“Hay que romper con los pensamientos hegemónicos que instalan los medios masivos para justificar la represión”

“Hay que romper con los pensamientos hegemónicos que instalan los medios masivos para justificar la represión”

María José Rosales Solano, integrante de La Cuerda, hace un recorrido por los 15 años de trayectoria de esa asociación guatemalteca y nos acerca a las luchas que el movimiento feminista mantiene en la actualidad en ese país. Conversamos con ella poco antes de conocer la condena a 80 años de prisión para el exdictador José Efraín Ríos Montt, por genocidio y por delitos de lesa humanidad.

Texto: Itziar Abad

Han pasado ya 15 años desde la publicación del primer número del periódico LaCuerda

A lo largo de este tiempo hemos publicado mensualmente un análisis crítico sobre diferentes temas y hemos dado a conocer las propuestas pensadas y articuladas en los movimientos feministas. Creemos que es necesario crear la comunicación partiendo de cada una de las comunidades políticas y, así, intercambiar los análisis y las propuestas para contribuir a los cambios simbólicos. También creemos imprescindible romper con los pensamientos hegemónicos que los medios de comunicación masivos colocan en el imaginario social para justificar sus acciones represivas. La construcción de una simbología que nos represente es una acción política urgente.

¿Con quiénes os aliáis para acumular fuerza política?

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Con otras feministas y con las mujeres organizadas en movimientos políticos para luchar a favor de la defensa de la vida y del territorio. Nos enfrentamos juntas al narcotráfico, a la trata de personas, al rapto de niñas, a su intercambio para la reproducción por vacas o gaseosas, a la miseria, al empobrecimiento, al sicariato… Denunciamos las atrocidades que los bloques de poder siguen cometiendo, específicamente en la vida de las mujeres, para resistir y para fortalecernos como seres políticos.

¿Y con el movimiento indígena?

Junto a él luchamos por recuperar las prácticas y los saberes ancestrales y para que empresas nacionales y transnacionales dejen de atentar contra la naturaleza y vivamos en armonía. Aquí en Guatemala, como en muchos lugares en el mundo, existe una lucha permanente contra las empresas transnacionales –muchas de ellas, de los bloques de poder españoles–, que se apropian de nuestras tierras para sacarle la mayor ganancia económica a la naturaleza. Esta resistencia significa muchas veces colocar nuestros cuerpos como barreras para que las empresas no logren pasar maquinarias, lo que nos acarrea estar permanentemente en riesgo de represión y de persecución.

¿Qué ves si echas la vista atrás?

La Cuerda nace en un momento de esperanza, cuando se pone toda la energía en que la democracia funcione, una democracia que solo lo fue de palabra, pues la represión, la violencia y el militarismo siguen presentes. El patriarcado está penetrando profundamente en la piel de las personas y en las estructuras. A veces, sentimos que no le hacemos ni cosquillas… El tiempo pasa y miramos estas estructuras sociales con puntos de análisis cada vez más complejos; una sociedad como esta precisa de varios lentes de colores. Es necesario comprender cómo se han conformado las relaciones sociales por medio de una discriminación ridícula a través de procesos de diferenciación y cómo cada una de las personas cumplimos con llevar a cabo la vida tal y como nos mandan para sostener estos sistemas de opresión. Nos cuestionamos el racismo, la misoginia, el poder, la sexualidad, el consumo, el amor y, por supuesto, los deseos.

¿Cuáles son las fuentes principales con las que financiáis vuestras iniciativas?

Conforme aumentamos nuestras acciones, fuimos necesitando relacionarnos con la cooperación internacional que, a partir de los Acuerdos de Paz y de la apertura de espacios de participación y de organización política, trajo consigo una inyección importante de fondos.

¿Y cómo es esa relación?

Difícil. Mucha de esa cooperación ordena una línea de trabajo y manipula así las acciones propuestas por las organizaciones. Media vez tú mencionas que sos feminista o que las comunidades tenemos autonomía, nos nombran terroristas desde la hegemonía. Sin embargo, también hay mucha cooperación alternativa, internacionalista y con conciencia. Como pasa en el País Vasco y en todos los lugares del planeta en donde existe resistencia, hay una campaña impulsada por las empresas transnacionales y por los gobiernos contra la cooperación crítica a la que se acusa de apoyar al terrorismo. Es una estrategia más para tratar de impedir que trabajemos, pero muchas comunidades y organizaciones con recursos o no seguiremos en la resistencia y en las ganas de construir esas alternativas y unas vidas más amorosas, libertarias y comunitarias.

¿Cuáles son, hoy en día, las principales reivindicaciones de la agenda feminista en Guatemala?

Una es la visibilización de la violencia contra las mujeres, del continuum de violencia en sus vidas y de su máxima expresión: el femicidio. Otra es la denuncia de los actos de lesa humanidad por la violación masiva de mujeres, tanto en tiempos de guerra como en tiempos de paz, para que no queden impunes y se haga justicia. La institucionalización de los derechos de las mujeres a la hora de crear políticas públicas; la recuperación de nuestros cuerpos y de las tierras ancestrales; la erradicación de la misoginia, del racismo y de las prácticas consumistas; la disputa por la memoria negada y silenciada; la recuperación de las semillas criollas y de las prácticas alimenticias ancestrales; y el respeto a las culturas mayas, garífunas y xincas. Tenemos muchas reivindicaciones, pues somos un movimiento bastante diverso cuyos integrantes parten de puntos y de caminos distintos.

 

Mechez/laCuerda

Mechez/laCuerda

Eres parte integrante de ‘Nosotras, las otras’, el consejo editorial de la revista lesbiana feminista Imagina. ¿Qué pretendéis con esta publicación?

Dejar memoria de lo que estas lesbianas pensamos, dar propuestas de vida con imágenes creativas y con poesía y visibilizar el lesbianismo. También, abrir o continuar debates políticos y sistematizar las discusiones que se dan en este país y en otras partes de Latinoamérica y el Caribe. En Guatemala hay lesbianas por todos lados, pero con una bruma de silencio alrededor. Somos pocas las que nos declaramos públicamente, pues existe un alto riesgo de sufrir agresiones. Al escuchar que existimos, muchas se sienten tranquilas y contribuyen a esa ruptura con la hegemonía heterosexual.

¿Con qué posiciones políticas os identificáis?

Con las del feminismo autónomo, del feminismo de la diferencia radical, del feminismo descolonial y de la cosmovisión maya, todas ellas teorías y posicionamientos pensados en estas tierras.

Formaste parte del comité organizador del VIII Encuentro Lésbico Feminista de Latinoamérica y el Caribe, denominado Ekipa-Guate, que tuvo lugar en 2010.

Fue una experiencia impresionante. Recibimos a más de 300 lesbianas. Son necesarios espacios donde intercambiemos saberes y acciones que estamos llevando a cabo en cada sitio en particular. En Latinoamérica, los bloques de poder prueban las estrategias que impulsan en un lugar concreto para, según el resultado, lanzarlas después por todo el continente. Por eso es necesario saber qué pasa en otras partes. Además, como las resistencias de nuestros pueblos son muy similares, ese intercambio ayuda a refrescarnos las ideas y a sentir que somos muchas tratando de cambiar las estructuras. Por otro lado, los encuentros sirven para darnos cuenta de que por el hecho de posicionarnos como lesbianas feministas no tenemos obligatoriamente las mismas opiniones ni sentires, lo que ayuda a conocernos, a reconocernos y a escuchar otros puntos de vista. En 2012, organizado por las compañeras aimaras, tuvo lugar el IX Encuentro. El próximo será dentro de dos años, en Colombia.

 

En pocas palabras

Lo sugerente: El lesbianismo para todas las que fuimos construidas como mujer
Lo deserotizante: E
l militarismo
Lo pendiente:
Enjuiciar a todo violador, genocida y femicida
Un éxito:
La recuperación de mis deseos
Algo como para tirar la toalla:
A veces, cuando la lechuga del huerto sale amarga
Una feminista:
Muchas con las que comparto la vida
Una época: El presente con la memoria y las ganas de seguir adelante
Un lugar en el mundo:
Sumergida en el Lago de Atitlán, desnuda, en Sololá, Guatemala


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