¿“Se cayó por el barranco de forma accidental” y ya?

¿“Se cayó por el barranco de forma accidental” y ya?

La muerte de Mercedes M. G. fue tratada en los medios de una forma acrítica y desganada que dio lugar a demasiadas dudas y sospechas, analiza Itziar Abad. Pese a los indicios de que murió huyendo de un agresor, la prensa destacó que la policía descartaba que fuera un caso de violencia de género.

Texto: Itziar Abad
16/05/2012

Captura de la noticia en El Mundo. Atención a la entradilla

El domingo 29 de abril, la Policía Nacional encontró el cadáver de una mujer en un barranco de la barriada almeriense de Cuevas de los Medina. Al parecer, se cayó por accidente. El día de su desaparición, el 25 de abril, Mercedes M. G. llamó al 112 para avisar de que estaba “perdida” y “desorientada” y de que un hombre alto con un vehículo de empresa todoterreno de color blanco la había “intentado violar”.

Las noticias arrancan diciendo que “la Policía Nacional descarta que se trate de un caso de violencia de género, aunque mantiene detenido a un hombre por intento de agresión sexual”. Como si la agresión sexual no fuera una forma de violencia de género

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El tratamiento que estos hechos recibieron por parte de los medios de comunicación fue desolador. Para empezar, cabeceras tan dispares como El País, El Mundo y El Confidencial reprodujeron la información al pie de la letra, obtenida a través de la agencia EFE. No consultaron fuentes ni elaboraron interpretaciones políticas propias -que habrían sido especialmente bienvenidas por tratarse de medios tan diversos ideológicamente-, prueba irrefutable de su falta de interés en el tema. Cambiaron, eso sí, los titulares y los subtítulos, no fuera a ser que los textos parecieran idénticos… “La policía cree que la mujer muerta cayó accidentalmente en el barranco”, “La mujer muerta cayó por accidente a un barranco tras denunciar una agresión” y “Creen que la mujer muerta en Almería cayó accidentalmente por un barranco” titularon, respectivamente, El País, El Mundo y El Confidencial.

Esta información calcada arranca diciendo que “la Policía Nacional descarta que se trate de un caso de violencia de género, aunque mantiene detenido a un hombre por intento de agresión sexual”. Como si la agresión sexual no fuera una forma de violencia de género.

Si la Policía Nacional y -por repetición- los medios de comunicación efectúan semejante afirmación porque el hombre detenido no es pareja ni expareja de la mujer, no estaría de más que lo puntualizaran. Recordemos que ese es el requisito que establece la Ley 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género para considerar que existe violencia de género. De hecho, tampoco estaría de más que explicaran que, si hubiera habido una relación sentimental entre la mujer y el hombre, una agresión sexual sí habría constituido violencia de género. Así, la opinión pública estaría debidamente formada y en grado de cuestionar, por ejemplo, que “la Ley ‘proteja’ a un sector concreto de mujeres (a las que mantienen relaciones estables con un hombre) y que, en lugar de velar por los derechos de todas, fomente su vulnerabilidad”, como sostiene Maitena Monroy, fisioterapeuta y experta en violencia sexista.

El texto compartido finaliza: “Los informes preliminares tanto de Policía Científica como de los médicos forenses indican que la mujer se cayó por el barranco de forma accidental al encontrarse desorientada durante la noche”.

Sí, Mercedes M. G. puede que muriera de manera accidental, ahora bien; no llegó a ese lugar ni a ese estado de aturdimiento por accidente y esas circunstancias previas no las pueden obviar ni la policía ni las y los periodistas. ¿Qué le llevó a tener que caminar o correr por el borde de un precipicio, sin ella saberlo porque la noche estaba cerrada? ¿Qué le llevó a tener que avanzar sin ver que la carretera se acababa?

¿Las respuestas a estas preguntas no tendrían que repercutir en los informes policiales, en los textos periodísticos, en la resolución judicial? ¿¿¿“Se cayó por el barranco de forma accidental” Y YA???

Afirmar que “aún no se ha podido confirmar que la víctima sufriera un intento de violación” y no continuar informando sobre cómo se resuelve el caso de Mercedes M. G. es altamente irresponsable y produce el efecto pernicioso de poner en duda la versión y la actuación de la mujer y hasta de empatizar con el hombre

Hay más cuestiones clave que no nos han dado a conocer: ¿quién es el hombre alto con un vehículo de empresa todoterreno de color blanco a quien ella denunció por intento de violación y que sigue detenido? ¿Escuchó ese hombre la llamada de auxilio de Mercedes M. G. al 112? ¿La mujer había llegado hasta allí montada en el todoterreno? Si fuera así, ¿por qué se quedó a pie?

El Diario de Sevilla aportó algo interesante y novedoso: “Lo que sí han confirmado [los investigadores] es que el detenido no era su pareja, sino un cliente que podría haber contratado sus servicios sexuales”. El resto de los medios ha obviado este dato, no sabemos por qué. ¿Porque dan por hecho que las agresiones sexuales a las prostitutas son gajes del oficio? ¿Porque dan por hecho que siempre andan en asuntos turbios y que es mejor no meterse en ellos?

Ese medio digital continuó: “Además, aún no se ha podido confirmar que la víctima sufriera un intento de violación”. Esta invitación a la sospecha, que es constante en los medios analizados, clama al cielo e insulta a la inteligencia. Si se descarta el asesinato y se pone en tela de juicio incluso que existiera un intento de violación, ¿por qué Mercedes M. G. efectuó una llamada de auxilio el día 25 de abril? Por puro gusto? No lo creo y más si era prostituta. Teniendo en cuenta el acoso bastante generalizado al que están sometidas las prostitutas, el sentido común dice que, de no sentirse verdaderamente en peligro, no habría entrado en contacto con la policía.

Entiendo que la Policía Científica y Homicidios y el Instituto de Medicina Legal Forense necesiten tiempo para llevar a cabo las pesquisas y las pruebas pertinentes e incluso comprendo que los primeros indicios puedan apuntar “a que el cuerpo de la fallecida no presenta signos de violencia”. Convendría, sin embargo, que la Policía esperara a emitir comunicados a los medios hasta tener datos certeros o, en todo caso, que facilitara otro reporte con el resultado final de las investigaciones, que me temo que nunca va a llegar o del que los medios nunca se van a hacer eco. Afirmar sin más que “aún no se ha podido confirmar que la víctima sufriera un intento de violación”, junto con la lluvia de “presuntos” y “supuestos” que bañan todas las noticias al respecto, y dejarlo ahí es altamente irresponsable y produce el efecto pernicioso de poner en duda la versión y la actuación de la mujer y hasta de empatizar con el hombre.

Los códigos éticos de la práctica periodística incluyen un mandato de seguimiento de las noticias sobre las que algún día informó el medio de comunicación. También incluyen un compromiso con la ciudadanía preocupada por los derechos humanos y la justicia

Para más estupor, el mismo día en el que los medios reprodujeron machaconamente que la mujer se había caído al barranco por accidente y que estaba por verse incluso si había sido agredida sexualmente (el 30 de abril) El Faro de Vigo tituló: “Hallan muerta en un barranco a una mujer que pidió auxilio por teléfono tras ser violada”. Pero entonces, ¿fue o no fue violada?

El Diario Levante-El Mercantil Valenciano contribuyó al desaguisado. Contó el caso de Mercedes M. G. (que incluyó en la página de “Sucesos”, como algún otro medio) y dijo que se trataba de la “segunda muerte violenta” que se registraba “en la provincia de Almería en pocos días”. La primera había sido esta: “El viernes por la noche un ciudadano de Gambia perdía la vida en Cuevas de Almanzora como consecuencia de la herida producida por una escopeta. Horas más tarde fue detenido un ciudadano español como presunto autor de la muerte en el cercano municipio de Águilas, ya en Murcia”. Listo; primero matan a un hombre y después a una mujer, nadie indaga en la raíz de los asuntos y estamos a la par. Apaga y vámonos.

Manifestación contra la violencia machista en Tenerife. / Autora: Arriba las que luchan!

Aprovechó, asimismo, para informar sobre que en Viator otro hombre había resultado herido por arma de fuego en una pierna, en un tiroteo en el que estaban involucrados “agentes de la Guardia Civil que participaban en una operación contra el narcotráfico” y finalizó contando un caso de violencia de género ocurrido en Benidorm. Todo eso, en la misma noticia.

¿Y qué sabemos sobre Mercedes? Por no saber, ni sus apellidos, ocultos tras las iniciales M. G. Personalmente, interpreto de todo este batiburrillo informativo que la mujer se vio seriamente amenazada y que luchó por su supervivencia. Logró llamar al 112 y dar los datos suficientes para la que policía detuviera al hombre que ella indicó.

Desconozco si quien hila poco fino es la Policía Nacional o las y los periodistas, pero este tratamiento informativo no es serio. Como recuerda Lucía Martínez Odriozola, presidenta de la Asociación Vasca de Periodistas-Euskal Kazetarien Elkartea, “los códigos éticos de la práctica periodística incluyen un mandato de seguimiento de las noticias sobre las que algún día informó el medio de comunicación. También incluyen un compromiso con la ciudadanía preocupada por los derechos humanos y la justicia”. Insto pues a los medios a que indaguen y a que sigan informando sobre este caso, a ver si consiguen verter un poco de luz sobre él. Ojalá nos lleguen datos verosímiles y concluyentes al respecto, que dignifiquen la historia de esta mujer, sea cual sea, y que nos permitan bajar la guardia interpretativa.

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