“Mi imagen me ha obligado desde el minuto uno a luchar por romper los mandatos de género”

“Mi imagen me ha obligado desde el minuto uno a luchar por romper los mandatos de género”

La cantautora Viruta cuestiona en el escenario la normalización del cuerpo

Texto: Sofía A.

Virginia, Vir, Puta y de ahí Viruta o cómo hacer con tu cuerpo lo que te da la gana, esa es la base de esta chica que expresa con libertad lo que siente y lo que experimenta en sus letras.

Sin complejos, feminista, luchadora, al frente de su propia vida, nos cuenta cómo fueron sus comienzos, sus referentes y cómo vive el feminismo. Viruta actúa mañana en la Sala Zanzíbar de Madrid.

¿De dónde viene tu nombre, Viruta?

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La verdad es que viene de antiguo. Unas amigas muy salerosas de mi pasado remoto me pusieron ese cariñoso mote que se nos atribuye a lxs que hacemos con nuestro cuerpo lo que nos da la gana, de ahí surgió un juego de palabras entre mi nombre (Virginia- Vir) y la etiqueta que la gente pone a las mujeres libres (puta). En su momento tenía una intención ligeramente ofensiva, pero hoy no lo puedo llevar con más orgullo. Orgullo puta. Ahora juego a diario a cambiar de ropa, de actitud, de género, de raza, de especie y de nombre. No es una estrategia de despiste, sino más bien el resultado del inconformismo que me trae y me lleva. En cualquier caso, como Viruta me sigue conociendo el común de los mortales.

“Llegué a la conclusión de que es necesario crear espacios solo para mujeres y hombres de cabeza libre”

¿Cómo fueron tus comienzos?

Sin tener demasiada idea de música, desde peque siempre anduve canturreando alguna cosa. Como a todxs lxs músicxs, esa inquietud me bullía, hasta que explotó en la adolescencia. Escribí mis primeras canciones de amor desgarrado (de esas de “no puedo estar sin ti”) y recuerdo con especial cariño una canción protesta, en un lenguaje torpe y pobretón, en la que me metía con Dios (salí bastante intoxicadx de un cole de monjas) dándole las gracias por las cosas malas del mundo.

¿Quiénes son tus referentes musicales femeninos?

No me reflejo en nada. Sería imposible encontrarle la lógica a muchos de mis referentes. El rollo rockero decadente que desprendía Joan Jett, con esa voz sucia y ese desprecio hacia todo, me gusta mucho, y Skin de Skunk Anansie es un ídolo andrógino inalcanzable, una de esas voces que te rompen los cristales por dentro. Por otra parte, la mayoría de las cantautoras españolas y latinas, de hoy y de siempre, son mi inspiración constante. De todos modos, a la hora de tomar referentes musicales no separo entre generos ni sexos, porque en la música en sí misma, no existen. Cuando un tema es bueno y consigue transmitir, no es tan importante quién o cómo sea el/la intérprete.

¿De qué tratan tus canciones?

Suelo centrarme en las relaciones personales y afectivas, que son un reto cada día para casi todo el mundo y que casi siempre nos mueven hasta cambiarnos de arriba a abajo. Algunas otras son algo más íntimas y hablan de experiencias particulares de mi vida, o de cómo veo el mundo, mis inquietudes y mis rabias. Definitivamente, mis canciones tienen muchísimo que ver conmigo.

“Ahora mismo estoy en medio de un viaje introspectivo en el que las barreras de género y de especie se desdibujan”

Participaste hace poco en el evento la Fiesta del Chumino. ¿Piensas que es necesario contar con ese tipo de espacios para chicas?

Yo hasta hace poco siempre defendí a capa y espada los espacios mixtos, pero llegué a la conclusión de que es necesario crear espacios solo para mujeres y hombres de cabeza libre, porque a veces es imposible luchar contra siglos de mala educación. La existencia de espacios no mixtos, solo para mujeres, es imprescindible para que, dentro de un espacio de seguridad, podamos hablar de los temas que nos atañen sin interferencias, compartir y construir un conocimiento de manera colectiva, generando así redes de apoyo mutuo que nos ayuden a empoderarnos. Eso no significa que no defienda la existencia de espacios que sí lo sean para seguir creciendo y compartiendo otro tipo de cosas.

Tu estética es poco femenina para los obsoletos cánones heteronormativos, y en la canción Nasional Geografic criticas tanto la masculinidad como la feminidad hegemónica. ¿Cómo vives tú ese ejercicio de romper con los mandatos de género?

Mi imagen, que a lo largo de los años no ha cambiado tanto, me ha obligado desde el minuto uno a luchar por romper los mandatos de género. Mirar alrededor es ver cada día esa jungla de la que habla Nasional Geográfica, y yo, que ahora mismo estoy en medio de un viaje introspectivo en el que las barreras de género y de especie se desdibujan, igual salgo al escenario con las tetas vendadas, que con una cola de leopardo. La importancia que se le da a la imagen, y sobre todo al cuerpo en el mundo normalizado complica el día a día como no te puedes imaginar.

Hace poco tocaste en el Festival de Música de las Valkirias, un festival de mujeres, ¿qué es para ti el feminismo? ¿Sigue siendo más chungo ser música, compositora y rockera para una mujer?

Feminismo es conciencia, es lucha y resistencia, es una manera de ver y estar en el mundo. Para mí el feminismo es una vía para despertar a la realidad heteropatriarcal occidental, que nos define y adoctrina invadiendo nuestras vidas de manera transversal encasillando en un binomio de género sin poder elegir. En este momento, me cuestiono el sujeto-concepto mujer en la masculinidad femenina, como método de construcción social, moldeable desde lo personal como lucha política.
Claro que esta chungo, sobre todo si no cumples los cánones de belleza estereotipados, porque a la vista está que en el panorama musical se vende la imagen de mujer como objeto. Indudablemente, lo que tienes entre las piernas te condiciona para todo. A un cantante, líder de banda, de rock particularmente, no se le exige que tenga una fabulosa apariencia y que sea guapo. En el caso de las chicas…, es lo de siempre. Aunque opto por no sucumbir a la supremacía de la imagen, y resistir a los clásicos. Lucir lo que me nace.

¿Qué tienes ahora entre manos?

Ahora mismo, un sándwich de queso. En el plano profesional, por delante, convertir al fin mi maqueta en disco. Disfrutar de lo que hago hasta que deje de motivarme y tener tiempo para no tener que dedicarme a otra cosa.

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