Sonia Fides: elegancia y destreza poética

Sonia Fides: elegancia y destreza poética

Cuando cae en tus manos un libro de esta escritora, no es necesario mirar el nombre de la autora. La voz de Sonia Fides es tan fuerte y personal que resulta inconfundible. Y esto es algo muy, muy difícil de conseguir en poesía. Sus poemas rezuman cotidianidad y sofisticación, fragilidad y fuerza al mismo tiempo...

23/01/2011

Sonia Fides

¿Qué haces esta tarde?
Si no estás ocupada, podríamos salir en busca de epitafios
o de lápidas de mármol distintas de las otras.
Porque no creo que a mi muerte le siente bien
seguir las reglas generales de enterramiento.

Cuando cae en tus manos un libro de esta escritora, no es necesario mirar el nombre de la autora. La voz de Sonia Fides es tan fuerte y personal que resulta inconfundible. Y esto es algo muy, muy difícil de conseguir en poesía. Sus poemas rezuman cotidianidad y sofisticación, fragilidad y fuerza al mismo tiempo… Una extraña y elegante forma de combinar palabras y emociones, historias e imágenes con una clara reminiscencia de las poetas norteamericanas contemporáneas, por las que la autora siente admiración, como Sylvia Plath. “Pero qué haces? / No te eches la siesta ahora, / no ves que están buscando seductoras / para que caiga la muerte prisionera”. Estos versos cargados de imágenes siempre me han gustado mucho. Y con ellos os invito a leer los poemas que hoy hemos seleccionado. Tomad nota de esta autora, merece la pena y mucho.

Sonia Fides nace el 14 de agosto de 1969 en Madrid. En el verano de 2005 compone su primer libro de poemas “Mirar y ser mirada”, con el que obtendrá en 2006 el X Premio Nacional de Poesía Nicolás del Hierro. En 2007 escribe su segundo poemario “Electra se quita el luto”, finalista en el Premio Internacional Ciudad de Melilla y publicado por Ediciones Vitruvio en junio de 2008. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés y aparecen publicados en la revista literaria The refined savage. En 2009 termina su poemario “Paseando a Miss Hyde” y concluye su primer libro de relatos “Mollejas de pato y otros cuentos imperfectos”. Es editora del blog de poesía Mademoisellejoue.

LOS ORGASMOS NUNCA DEJAN MARCAS

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Demasiado a menudo somos nada.
La nada es una enfermedad escandalosa,
como lo es la escarlatina en un cuerpo de niño en la penumbra
cuando llega la siesta pero el calor no viene.

El cuerpo se desentiende de las sábanas.
Comienza a relatarlo la mirada quieta,
que estrella sobre el pentagrama las notas intangibles
de lo que vive contigo y no te habita.

¿Explotaría mi carne si fuera capaz de mostrar la silueta
de todo mi deseo?

Date prisa, me han dicho que caducan las caricias.
No hay realidad más bella
que la que corre por delante de las manos,
por delante de los dedos que persiguen
a una mujer que descarga su almíbar
sobre segundos calientes de la tarde.

Ahora todo tiene que ver con la temperatura exacta
de lo que no se exhibe.
Espero que los cristales colaboren,
que no se empañen y me sigan el juego.
Quiero devolverle a la tarde mis muslos blancos
para que lama su sombra mi secreto.

La habitación permanecerá intacta.
Los orgasmos nunca dejan marcas.

LA VELOCIDAD DE JOHNNY WEISSMÜLLER

Cuando era una niña pasaba las tardes del domingo
viendo la televisión,
detestando los dibujos animados
y perdidamente enamorada
de la imposible velocidad de Johnny Weissmüller.

Viéndole nadar intimé con el sabor de las mentiras,
pero no me importó,
su esfuerzo desviaba el calor del verano
y los gritos que siempre esperaba
pero nunca dejaban de pillarme desprevenida.

Y aunque hablo en pasado,
sigue intacta mi devoción por la imposible velocidad
a la que nadaba Johnny Weissmüller
pero ahora no dedico las tardes del domingo
a ver la televisión,
todos sabemos que cuando te haces mayor
las mentiras ya no quieren salvarte.

I

Unas manos con voz cantan mi destino,
me dicen que navegue, que nade,
que me haga víctima
si es necesario,
pero que nunca sea náufraga de ningún paraíso,
ni siquiera cuando su fina arena, siempre caliente,
haga noche entre mis dedos cansados de tráfico y asfalto.

II

¿Tú crees que habrá teléfono cuando no quede cuerpo?
Voy a cerrar y aún me quedan
algunas llamadas sin respuesta.

III

¿Qué dices, cómo se te ha ocurrido escribir el punto y final sobre el espejo?
¿Qué esperabas, poder decir adiós sencillamente?
Debiste recordar que sobre el azogue sólo quedan impresos
los signos de puntuación que le convienen a la vida
y tal vez si está bien limpio
consigas garabatear algunos puntos suspensivos.


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