hombre misterioso es quien las dirige  (en el manifiesto aclaran que un colaborador intentó tomar las riendas y en seguida lo expulsaron), que están financiadas por la CIA…

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“El feminismo tradicional y otras luchas tienden a dirigir su mensaje a personas ya convencidas. Nosotras queremos obligar a los usuarios finales de los medios de comunicación a reflexionar”

Mientras intentamos decidir si las admiramos, las despreciamos o las envidiamos, mientras analizamos las fallas de su discurso, ellas siguen haciendo ruido. La semana pasada, dos activistas de FEMEN Francia fueron expulsadas de Marruecos por besarse frente al mausoleo Hasan II de Rabat con el lema “In gay we trust” pintado en sus torsos desnudos. Ocurrió el pasado miércoles, cuatro días después de la entrevista de Pikara Magazine a FEMEN España programada dentro de la feria del libro y de las ideas radicales LITERAL, en Barcelona.

“Lo sentimos, pero Lara Alcázar no podrá venir, le ha surgido un imprevisto. Vas a entrevistar a dos integrantes de FEMEN Barcelona”, me comunicaron ese mismo sábado los responsables de Hoja de Lata, la editorial responsable de publicar la versión en castellano del Manifiesto FEMEN. Me decepcioné. Tenía ganas de charlar con Lara. La conocí el año pasado porque vino a una presentación de Pikara en Madrid. Me costó reconocerla entre el público. Me resultó más menuda y joven que en la tele, y llevaba unas gafas de pasta que se quita para posar en los medios. No intervino en público, pero luego se acercó a mí y me agradó la humildad con la que me dijo que tiene mucho que aprender de otras feministas y que le gustaría colaborar con Pikara en tareas invisibles como traducir textos.

Pasada la decepción inicial, me pareció una buena idea poner otras caras a la organización, dado que otro de los mitos que rodea a FEMEN es que se trata de una franquicia que lanza al ruedo mediático a activistas prefabricadas. Las entrevistadas fueron Marga Villoria, “la abuela” de FEMEN España, me dice entre risas (tiene 31 años, pero esta es su primera experiencia en el feminismo), una de las detenidas por irrumpir en una marcha “provida” en Madrid en plena campaña contra la Ley Gallardón, y Natalia Vargas, de 22 años, quien todavía no se ha estrenado en acciones de FEMEN, pero ha participado en el 15-M y la plataforma Stop Mare Mortum, que denuncia las muertes de inmigrantes en el Mediterráneo.

“No seas muy dura, estamos nerviosas”, me piden. Todavía no están acostumbradas a lidiar con los medios de comunicación y esta no es una entrevista al uso: tenemos solo media hora y nos observa un nutrido público. “Muy flojitas”, delibera una de las asistentes en Twitter. Pero ya lo advierte el Manifiesto FEMEN: lo suyo no es la reflexión teórica, sino la acción directa.  “Yo llevaba ya algún tiempo en el feminismo, participando en protestas más convencionales, como las concentraciones con pancarta. Y se me quedaba corto. Yo quería encarar a los poderosos, tocarlos, decirles que son tan humanos como yo, y que no pueden hacer daño”, describe Natalia con un entusiasmo contagioso.

Escribe Beatriz Gimeno: “FEMEN no despierta mucha simpatía dentro del feminismo, y fuera casi nadie las toma en serio”. ¿Os sentís así?

Marga: Sí, bastantes veces. Me parece raro que gente que luchamos por los mismos derechos no vayamos de la mano sino que andemos recelando. Tenemos que mirar más lo que nos une que lo que nos separa.

¿Y vosotras estáis dialogando con otras feministas? Da la sensación de que vais por libre.

Natalia: Debatimos más como Marga o como Natalia que como integrantes de FEMEN. Sé que Lara ha participado en mas diálogos públicos. Salvo los machitrols de internet, no me he encontrado muchas críticas.

Marga, tú fuiste una de las feministas detenidas por irrumpir en una manifestación antiabortista. ¿Cómo lo viviste?

M: El cara a cara fue bastante complicado. Nos estaban esperando. En cuanto nos pusimos delante de ellos nos llenaron de spray, nos insultaron, vino la policía, nos puso contra la pared, pero si no llegan a intervenir, los manifestantes nos habrían agredido. Estuvimos 26 horas detenidas en Moratalaz sin saber cuándo nos sacarían.

Detuvieron a 28 feministas; solo 5 eran de FEMEN pero muchos medios titularon destacando solo vuestras detenciones. ¿Os preocupa estar eclipsando al movimiento feminista?

M: Quizá en este caso nuestras detenciones llamaron más la atención visualmente, las imágenes dieron la vuelta por los medios. El objetivo era el mismo.

En el manifiesto no hacéis ni una sola mención a la historia del movimiento feminista y presentáis como si fueran innovadoras prácticas habituales como el uso del cuerpo o de la blasfemia. ¿No deberíais reconocer más a vuestras antecesoras y compañeras de lucha?

“Lo primero que hace la policía cuando te detiene es taparte los pechos con un abrigo. Solo se pueden usar para vender cosas o amamantar. Eso ratifica el motivo por el que hacemos esto”

M: Creo que eso no se está entendiendo bien. En ningún momento hemos atribuido el monopolio. Sabemos que los pechos se utilizaban en los 70. Describimos nuestro sistema de lucha, el sexactivismo, pero no pretendemos ir de superinnovadoras.

N: Hay que tener en cuenta que en el contexto ucraniano sí que era muy innovador que las mujeres tomasen las riendas de la lucha política.

En el manifiesto explicáis los pilares de vuestra ideología, que señalan tres estructuras patriarcales: las dictaduras políticas, las religiones y la industria del sexo. ¿Puede cada organización local desarrollar un discurso propio?

M: Esos tres pilares son los que marcan la actuación del movimiento, pero el discurso se adapta al escenario político de cada país. En España nos hemos dedicado sobre todo a la religión, debido al intento de reformar la Ley de Aborto.

Planteáis una propuesta globalizada: el patriarcado es universal, por lo que asumís que vuestro método de lucha, gestado en Europa, funciona en cualquier latitud. Ese planteamiento puede resultar etnocéntrico o colonialista. 

M: Explicamos nuestra fórmula, la vamos probando, y la internacionalización se ha dado de forma natural, porque gente de todo el mundo se interesa por nuestras acciones y se plantea replicarlas en sus países. No hay una intención colonialista.

N: Si encuentras algún país del mundo en el que las mujeres tengamos una decisión plena sobre nuestros cuerpos y en el que no se censuren nuestros pechos, nuestros pezones, avísame que me voy. La lucha topless ha funcionado en Kenia, en Nigeria, en China… El momento en el que utilizas los medios de comunicación en contra del patriarcado que lo ha creado, eso es sexactivismo.

Decís que pirateáis el sistema mediático. ¿Qué os hace pensar que lográis algo más que ser la fotonoticia pintoresca que buscan los medios?

M: Usamos los medios para combatir el patriarcado pero no podemos controlarlos: cada medio usará las fotos como quiera y dirá lo que le parezca. Pero logramos lo que queremos: que se nos vea, con nuestros pechos y nuestros eslóganes. En la sociedad de la comunicación, para que la protesta llegue, no se trata de que te vean las 10 personas que están en el lugar de la acción, sino que lo graben 10 cámaras, que lo suban a internet y que lo vea un millón de personas. La banalizacion es un riesgo que corremos.

¿Por qué tenéis más éxito en los medios que otros colectivos feministas que también han hecho acciones de calle potentes? ¿Qué es lo que tanto atrae de vuestra puesta en escena?

N: Se trabaja entre muchas mentes para transmitir ideas que la gente pueda asimilar. No queremos hacer protestas para el autoconsumo. El feminismo tradicional y otras luchas como la antifascista o la antirracista tienden a dirigir su mensaje a personas ya convencidas. Nosotras queremos obligar a los usuarios finales de los medios de comunicación a reflexionar.

“El desnudo no es violento pero es agresivo”, dice el Manifiesto, en el que se afirma que vuestras acciones sirven para evidenciar el carácter represivo de Estados supuestamente democráticos. ¿Cómo os sentís y cómo reacciona la gente cuando hacéis activismo en tetas?

M: Es divertido. Lo primero que hace la policía cuando te detiene es taparte los pechos con un abrigo. Pero ¿qué te pasa? Tranquilo, ¡no te voy a sacar un ojo con mi pecho!

(Risas)

N: O sí, si hace frío.

(Más risas)

M: Los pechos se censuran; solo pueden usarse para vender cosas o para alimentar a hijos. Fuera de esos contextos, la gente se desconcierta. Esa censura es uno de los tentáculos del sistema patriarcal. Ver unos pechos desnudos no debería resultar chocante, pero lo es. Y eso ratifica el motivo por el que hacemos esto.

Decís que utilizáis los códigos de belleza patriarcales como arma. ¿Qué estáis dinamitando cuando posáis para la portada de una revista femenina enfundadas en vestidos de diseño?

M: Nosotras siempre decimos que se puede ser feminista y no dejar de ser femenina. Cada medio te saca como le interesa. Cada activista tiene derecho a salir en los medios como le dé la gana.

N: No se trata de cambiar una hegemonía por otra. Se trata de erradicar la normatividad. Si yo me quiero depilar las piernas, me las depilo. Si no me las quiero depilar, no me depilo.

Me han dicho en Twitter que os pregunte por la gordofobia.

N: Es una leyenda urbana. Quien se acerque a nuestros entrenamientos en Barcelona en Madrid, verá que todas las mujeres son bienvenidas. El único requisito es el rechazo al patriarcado.

“Quizá al ver nuestras acciones pienses que se aguantan físicamente mejor si eres joven, pero en Francia señoras mayores se han unido para plantar cara al Frente Nacional”

M: Si miras fotos de activistas por todo el mundo, verás que no todas pesan 50 kilos. Tal vez las más mediáticas son delgadas, pero también ocurre que la gente se queda con esa imagen para desvirtuar nuestra lucha.

Reclamáis la abolición de la prostitución ¿Por qué se puede resignificar enseñar las tetas y no se puede resignificar follar por dinero?

M: La mercantilización del cuerpo de una mujer siempre implica algún tipo de coacción. No me acabo de creer la idea de la mujer libre que ofrece su cuerpo.

N: He trabajado con víctimas de trata en vías de inserción. Soy abolicionista no solo por FEMEN sino por ese trabajo directo. Mientras exista algo que permita que algunos se enriquezcan a base de que te violen 15 o 20 veces al día bajo amenaza de que maten a tu hijo en Nigeria o en China… Lo siento pero eso no puede existir.

Sin embargo, os declaráis partidarias del posporno. En Barcelona, las trabajadoras del sexo se organizan en colectivos como Putas Indignadas, montan cooperativas para trabajar de forma más libre y segura… ¿No os interesan esas iniciativas?

N: Poner en práctica la teoría [regulacionista] tiene resultados nefastos, como vemos en Holanda. La gran mayoría de prostitutas son extranjeras que no se pueden acoger a estas medidas, debido a las leyes racistas de extranjería. Con la legalización no se ataja la vulnerabilidad extrema de estas mujeres ni el proxenetismo, que es el gran problema. Nuestros enemigos no son las prostitutas de Hetaira o de Putas Indignadas, sino los promotores de La Jonquera que se enriquecen con el proxenetismo.

Os declaráis antirracistas, combatís la homofobia… Pero en el manifiesto no mencionáis el neoliberalismo, en un momento en el que el feminismo está especialmente volcado en el anticapitalismo.

M: Quizá no lo hemos puesto en el manifiesto. Se puede deducir de algunas acciones, aunque no nos hayamos posicionado expresamente.

N: Se intentaba condensar ideas para que el manifiesto no fuera un tochaco. Solo la parte de religión ocupaba más de 30 páginas. No se puede llegar a todo.

Leo en el Manifiesto: “Donde la religión comienza, termina el feminismo”. ¿Qué os parece el feminismo islámico o el trabajo de las Católicas por el Derecho a Decidir?

M: Desde nuestro punto de vista, el enemigo es la religión, no los practicantes. La mujer feminista y religiosa, a la mayoría nos parece muy paradójico o contradictorio, pero bueno.

N: La propia Teresa Forcades empieza su libro reconociéndolo.

M: Pero nosotras atacamos a la institución. Cómo entiendan el feminismo estas mujeres… Pues bien por ellas.

¿Veis a las feministas islámicas o cristianas como posibles aliadas?

M: Lo veo difícil.

N: En el Tren de la Libertad fueron aliadas. El feminismo no es una doctrina cerrada. Es normal que no estemos de acuerdo en mil cosas; en lo que sí, podemos luchar juntas. FEMEN se declara antirreligioso porque creemos que el feminismo tiene que tener una base humanista. En el momento en el que haces distinciones diciendo que hay una mujer buena y una mujer mala, un hombre bueno y un hombre malo, que algunos merecen ir al cielo y otros al infierno, pierdes esa base.

El manifiesto hace guiños a la teoría queer, cuestionando el binarismo de género y mencionando la transfobia. ¿Pueden las personas trans unirse a FEMEN?

N: Hemos tenido activistas trans. En Suecia hay una muy activa.

Se ha dicho que os financia la CIA, George Soros… ¿Cuánto dinero tiene FEMEN España y de dónde lo saca?

N: ¡Del manifiesto! [Guiña el ojo] Vendemos camisetas.
M: Nos autofinanciamos. Aceptamos donaciones anónimas no vinculadas a partidos políticos.

Una de las cosas que encuentro más interesantes de vuestro movimiento es que exige superar el miedo a la confrontación física, a ser golpeadas y encarceladas. ¿Cómo os entrenáis?

M: El entrenamiento incluye una parte física. Practicamos cómo reaccionar ante detenciones, maneras de actuar en equipo, cómo cubrirnos las unas a las otras, cómo mantener el grito muy alto para que la protesta se siga escuchando cuando te detienen.

N: Es importante, sobre todo para las que sabemos algún arte marcial, no hacer daño a la policía cuando nos detiene. No buscamos la violencia.

¿Controlar el miedo es lo más difícil?

M: Depende de cada activista. Pasas un poquillo de miedo, pero sabes que estás ahí por un motivo y te impulsa también la adrenalina.

¿Quien puede unirse a FEMEN?

N: Las mujeres luchadoras. Todas. A veces parece que solo es Lara o que estamos todas apartadas. Pero aquí estamos.

M: Todas las que quieran que se les escuche, que quieran gritar, que busquen la acción directa.

Un momento de la entrevista con público en LITERAL./ S. Martín

Un momento de la entrevista con público en LITERAL./ S. Martín

Agotamos la media hora que nos reservaba la programación de LITERAL, pero me quedan varias preguntas en el tintero. Seguimos en una sala vacía. Natalia me susurra: “No te puedo dar detalles, pero Lara no ha podido venir porque está yendo a hacer algo”. Intento sacarle más información. Solo me dice que la acción ocurrirá en el extranjero en las siguientes 72 horas. Que esté atenta y lo tenga en cuenta de cara a decidir la fecha de publicación de nuestro diálogo. El jueves EL MUNDO publicó cómo terminó la historia: las dos activistas francesas fueron expulsadas, Lara no llegó a participar en la acción porque fue interrogada y retenida el domingo por la policía secreta, cuyos agentes la amenazaron con represalias si no abandonaba el país. Alcázar ha publicado su testimonio en el Huffington Post, mediante un artículo en el que critica que el Gobierno español mantenga “estrechas relaciones con un Estado que  pena con años de cárcel la homosexualidad”.

Seguimos:

Decís que los hombres son bienvenidos al movimiento pero en la retaguardia. ¿Cómo colaboran?

M:  En las acciones tiene más sentido que salgan solo chicas. Participan en la parte de atrás, vigilando, recogiendo abrigos.

N: Hay más activistas que las que salemos en topless. Hay mucho trabajo de logística.

Marga, eres la activista más mayor y tienes 31 años. ¿Podría apuntarse una mujer de 50 años? 

N: Son bienvenidas. Las mujeres de más de 45 años nos transmiten muy buen rollo.

M: Quizá al ver las acciones piensas que se aguantan físicamente mejor si eres joven, pero en Francia señoras mayores se han unido para plantar cara al Frente Nacional.

“La violencia solo genera violencia, hay que frenarla desde un movimiento agresivo pero pacifista. No tiene por qué traducirse en una actitud de “paz y amor”. Estamos cabreadas”

Insistís en la no violencia. Beatriz Gimeno expone en un artículo que las mujeres han participado siempre (aunque menos que los hombres) en revueltas, guerras y revoluciones, por todo tipo de causas menos la de responder a la violencia machista. ¿Por qué no utilizar la violencia para destruir el patriarcado?

N: Yo soy muy pacifista. La violencia solo genera violencia, hay que frenarla desde un movimiento agresivo pero pacifista. No tiene por qué traducirse en una actitud de “paz y amor”. Estamos cabreadas.

M: Puedes plantarte delante de alguien, gritarle, levantar el puño… Pero si una activista va más allá, no tiene cabida en FEMEN. Sin embargo, la violencia suele venir del otro lado. No agredimos pero a menudo terminamos con la cara contra el suelo o con los brazos marcados. La gente de colectivos religiosos propugnan amor y nos agreden.

¿Las acciones se diseñan con mucha antelación?

N: Algunas pueden planearse con un mes o dos de antelación, pero también estamos entrenadas para actuar rápido, porque a veces los partidos publican su agenda con 24 horas de antelación.

¿Con qué acción fantaseáis?

N: Contra el Arzobispo de Granada.

M: Una contra alguien muy grande. Me hubiera encantado ser la compañera que se encaró con [el ministro de Interior] Fernández Díaz: se le plantó en la cara, casi nariz contra nariz. Te tienes que ir a dormir echa polvo, con el cuerpo dolorido, pero tan feliz…

Queréis llegar a más gente que la ya convencida, pero la blasfemia despierta rechazo en mucha gente.

N: Hay una necesidad de blasfemar, de desestigmatizar la blasfemia, de la misma forma que para desestigmatizar el aborto hay que hablar de ello. Si no te puedes reír de una idea, si puedes ir a la cárcel por ello… Pues es que no hay libertad.

He escuchado a tertulianas en la tele diciendo que no se sienten representadas por vosotras, que solo sois unas guarras que enseñan las tetas.

M: Ese insulto siempre está en la boca de la gente.

N: Vivimos bombardeadas de imágenes de veinteañeras semidesnudas con cuerpos normativos sin ningún tipo de discurso, que te venden yogures, pasta de dientes o faldas de H&M. En el momento en el que te apropias de tu cuerpo, retomas el control y adquieres un discurso político propio, choca mucho. Cuando la gente piensa en una persona que hace incidencia política, la última imagen que se le viene a la cabeza es la de una veinteañera utilizando su cuerpo para protestar como le parece.

Decís que la indignación es vuestro motor. ¿Habéis participado en la ola de cambio político iniciada con el 15-M? ¿Cómo habéis vivido la victoria electoral de Ada Colau en Barcelona?

M: Es un sueño hecho realidad. Espero que no decepcionen, que hagan bien su trabajo. Tienen una responsabilidad. No nos pueden fallar.

N: Están siendo muy valientes, y necesitan nuestro apoyo, porque hay mucha gente poderosa robando.

M: Llamamos a que la gente arriesgue, desde el espacio que sea. No nos podemos dormir.

¿Habéis notado un cambio personal desde que estáis en FEMEN, en cómo os relacionáis con el cuerpo y con las otras personas? 

M: Me siento empoderada para contestar cuando algo me molesta. Con el sexactivismo recuperas tu derecho a decir lo que piensas. Y a hacer topless cuando te dé la gana.

N: A mí me ha reforzado la idea de que me encanta mi cuerpo porque es fuerte, es mi arma, es un cuerpo que me permite caminar kilómetros por la montaña sin parar. El activismo me da fuerza para encarar al cabrón de turno.

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