The face of a robot woman.

Arte y medios tecnológicos creados por mujeres tuvieron su espacio de exposición en la sala NORMAL de A Coruña durante el primer trimestre de 2013. La muestra ELAS FAN TECH “visibiliza trabajos de mujeres en un campo atribuido estereotipadamente a  hombres” lo que, en palabras de su comisaria, Anxela Caramés, “supone de por sí una transgresión”. En paralelo, como es habitual en la estrategia cultural de la sala NORMAL, se establecieron una serie de talleres y conferencias donde se potenció el empoderamiento tecnológico y se debatió sobre figuras femeninas en la evolución de esta ciencia.

Dos de estas actividades fueron llevadas a cabo por Francesca Mereu (Cagliari, 1977), artista e investigadora de arte interactivo y promotora de la plataforma M-Artech, formada hace tres años y que aúna e interrelaciona a creadoras, científicas e investigadoras. Además de presentar esta iniciativa, Mereu impartió una conferencia sobre la figura de Ada Lovelace, la primera matemática en describir un lenguaje de programación y una de muchos ejemplos de la importancia de las mujeres en la evolución tecnológica.

¿Cuáles son los objetivos de M-Artech y cómo tejéis redes de contacto?

El objetivo principal de M-Artech es conectar artistas, investigadoras e investigadores que trabajan en arte, ciencia y tecnología y fomentar el diálogo y la divulgación de sus obras y conocimientos. Empleamos ciclos de encuentro, charlas, debates, talleres, exposiciones y una plataforma web como medios para tejer nuestras redes de contactos. Hemos creado un archivo online para el intercambio de investigaciones, ensayos y trabajos que está completamente abierto a cualquier persona interesada. Extendemos la participación a todo tipo de público porque creemos en la cultura libre y el procomún. Proponemos un modelo de trabajo, cooperativo y que todavía aquí en España tiene pocos referentes, pero estoy segura de que puede dar buenos resultados y beneficiar a los modelos educativos.

“Cada vez que alguien cambia las reglas de cómo se hace el arte, hay gente que dice que eso no es arte”

Si bien Ada Lovelace escribió su página en la historia para recordarnos que la relación entre las mujeres y la tecnología siempre ha existido, ¿son esos dos conceptos que están aún por encontrarse?

La relación de la mujer con la tecnología ha pasado a través de distintas épocas de la historia y de modo paralelo a todos los avances; la lucha por la igualdad de los derechos y oportunidades en este campo ha provocado el uso de los medios para utilizarlos en su lucha reivindicativa. Basta con analizar personajes históricos como Ada Lovelace, hija del poeta Lord Byron, considerada la primera programadora. Escribió el algoritmo para calcular los números de Bernoulli, para la máquina de Charles Babbage, aun antes de ser construida. Aunque las mujeres han estado en la vanguardia del arte y en la creación tecnológica, ninguna fuente ha documentado debidamente las contribuciones femeninas fundamentales al campo. De hecho, en la mayoría de los casos, tuvieron que publicar obras bajo falsos nombres.

“Ninguna fuente ha documentado debidamente las contribuciones femeninas fundamentales al campo tecnológico”

¿El uso de la tecnología ayuda a eliminar el binomio de género mujer/hombre?

El binomio tecnología-género resulta un poco contradictorio: por un lado, la historia nos cuenta que las mujeres siempre han sido parte de la evolución tecnológica. Sin embargo, existe un monopolio por parte de los hombres y a su vez la manera en la que el género está integrado en la tecnología. Las conexiones entre género y tecnología tienen importantes raíces en el movimiento artístico del ciberfeminismo, que evoluciona a comienzos del siglo XXI hacia el ciberfeminismo social, que tiene como objetivo difundir información y generar redes de activismo y solidaridad.

Francesca Mereu, promotora de la plataforma M-Artech

¿De qué manera interpretas la unión entre la tecnología y el arte y su futuro, soporte o lenguaje en sí mismo?

La tecnología evoluciona rápidamente cada día, de manera que arte y tecnología ya no son conceptos que puedan ser tomados por separado; existe un lenguaje propio que identifica esa relación en una rama específica del arte contemporáneo, que es el arte digital y el arte interactivo. Su futuro será más conectado al cuerpo humano, a la parte emocional y más abstracta. Nos olvidaremos de la materialidad tecnológica, es decir, todo el proceso creativo será controlado por el cuerpo de la persona usuaria, sin utilizar ningún aparato. Todo será sensorial, a nivel de ondas: percibiremos lo que no se puede ver. Esa es la síntesis de la abstracción del arte.

¿Cómo percibes la acogida de este tipo de arte por parte del público?

Pienso, como el comisario George Filfield, que previamente el arte siempre ha sido pasivo. Se mira un cuadro, se escucha música, se lee un libro… una persona está recibiendo meramente el arte. En cambio, con el arte interactivo se está creando. Se cambia el curso que sigue y de muchas formas se modifica la obra de arte en sí. Muchas creadoras y creadores bogan por hacer la tecnología menos aislante y fría y su objetivo es poner parte de sí en el arte y que las personas se den cuenta de que su energía fluyó por la pieza. No creo que el uso de la tecnología en el arte realice una ruptura con las disciplinas más ‘clásicas’. Cada vez que alguien cambia las reglas de cómo se hace el arte, hay gente que dice que eso no es arte. Lo mismo ocurrió con Édouard Manet, quien ayudó en la pintura al paso del realismo al impresionismo.