Masajes eróticos

Masajes eróticos

Este mes, Mónica Quesada Juan nos habla de todo tipo de masajes eróticos: automasaje, entre personas desconocidas, o contratando a una persona desconocida. En todos los casos, se trata de poner el foco en una misma, disfrutar de todas las sensaciones y dejar de pensar en el orgasmo como objetivo. Artículo ilustrado por Sonia R. Arjonilla

Sonia R. Arjonilla

“Una amiga me recomendó un sitio donde daban masajes eróticos, pero no puedo evitar tener ciertas dudas….¿Podrías contarme un poco de qué van? Raquel”

¡Hola Raquel! Existen muchos tipos de masajes eróticos. Básicamente, la diferencia es que en este tipo de masajes no se busca descontracturar la musculatura ni aliviar dolores, sino resaltar y centrarnos en nuestra parte sensitiva. Muchos de ellos incluyen la zona genital como una parte más del cuerpo.

suscribete al periodismo feminista

El orgasmo no es el objetivo del automasaje. El objetivo es explorar cada centímetro de piel, tus sensaciones, atrévete a probar ritmos que hasta ahora no habías experimentado

Al hablar de masajes eróticos mucha gente se echa las manos a la cabeza… “¿Cómo? ¿Un masaje donde te toca los genitales una persona desconocida?”. En realidad, el masaje erótico puedes recibirlo de una persona desconocida, de una conocida o de ti misma. Es una manera de tomar contacto con tu cuerpo como un todo sensitivo. La clave está en que la finalidad no es tener un orgasmo, sino disfrutar de tu cuerpo durante todo el proceso. Hemos aprendido que el placer sólo se centra en la zona genital y que recrearse en el resto del cuerpo es un mero calentamiento. Con esa mentalidad, ¡lo que nos perdemos!

Para realizar un automasaje erótico tan sólo hay que buscar un espacio cómodo. Acondiciónalo a tu gusto. Puedes recrearte con una buena música, preferentemente sin letra para no despistarte. Y una vez que estés cómoda o cómodo, comienza a acariciarte todo el cuerpo. Y recuerda: el orgasmo no es el objetivo. El objetivo es explorar cada centímetro de piel, tus sensaciones, atrévete a probar ritmos que hasta ahora no habías experimentado. Sé consciente de tu respiración. Y sobre todo, disfrútate. Importante no tener límite de tiempo. Y, en el caso de tenerlo, intenta que sea mínimo una hora para no andar con prisa.

Si lo haces con una persona conocida, concéntrate en lo que a ti te hace disfrutar, no en lo que creas que le va a gustar más a la otra persona.Tanto al recibirlo como al darlo

Si decides practicarlo con una persona conocida es importante que os centréis en las propias sensaciones, sin expectativas de ningún tipo sobre la otra persona. Concéntrate en lo que a ti te hace disfrutar, no en lo que creas que le va a gustar más a la otra persona. Tanto al recibirlo como al darlo. En este último punto, el darlo, suele costar dirigir nuestro foco a cómo me gusta a mí tocar a la otra persona. El hecho de que cueste no significa que sea imposible. Rétate a probarlo. Disfruta tocando el cuerpo de otra persona. Utiliza todo tu cuerpo para ello, no sólo las manos. Y recuerda que sólo tú marcas tus límites.

En el caso de que te apetezca con una persona desconocida, hazlo con alguien que te inspire confianza y puedas relajarte. Hay gente que dice que no quiere recibir este tipo de masajes de una persona desconocida porque se van a aprovechar. La primera vez que lo oí creí que no lo había entendido bien. Es decir, que porque se incluya el cuerpo entero ¿la otra persona se va a aprovechar? ¿Y lo que disfrutas tú no cuenta? Aquí volvemos a la idea que comentábamos en el anterior artículo sobre dónde situar nuestro foco de atención. Si lo centro en el exterior, nunca podré ser consciente de lo que me gusta/disgusta, de si estoy disfrutando o no, etc. De hecho, cuando vas a recibir un masaje de cualquier otro tipo, ¿piensas lo mismo? Ahora bien, si vas con esta idea es preferible que no vayas hasta que sientas que tú vas a beneficiarte también.

“Me abandoné a las sensaciones y descubrí reacciones de mi cuerpo de las que hasta ese momento no había sido consciente. Y lo que más me gustó fue la sensación de recibir sin más, de no pensar qué hacer para hacerlo bien”

Los masajes eróticos son el vehículo perfecto para romper con el esquema de relaciones sexuales que solemos tener instalado en nuestra cabeza. Este tipo de masajes también pueden considerarse relaciones sexuales, sólo que no incluyen lo que hace siglos se consideraba imprescindible para considerarla como tales. Lo que se propicia con ellas es favorecer al abandono del control y centrarse en recibir. Es decir, centra tu foco en ti. Para que lo veas más claro, te traigo el relato de una amiga que recibió un masaje tántrico de un desconocido:

“Llevaba un tiempo con curiosidad sobre los masajes eróticos, hasta que una amiga me comentó de un centro donde realizaban masaje tántrico. Cuando llegué allí, me encantó el ambiente. Un suave olor a incienso, luz tenue, una música de fondo… ¡La decoración me encantaba!. Llegaba bastante nerviosa porque no tenía ni idea de lo que iba a sentir ni de lo que iba a encontrar. Me recibió el masajista con el que iba a estar y me condujo a una habitación donde había una camilla y una cama. Me preguntó donde me apetecía más y, por supuesto, elegí la cama… ¡Era gigante!. Me dijo que me desnudase y me tumbase boca abajo. En ese momento empecé a ponerme aún más de los nervios, a lo que él me tranquilizó comentándome que es lo que solía pasar y que no tuviese ningún problema en cortar si no me sentía cómoda. Esto último me tranquilizó bastante.

Cuando me tumbé, él comenzó a masajearme. Mientras lo hacía, mi mente estaba en todas partes menos en mí. “¿Lo estaré haciendo bien?¿Le gustaré?. Seguro que está pensando que soy una tonta” así me tiré hasta que llegó un momento en que me dije: “¡Para! ¡Ahora es tu momento!”. Así pues, me centré en mi respiración y en disfrutar. Cuando llegó a la zona genital, ¡me sorprendió que no me sorprendiese! Pensaba que lo iba a pasar mal, pero lo vi todo muy natural. Además, una sensación orgásmica me acompañó durante todo el proceso. Era una sensación totalmente nueva. Recordé que mi amiga me había contado que ella notaba cómo se le habían dormido las extremidades…Yo no llegué a ese extremo, pero me sentí como en una nube continua. Lo que saqué en claro de este masaje fueron varias cosas:

1. Había conseguido abandonarme a las sensaciones, cosa que en mi vida habitual me cuesta bastante.
2. Descubrí reacciones de mi cuerpo de las que hasta ese momento no había sido consciente. Y todo porque siempre andaba empeñada en controlar que no se me fuera de las manos.
3. Y lo que más me gustó fue la sensación de recibir sin más, de no pensar qué hacer para hacerlo bien, que hasta este momento no había sido consciente de que lo tenía tan presente. Ese día me di cuenta de que estaba bien lo que yo consideraba que estaba bien. Sin más.

Acabó el masaje pero no las sensaciones, ¡me tiré 3-4 días con una sensación de relajación muy gustosa! Desde entonces, cada dos  meses me regalo uno de estos masajes y he comenzado a darme automasajes que me sientan de maravilla.”

Download PDF
master violencia de género universidad de valencia
Etiquetas: , ,

Artículos relacionados

Últimas publicaciones

ayuda a Gaza
Download PDF

Título

Ir a Arriba