El 25- N, las instituciones y sus políticas de igualdad

El 25- N, las instituciones y sus políticas de igualdad

Los cinco minutos de silencio que convocan las instituciones son para nosotras cinco minutos de hipocresía. Sus discursos son papel mojado, porque les falta lo esencial: hacer que las políticas de igualdad sean efectivas.

26/11/2013

Asamblea de Mujeres de Álava

Concentración del Gobierno vasco el 25 de noviembre de 2012./ Irekia25 de noviembre, solemnidad, la clase política durante cinco minutos sale a la calle. Las instituciones realizan un llamamiento a la sociedad para conmemorar el Día Internacional contra la Violencia hacia las Mujeres. Promueven la imagen de una sociedad cohesionada, unida bajo un objetivo común e instan a la comunidad a que, durante cinco minutos, muestre su rechazo a la violencia machista. Cinco minutos simbólicos. Para nosotras cinco minutos de hipocresía, que dicen mucho.

Y no hace falta ahondar demasiado para desenmascarar la maquiavélica situación que se plantea. Por una parte, las propias instituciones nos dan la razón, eso sí sobre papel mojado: “el origen de la violencia contra las mujeres se encuentra en las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres”. Sus leyes, sus planes, sus discursos, sus declaraciones, así lo reiteran una y otra vez. Entonces, si tan claro está, nos preguntamos por qué siguen muriendo mujeres. No entendemos cómo las instituciones permiten que se reproduzcan y se agraven las violencias, si las políticas de igualdad, las supuestas políticas correctoras que acabarán con la violencia patriarcal, están en sus manos. Contamos con teorías, herramientas, discursos y fotos- como la de hoy-, sin embargo, falta lo esencial, que las políticas de igualdad sean efectivas. Las propias leyes de igualdad inciden en el carácter efectivo de las mismas. Si embargo, lo único que hemos constatado son ocho años de eficaz incumplimiento de dos leyes de igualdad, la vasca y la estatal, ya de por sí escasas.

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Son muchas las causas de esta desidia, pero nos detenemos en las principales, en las causas que más nos duelen:

  • No es una prioridad política. Y lo más grave es que a cambio se ensañan contra las mujeres con reformas como la del aborto, la de educación, la laboral, la paralización de la ley de dependencia, y más.
  • No quieren destinar recursos económicos, los presupuestos para la igualdad son irrisorios (en 2012 representaban el 0,090% de los presupuestos de Ayuntamiento de Gasteiz), en comparación con el porcentaje de población sobre el que deberían incidir (mínimo el 50%) y la gravedad de las consecuencias que padecemos. En cambio continúan transfiriendo cifras desorbitadas a las entidades bancarias y grandes intereses; y el último ejemplo lo tenemos muy cerca, 5,4 millones que la Diputación de Álava ha puesto en papel de regalo a las entidades bancarias a través de productos financieros incontrolados para la financiación de la AP1.
  • Nos gobiernan personas que continúan reproduciendo los valores, actuaciones y comportamientos más retrógrados y machistas, pero también los más sofisticados y sibilinos. Es una tomadura de pelo.
  • Convergen con los grandes intereses capitalistas y hetero-patriarcales para mantener el status quo. No inciden, por ejemplo, en los medios de comunicación de masas, los cuales siguen reproduciendo y reforzando estereotipos sexistas y cuyo poder de influencia es enorme.

Las instituciones declaran que apuestan por la prevención de la violencia machista en la juventud, pero no queda reflejado en los presupuestos. Aumenta la demanda de talleres sobre violencia en centros escolares, pero esta demanda no se puede atender, dicen que no hay dinero. Es más, de año en año se reducen las escasas aportaciones como la del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. En tanto, de año en año, comprobamos como se agravan los casos de violencia y malos tratos en las aulas.

El Instituto Foral de Bienestar Social desde 2008 a 2014 ha reducido a la mitad el dinero destinado al Servicio de Atención a Domicilio. Imposible conseguir nuestra ansiada autonomía si no empujan a las mujeres, cada vez con más fuerza, al ámbito doméstico y de cuidados, o a la más pura esclavitud laboral.

Este año Emakunde ha realizado una campaña en torno a la Igualdad como Derecho Humano. Si partimos de esta premisa podríamos deducir que todas las instituciones, en mayor o menor medida, estarían vulnerando los derechos humanos de las mujeres a través del incumplimiento sistemático de las leyes. Otra contradicción más.

Aviso a la clase gobernante, por si se les ha escapado: cuando las leyes recogen el término “desigualdad estructural”, también se refiere a este tipo de violencia que ejercéis desde las instituciones.

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