¿Nos imaginamos a una embarazada en una orgía?

¿Nos imaginamos a una embarazada en una orgía?

Pese al tabú por el que se disocia la maternidad de la sexualidad, el embarazo, el parto y la lactancia son procesos que pueden ser sexuales y productores de placer

21/05/2014
María Llopis, fotografiada por Dani VIllalba

María Llopis, fotografiada por Dani VIllalba

Hace poco una amiga que es madre soltera me contaba lo complicado que le resultó tener relaciones sexuales cuando estaba embarazada. No es fácil ligar con un bombo. Yo le comenté que la solución por la que yo opté cuando estaba preñada y caliente fue la de follar por internet. Me levantaba en medio de la noche cachondísima y sola como una condenada y me metía en los foros de internet para tener sexo vía Skype. Al principio decía que estaba embarazada, pero la cosa sólo causaba confusión, así que preferí obviarlo y dejar que se preguntasen si esa barriga inmensa se debía a algún atracón o simplemente a un estado de obesidad avanzado. Nadie me preguntó jamás nada. En los foros de sexo en internet se va a lo que se va. Por eso me gustan tanto.

¿Qué es lo que sucede para que le resulte complicado a una mujer embarazada encontrar partenaires sexuales? A las mujeres preñadas lo único que nos sucede es que la libido se nos pone por las nubes y que, como no estemos en una relación de pareja, estamos en un buen lío, porque no sólo de pajas vive la preñada. ¿Qué es lo que les sucede entonces a ellos (o a ellas) a la hora de tener sexo con una mujer embarazada? ¿Qué es lo que les asusta? Yo creo que es ignorancia pura y dura, porque si una preñada quiere follar va a querer sexo del bueno, porque cuando nos ponemos, nos ponemos mucho. Por lo visto los órganos genitales se hinchan con esto del embarazo, toda la sangre va en tropel ahí abajo y es facilísimo correrse. Que es genial follar con una preñada, vaya. Entonces, ¿por qué les cuesta tanto ligar? Yo no creo que se trate del tema de los cuernos, porque pocos hombres tienen problemas con follar con una mujer que tenga pareja, esa no es la cuestión.

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¿Será por el concepto de pureza y castidad asociado a la maternidad? De momento eso es lo único que se me ocurre. Cuánto daño ha hecho la virgen María. Y cuantas mentiras nos han colado, en torno a mitos y leyendas también. Por lo visto, según la doctora estadounidense Marguerite Rigoglioso, la virgen María, como tantas diosas de la Antigüedad, no fue fecundada por una paloma. La virgen María participó de lo que se ha dado en llamar partenogénesis. Mujeres de la Antigüedad, entrenadas desde jóvenes en prácticas avanzadas de meditación, eran capaces de quedarse embarazadas en rituales sagrados ellas solas, sin la intervención masculina. Menudas pavas. Pedazo de mujeres. Nada que ver la imagen de estas mujeres poderosas, capaces de autogestionar su reproducción y engendrar dioses, con la visión asexual y pasiva de la virgen María.

Cuánto daño ha hecho la virgen María. Ilustración: Ana Elena Pena

Cuánto daño ha hecho la virgen María. Ilustración: Ana Elena Pena

Y es que necesitamos cambiar los referentes. Me gusta hacer referencia a las antiguas sociedades amazónicas en las que se practicaba la paternidad múltiple*. Se consideraba que cada hombre con el que follaba una mujer embarazada aportaba riqueza al feto. Y todos se consideraban padres de la criatura. Tal vez deberíamos reflexionar sobre estas prácticas -que, por cierto, fueron erradicadas en el genocidio de las Américas- y cuestionarnos la sociedad individualista y monogámica por sistema que hemos creado. Tal vez eso nos ayudaría a pensar la maternidad, y la paternidad, de una forma más plural.

Necesitamos un cambio de paradigma en lo que respecta a muchas cosas, pero una de ellas es la maternidad, desde luego. Si la concepción puede ser un proceso empoderante, unas veces fruto de una experiencia sexual, otras fruto de técnicas de reproducción asistida, el embarazo, el parto y la lactancia son procesos que tienen la capacidad potencial de ser sexuales y productores de placer. Tienen el potencial, digo. Pueden pasar muchas cosas, desgraciadamente, para que así no sea. Y ya se encarga el sistema médico y la sociedad en general de cargarnos de tabúes y de información negativa al respecto.

Pero los partos orgásmicos son una realidad científica, no son ninguna leyenda de la Grecia antigua. Suceden. Lo que pasa es que el sistema médico no se interesa en lo más mínimo por este proceso. Suceden, pero son prácticas invisibilizadas. A las mujeres no les resulta tan fácil hablar de ello. También hay mujeres que tienen orgasmos durante la lactancia. La lactancia es un proceso durante el cual se segregan una cantidad tremenda de hormonas generadoras de placer. No es tan raro. Dar la teta da gusto, si no hay ningún problema médico, claro. En un parto ideal -cómo me gusta hablar de los mundos ideales- la mujer también segrega una cantidad de hormonas del placer, de oxitocina y toda la pesca, que generan estadios de placer avanzados. Eso sí, si se segrega adrenalina, es decir, si hay miedo o angustia, entonces no hay producción de oxitocina, ni gustito, ni nada. Hay dolor. Pero en un coito también puede haber dolor si hay miedo, ¿sí o no?

Madison Young, una directora, actriz y performer de porno feminista, tiene un documental que se llama Pregnant with desire y va de mujeres preñadas follando de diferentes formas. Belladonna, famosa actriz de porno, dirigió y protagonizó algún clip estando embarazadísima. Eso sí, solo con mujeres, porque llegó un momento en su carrera en el que se negó a seguir trabajando con hombres y optó por follar en sus vídeos sólo con tías. Y así un montón. Mujeres que hacen porno feminista y que se quedan preñadas y siguen grabando porno, y paren y tienen hijos y siguen con su trabajo. Porque los viejos clichés de que la maternidad está disociada del placer son eso, viejos clichés. Al fin y al cabo en la Inglaterra victoriana se consideraba que la mujer no tenía pulsión sexual. Ahora tenemos que acabar con el tabú que disocia maternidad y sexualidad. Desde el feminismo, ¿desde dónde si no?

*Los científicos de la Universidad de Missouri estudiaron las etnografías de 128 sociedades de la Amazonía sudamericana y descubrieron que en 53 de estos grupos (el 70%) era normal la práctica del la “paternidad múltiple”.

María Llopis se encuentra trabajando en su próximo libro, ‘Maternidades subversivas’, en el que tratará temas como parto orgásmico, lactancia y placer, feminismo y maternidad, paternidad múltiple, la maternidad en la postpornografía, maternidad transexual y transgénero… Puedes apoyarlo y/o encargar un ejemplar en Verkami.

 

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