Cuando la lucha mediombiental se enamoró del postporno

Cuando la lucha mediombiental se enamoró del postporno

Las artistas y educadoras sexuales Annie Sprinkle y Elisabeth Stephens presentaron en Madrid su propuesta 'Ecosex', en la que invitan a ver la Tierra como una amante a la que cuidar y con la que gozar

13/06/2013
Stephens (izquierda) y Sprinkle en el Retiro de Madrid./ Irene Redondo

Stephens (izquierda) y Sprinkle en el Retiro de Madrid./ Irene Redondo

Annie Sprinkle y Elisabeth Stephens presentaron el pasado mayo en Madrid, dentro del programa del Museo Reina Sofía Somateca, que dirige la filósofa queer Beatriz Preciado, su trabajo de intervención teórica, artística y activista ‘Ecosex’, en el que exploran cómo se cruza la sexología con la ecología. Las personas dejamos de ser el sujeto sexual y lo son los elementos naturales.

Al ver a la Tierra como amante en vez de como madre, dejamos de ser demandantes para cuidarla y darnos placer mutuo; una filosofía que Sprinkle ejemplificó manteniendo relaciones sexuales en el Retiro, con el sol y con las asistentes

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Durante la mañana, en el parque del Retiro, repasaron todas las formas posibles de estimular nuestro placer a través de nuestros sentidos en contacto con la naturaleza: “Nadar en el mar, bajo la luna. La gente es parte de la naturaleza y esta naturaleza es sexual”, defendieron.

Al ver a la Tierra como amante en vez de como madre, la relación con la misma cambia, dejamos de estar en la posición de demandantes y nos colocamos en igualdad, cuidándola, mimándola y dándonos placer mutuo. Una filosofía que Annie Sprinkle ejemplificó manteniendo relaciones sexuales en el suelo del Retiro, con el sol y con las asistentes, entre las que se compartieron experiencias ecosexuales vividas. La mañana terminó con una boda conjunta con la naturaleza, intercambio de anillos y mucho amor. Es la historia de cuando la lucha medioambiental conoció al postporno, corriente que visibiliza cuerpos y prácticas sexuales fuera de la norma y de la que Annie Sprinkle es considerada como principal precursora.

Sprinkle saca fotos en el Retiro./ Irene Redondo

La pareja explicó cómo su relación de amor se ha convertido en el trabajo artístico y activista más importante de sus vidas. Dentro del proyecto ‘Love Art Laboratory’, celebraron una boda cada año; en cada una era protagonista un color y su chakra correspondiente hasta llegar hasta siete. Como les gustaron tanto las bodas, decidieron seguir casándose con el agua, la Luna o el carbón.

Dentro de su proyecto ‘Ecosex’, además de performances y presentaciones, han realizado también el documental ‘Goodbye Gauley Mountain-An Ecosexual Love Story‘, sobre los peligros y repercusiones de la minería a cielo abierto, que proyectaron en el Reina Sofía. Aprovecharon para llamar la atención sobre diferentes riesgos medioambientales. “Estados Unidos no quiere que nadie cese la sustracción de materias de la naturaleza”, lamentó Sprinkle.

¿Es posible ser ecosexual en un ambiente urbano e industrial? “¡Claro!”, exclama Stephens: “Amando el cielo, el aire. Siempre puedes ir al parque. Gastando menos energía, siendo conscientes de nuestro consumo. Mirar la luna, dejar que el sol nos folle la piel. Entrar en éxtasis con el agua de la ducha…, ¡pero con una ducha corta! (entre risas)”. Sprinkle preguntó al público: “¿Alguien se ha masturbado con el agua de la ducha, con un pepino o ha follado en el mar? Ah, ¡todos ecosexuales!”

La exdirectora de postporno habló también de cómo vivió el tratamiento de quimioterapia al que se sometió cuando le detectaron un cáncer de mama. Tuvieron la necesidad de resolver la duda más importante que les surgía: un vestuario digno de acompañarte en la quimio. Decidieron probarlo todo, ir en traje de baño o llenas de joyas, de dominatrix de látex o con un gran anillo de diamantes falsos con el símbolo del dólar. También retrataron el momento de cortarse el pelo de todo el cuerpo mientras hacían el amor, dando como resultado un espectacular trabajo fotográfico con el que respondieron a la constatación de que “para una exestrella del porno, no hay mayor tabú que ser vieja, calva y gorda”.

En Madrid, se despidieron con una performance en recuerdo al suicidio de Tim Stüttgen, performer postpornográfico, en la que tanto Sprinkle como Stephens hicieron el amor con dos plantas, se desnudaron y Beth Stephens se sacó la copa menstrual llena de sangre para regar las flores.
El culo bien abierto de Annie Sprinkle nos dijo adiós mientras se marcharon por detrás del telón.

Sobre las artistas:

Annie Sprinkle: Artista y activista. Harta de la industria del porno, pasó de actriz a directora de sus propias películas, que rompían con la heteronormatividad y el sexismo de la pornografía. En la actualidad, imparte conferencias en institutos y universidades sobre su vida y su trabajo como educadora sexual. Sus trabajos performativos y cinematográficos se han expuesto internacionalmente en museos y centros culturales.

Elizabeth Stephens: Artista, activista y profesora. Es profesora de artes visuales en la Universidad de California, Santa Cruz. Su obra artística incluye instalaciones, proyectos fotográficos y performances basadas en el cuerpo.

Proyectos conjuntos:

http://sexecology.org/ Ecosex

http://www.loveartlab.org/ Proyecto de su historia de amor y sus bodas

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