Hagamos justicia al sexo anal

Hagamos justicia al sexo anal

Que es doloroso, una guarrada, antinatural, cosa de homosexuales... Este mes, en Afinando el órgano, nuestra sexóloga Mónica Quesada Juan, desmonta los mitos que siguen rodeando al sexo anal y nos da claves para experimentar con esta práctica de forma placentera y sana

Ilustración de Señora Milton“¿Por qué sigue el sexo anal siendo un gran tabú?”

La sexualidad que nos ha tocado vivir es totalmente coitocéntrica. Es decir, la penetración pene-vagina es la práctica “normal” y, el resto de prácticas son complementos del pre o post coito. Y dentro de esos complementos hay algunos que son autorizados y otros, como el sexo anal, son “aberraciones” para algunos sectores de población porque no cumplen los requisitos reproductivos por los que se abogaban hace siglos bajo la tradición judeo-cristiana. Antes de continuar, me gustaría puntualizar que la palabra normal es una palabra MUY peligrosa, puesto que, como comentaba en otro  artículo, corre el peligro de que se le caiga la L y se convierta en un lastre.

Se dice que es antinatural, una guarrada, y que la única función del ano es expulsar. Y todo ello salpicado con mitos como que es una práctica sólo de homosexuales varones. Todo basado en el desconocimiento

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Cuando hablamos de sexo anal se incluyen todas las prácticas relativas al ano, es decir, contacto boca-ano, dildo-ano, dedo-ano, pene-ano, etc. Del sexo anal se escucha desde que es antinatural, pasando por que es una guarrada, y terminando en que la única función del ano es expulsar. Y todo ello salpicado con mitos como que es una práctica sólo de homosexuales varones y de personas desviadas y/o fetichistas. Ni que decir tiene que todas estas creencias están basadas en el desconocimiento.

La creencia de que el ano está diseñado únicamente para expulsar: ¿Alguien ha logrado hablar con algún fabricante de cuerpos que aclare este término? Y, de ser así, ¿dejarías de utilizar esa caja de zapatos que usas para guardar fotos porque fue fabricada sólo para guardar zapatos?

Por otra parte está, ya no la creencia, sino la obsesión en la que en el sexo masculino se unen el placer anal con la orientación del deseo, como si hubiese instalado un dispositivo en el conducto anal que determinase, en función del placer obtenido, quién te atrae. Por supuesto, esta creencia es totalmente falsa pero ha servido para capar la posibilidad, a muchos hombres, de disfrutar de su cuerpo en su totalidad, y más si sumamos que en esta zona los hombres poseen un plus de disfrute potencial que veremos más adelante.

En las parejas heterosexuales aumenta el número de parejas que están abiertas al disfrute anal siendo la chica la que, mediante un arnés y un dildo, estimula el ano de su pareja, rompiendo con los roles de género

En esta misma línea encontramos la creencia de que en las parejas de hombres es imprescindible la penetración anal para disfrutar. Volvemos a considerar introducir el pene como práctica única y exclusiva. Entre las prácticas de parejas de hombres es una de las posibilidades, pero no la única. El sexo, afortunadamente, es mucho más que el pene. Todo consiste en darse la libertad de creerlo. Y, ya que estamos enlazando tipos de pareja, en las parejas heterosexuales aumenta el número de parejas que están abiertas al disfrute anal siendo la chica la que, mediante un arnés y un dildo, estimula el ano de su pareja. Esta última práctica rompe con toda la estructura que teníamos armada sobre cómo tiene que ser las relaciones genitales, dando libertad a ambas partes de romper con los roles establecidos y elegir aquello que más disfruten sin limitaciones de género.

Y, para acabar de dar el repaso a los prejuicios existentes, nos encontramos con que el sexo anal no es natural. Creencia que no deja de sorprenderme cuando, si nos paramos a mirar a nuestro alrededor, veremos que lo natural es minoría.

Si nuestra sociedad valorara realmente lo “natural”, el sexo anal sería una práctica bastante más extendida, porque supondría que valoramos el disfrute, como es natural teniendo en cuenta que si eres un ser vivo buscarás tu satisfacción. Lo contrario sería, aparte de no natural, insano.

Si en nuestra sociedad se valorase lo natural ni nos plantearíamos el celibato y la monogamia impuestas socialmente; podrían ser una opción más desde la libertad personal, pero nunca desde la social.

Si en nuestra sociedad se valorase lo natural, no estaríamos esclavizados y esclavizadas a nuestros genitales como únicos vehículos de disfrute sino que se extendería a todo nuestro cuerpo.

Si en nuestra sociedad se valorase lo natural, en verano iríamos con muchas menos capas de ropa, puesto que lo que es antinatural es vestirse cuando hace calor.

Una idea muy extendida es que todo lo que se introduzca tiene que ser hasta el fondo. Craso error. Todo lo que introduzcas que sea hasta donde TÚ quieras y lo disfrutes. No tienes que tener metas de rendimiento, sino de disfrute

Lo natural, al fin y al cabo, es elegir libremente lo que queremos o no queremos hacer siempre desde la elección personal. Y para ello, una de las premisas básicas es informarte para elegir desde la libertad.

El ano es una parte de nuestro cuerpo con una gran sensibilidad, por tanto, susceptible de desencadenar placer o dolor. Para que la práctica sea lo más placentera posible hay que realizarla con calma y a tu ritmo. Y, lo que es más importante, querer practicarlo y tomar una serie de precauciones para poder disfrutar plenamente de la experiencia sin el temor del después.

Para la práctica del contacto boca-ano (o beso negro), es recomendable el uso de dams o bandas de látex que protejan de infecciones indeseadas. Estas bandas pueden ser también de fabricación casera: cortas un preservativo por la mitad o con el papel film de cocina y listo. Si lo que prefieres es introducir el dedo, un dildo, pene o lengua, lo ideal es un preservativo masculino o dediles. Y, por supuesto, mantener la higiene de todos estos elementos antes y después de la práctica.

Si lo que quieres es penetración anal, es imprescindible utilizar lubricante. Hay lubricantes específicos que son más espesos y, por tanto, se mantienen durante más tiempo. Hay algunos que facilitan la relajación de la musculatura para acelerar el proceso y otros que tienen cierto efecto anestésico. Estos últimos, personalmente, me parecen un contrasentido porque si te anestesias la zona, ¿para qué realizas la práctica? Una vez aplicado el lubricante vas introduciendo el elemento elegido a tu ritmo. Si en un momento dado te molesta (no tienes que llegar al dolor si no quieres) paras y lo mantienes ahí. Es recomendable que no lo saques, porque después te será más difícil introducirlo porque tenderás a tensar la zona.

Los hombres tienen un plus de placer, ya que mediante la estimulación de la próstata se pueden desencadenar orgasmos sin llegar a tocar el pene

Una idea muy extendida es que todo lo que se introduzca tiene que ser hasta el fondo. Craso error. Todo lo que introduzcas que sea hasta donde TÚ quieras y lo disfrutes. No tienes que tener metas de rendimiento, sino de disfrute. Hay gente que usa bolas anales e introduciéndose una disfruta mucho más que introduciéndose cinco. Busca tus propios límites y disfrútalos.

Como comentaba antes, en el caso del sexo masculino nos encontramos un plus de placer ya que mediante la estimulación de la próstata se pueden desencadenar orgasmos sin llegar a tocar el pene. Para ello se pueden utilizar los dedos o los aneros, unos juguetes estupendos que a su vez estimularán el perineo y podrás manejarlos sin tocarlos. Se introducen en el ano y, mediante las contracciones de tu suelo pélvico, masajearán la próstata. Con este tipo de juguete se rompe la creencia de que en el hombre es imprescindible estimular el pene para disfrutar u orgasmar.

Así pues, date el permiso de experimentar en ti y decidir si quieres explorar esta parte de tu cuerpo o no. Pero siempre desde ti.

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